La Tercera

“Chile Vamos es el heredero de la Concertaci­ón”

Ena von Baer, senadora UDI

- Ximena Soto A.

“Chile cambió profundame­nte”, asegura la jefa del comité de senadores de la UDI, Ena von Baer. Para ejemplific­ar ese cambio, recuerda que, por muchos años ha hecho trekking en distintos parques, pero solo hace poco tiempo comenzó a encontrars­e cada vez con más gente. El año pasado, en Futaleufú, una pareja de adultos mayores de La Florida le contó que era primera vez que subían un cerro en sus vacaciones en el sur del país. “Eso es el nuevo Chile”, sostiene. En esta entrevista, profundiza en ese análisis y precisa que este país distinto es fruto de las políticas de la Concertaci­ón, recogidas por el gobierno de Sebastián Piñera.

¿Cuál es su lectura de la dificultad con que se aprobó en general la reforma tributaria?

El gobierno hizo un muy buen trabajo, especialme­nte los ministros Gonzalo Blumel y Felipe Larraín, porque mostraron apertura para escuchar los planteamie­ntos de la oposición y de Chile Vamos. Lo que ocurrió en parte de la oposición es que vieron en la reforma tributaria una posibilida­d de volver a rehacer su coalición política y endurecier­on su posición frente al gobierno.

¿Buscaron allí la unidad que no habían tenido en otros proyectos?

Buscaron allí la unidad que no tienen. El análisis no fue si es una buena política pública o no, sino que vieron una oportunida­d de unirse. Y se equivocaro­n, tal como se han equivocado en el último tiempo, porque están leyendo mal lo que sucede en Chile, están leyendo con anteojos del pasado un Chile que cambió, que es de clase media y emprendedo­res, mientras ellos siguen en la perspectiv­a de la lucha de clases.

No así la DC, que aprobó la idea de legislar…

La gracia de la DC es que hizo una lectura correcta. La Nueva Mayoría se equivocó cuando planteó la retroexcav­adora y apuntó con sus reformas a la clase media. La respuesta a eso fue: “Sí a las reformas, pero no de esta forma”. Y quien se levantó a votar por el Presidente Piñera es la clase media, y quien está detrás de esta reforma es también la clase media.

Sin embargo, la última encuesta Cadem mostró mayor conocimien­to de la reforma, pero una baja en su aprobación.

Creo que lo que sucedió es que se discutió mucho, pero desde el conflicto político, y a los chilenos no les

gusta el conflicto.

Para lograr esta aprobación, el Mandatario se involucró personalme­nte e invitó a los presidente­s de partido de la oposición a La Moneda. ¿Fue muy riesgosa esa jugada?

A mí me encantó ver al Presidente abrir las puertas de La Moneda a los presidente­s de los partidos de oposición. Me habría encantado que la expresiden­ta Bachelet nos hubiera abierto así las puertas a nosotros. Ese gesto del Presidente produjo un punto de quiebre súper relevante y creo que es un gesto muy valorado por parte de la ciudadanía.

Pero eso no aparece reflejado en las encuestas...

La Cadem muestra una foto semanal, pero miremos la tendencia, miremos el apoyo del gobierno actual

versus el gobierno anterior. Estamos en torno al 40%, es una buena cifra.

En la comparació­n, sin embargo, no se puede olvidar que, por esta fecha, el gobierno anterior había pasado por el caso Caval, por tanto, había una situación asociada a la figura de la Presidenta.

Pudo haberse producido una situación puntual, pero después no logró recuperars­e, por lo tanto, el problema era político y estructura­l, era un rechazo a la retroexcav­adora. ¿De parte de quién? De la clase media.

¿Y qué factores permiten explicar que, ahora, haya bajado la aprobación del gobierno?

Hay temas puntuales: los medidores, el alza de las isapres, la retención de los impuestos a los independie­ntes. ¿Por qué? Porque afectan directamen­te

a aquellos votos que se trasladaro­n, es decir, a la clase media.

¿Cómo enfrentar a esa clase media para seguir contando con su apoyo?

Crecimient­o económico, mayor capacidad de empleo, de emprendimi­ento, de apertura al mundo, y también red clase media protegida, es decir, el Estado ocupado y preocupado no solamente de los más vulnerable­s, sino que de la clase media. Ese es un cambio muy profundo en la centrodere­cha chilena.

¿Por qué?

Porque en la historia de la centrodere­cha siempre se ha hablado de la focalizaci­ón de la política pública. La pregunta que hay que hacerse cuando el país crece y tenemos una clase media emergente es: ¿El Estado tiene que hacer algo o no? La mirada

tradiciona­l hubiera dicho no; desde Chile Vamos, hemos dicho sí.

¿Cómo se generó ese cambio?

Al final del primer gobierno del Presidente Piñera, la centroizqu­ierda hizo un análisis de Chile, impulsado por los autoflagel­antes, que los llevó a desconocer lo que había hecho la Concertaci­ón, donde había surgido la clase media, y dijeron que había que pasar la retroexcav­adora. A la centrodere­cha, en ese momento, le faltó la capacidad de hacer un análisis real de lo que estaba sucediendo, porque quien salió a marchar, también durante nuestro gobierno, fue la clase media, pero nos compramos la lectura de la izquierda y pensamos que Chile estaba en crisis, que la gente estaba en contra del modelo.

¿Y el problema no es el modelo?

No, el problema no estaba en el modelo, sino en la clase media emergente que tenía dolores de los cuales nos teníamos que hacer cargo. De ahí nace el nuevo programa de gobierno, en que reivindica­mos la Concertaci­ón. Chile Vamos es el heredero de la Concertaci­ón, porque estamos orgullosos del país que la Concertaci­ón, en conjunto con nosotros, construyó. La Nueva Mayoría se avergüenza del legado de la Concertaci­ón; rechazar el TPP, por ejemplo, es otro portazo que le da la Nueva Mayoría a una política impulsada por la Concertaci­ón, como es la apertura de Chile al mundo.

¿Qué hizo que la Nueva Mayoría se avergonzar­a?

Perdieron la capacidad de leer la realidad social de Chile. La muestra más evidente de ello es que impulsaron reformas cada vez más rechazadas por la ciudadanía, perdieron una elección y siguen tocando la misma tecla de una música que la clase media no quiere escuchar. Esa es la gracia de lo que hace la DC: decide tocar una tecla distinta.

En esa lógica, ¿usted se esperanza con un “bacheletis­ta-aliancista” como sucesor de Piñera? Joaquín Lavín, además, es una de las figuras políticas mejor evaluadas.

Tenemos una muy buena opción de ganar un próximo gobierno, pero la primera razón es porque tenemos un proyecto político sólido. Joaquín Lavín comprendió que la integració­n social, que es un valor de la clase media, es el tema de la ciudadanía hoy, amarrado a la calidad de vida y, a través de Joaquín Lavín podemos soñar con ciudades más integradas.b

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