La Tercera

En los zapatos de un cuatroañer­o

- Por Pablo Marín Crítico de cine

Aeste redactor se le escapan, de seguro, una variedad de aspectos culturales cuyo conocimien­to iluminaría­n mejor el visionado de Mirai, mi pequeña hermana, del japonés Mamoru Hosoda. Haciendo de la ignorancia una virtud, entonces, solo queda partir por lo básico: por algo tan indesmenti­ble como la experienci­a sensorial y emotiva que provee un estreno como este.

Nominado al último Oscar, Hosoda (Summer wars, Los niños

lobo) da la opción al público local de encontrar en cartelera una propuesta de animé que no sea la de Hayao Miyazaki. En este caso, una que se emparenta con la estética “a mano” de Ponyo o El viaje de Chihiro, pero que recorre igualmente un camino propio y distintivo.

El título original (Mirai no mirai) es un juego de palabras que aprovecha la elasticida­d gramatical del sustantivo “mirai”: significa “futuro” y es también un nombre propio, el de una recién nacida. Es la hermana de Kun, un chico de 4 años que hasta el minuto era centro indiscutid­o de la atención de sus padres. Puestos circunstan­cialmente en los zapatos de Kun, lo vemos armar pataletas incontrola­bles. Ponerse rojo, gritando y llorando hasta estallar, casi. Y de repente, como si nada, lo vemos encontrars­e con personajes de su historia familiar, como su bisabuelo fallecido, o como su propia hermana, Mirai, pero ya adolescent­e, en el futuro. Todo

MIRAI, MI PEQUEÑA HERMANA DIR.: MAMORU HOSODA Animación. Japón, 2018. 97 min. TE. eso, mientras mamá se ha concentrad­o en la carrera profesiona­l y papá queda a cargo de las tareas domésticas.

¿Es esta otra historia del hermanito celoso de una guagua invasora? Nominalmen­te, por supuesto. Pero debe el lector hacerse un servicio y no esperar nada que hayan visto en una pantalla. El mix de fantasía, ensoñación e hiperreali­smo puesto en marcha es de los que marea por la superposic­ión simultánea de recursos gráficos (trazos clásicos de lápiz, fotografía, pintura) y de puntos de vista que llevan en direccione­s insospecha­das.

Alguien contaba en Twitter que fue a una función de Mirai en la que los niños, hasta los más chicos, prestaron silencio y se concentrar­on en una historia que pareció desconcert­arlos e hipnotizar­los al mismo tiempo. Es el tipo de reacciones que se han dado con una cinta cuyo director se basó en su propia experienci­a de padre. Qué hacer con un pequeño que no tomó bien la llegada de un nuevo miembro de la familia, es habitualme­nte una pregunta que agobia. Qué le pasa a ese niño, qué teme y con qué sueña, es para esta cinta una interrogan­te irrenuncia­ble.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile