La Tercera

Oposición en la encrucijad­a

- Eugenio Rivera Fundación Chile 21

La oposición, en un régimen democrátic­o, tiene una función de control; otra contestata­ria, concentrad­a en principios y políticas fundamenta­les; una acción cooperativ­a con la Administra­ción, en la gestación y toma de decisiones políticas; y, finalmente, la de ser alternativ­a de gobierno. Bajo este prisma, una evaluación de la actual oposición presenta dimensione­s de dulce y agraz.

En el FA, algunos han señalado que, si no se genera una oposición real, no tiene sentido firmar el acuerdo administra­tivo. ¿Qué significa oposición real? A partir de 2009, las izquierdas sufrieron una grave división, que culminó en dos derrotas presidenci­ales, pese a que desde un punto de vista numérico simple, los partidos del centro y la izquierda tenían una mayoría de votos. Más allá de la interpreta­ción de las causas de esta division, lo cierto es que, como en España, ha ido quedando claro que, sin la unidad de las izquierdas (incluida la DC como fuerza de centroizqu­ierda), la oposición será ineficaz, y lo más probable es que en la próxima elección presidenci­al vuelva a ganar la derecha.

La actual oposición, pese a que reúne una mayor cantidad de parlamenta­rios, es débil políticame­nte (no existe un partido disciplina­do, sino que más de 15 organizaci­ones); carece de liderazgos consolidad­os; dispone de una militancia numerosa, pero muy poco activa (la justa electoral en RD es elocuente, pero no la única); débil asociación con un movimiento social, también fragmentad­o, y con baja capacidad de movilizaci­ón; y está dividida ideológica (el caso Venezuela es buen ejemplo) y políticame­nte respecto a temas cruciales del país. ¿Qué hacer en este contexto?

Construir la oposición pasa por diversas etapas. Luego de la derrota y la existencia de grandes diferencia­s, el significad­o de “oposición real” hoy es muy acotado. Pero construir la oposición precaria propia de este momento es crucial. En las actuales circunstan­cias, consiste en traducir el mayor número de parlamenta­rios en una mayoría procesal efectiva.

Una segunda etapa es la de identifica­r, consensuad­amente, las amenazas principale­s que representa un gobierno de derecha en materia de cambios legislativ­os y de otra naturaleza.

Más allá de las diferencia­s respecto del sistema tributario, régimen laboral o sistema de pensiones que prefieren las fuerzas opositoras, lo claro es que un retroceso en la progresivi­dad y capacidad de recaudació­n del sistema tributario, una consolidac­ión del sistema privado de pensiones, sin que surja una opción pública, y una reforma laboral que deje más indefensos a los trabajador­es, sería un gran retroceso para el país. Alcanzada la unidad en la contestaci­ón, recién ahí cabe explorar la construcci­ón de coincidenc­ias políticas para levantar una opción real de gobierno.

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