EVIDENCIA QUE FAVORECE FOCO EN LA INFANCIA
Estudios fundados demuestran que la pobreza infantil puede producir rezagos cognitivos en etapas muy tempranas, lo que justifica una acción preferente del Estado.
Kimberly Noble, neurocientífica de la Universidad de Columbia, estuvo en Chile invitada por el CEP y la UAI -también fue entrevistada por este medio-, explicando sus hallazgos sobre los efectos que tiene la pobreza sobre el desarrollo y la anatomía cerebral de los niños. Así, por ejemplo, indicó que si bien no se observan diferencias al momento del nacimiento, entre los 15 y los 21 meses de edad los niños de familias con mayor nivel educacional alcanzan un desarrollo cognitivo que los ubica en lo más alto de la distribución, mientras que los niños hijos de padres con menor nivel educacional caen en promedio a la parte más baja de ésta. Esto, a su vez, se traduce en diferencias relativas a habilidades lingüísticas, de razonamiento y de memoria, que tienen el potencial de influir sobre el desempeño futuro de los niños.
Si bien en nuestro país ya se encuentra bastante difundida la idea de que es necesario priorizar la educación temprana para frenar a tiempo el crecimiento
de las desigualdades, los resultados expuestos por la especialista estadounidense son aún más radicales, pues evidencian una consecuencia de la pobreza infantil que difícilmente puede ser revertida, si el país no coloca todos sus esfuerzos en ello. De alguna forma, estos hallazgos desafían a poner la urgencia que se requiere en todos los temas relativos a mejorar las condiciones de los niños que viven en situación de pobreza, pues ya no hay espacio para dudar sobre la importancia que tiene el llegar a tiempo.
En ese sentido, ya existen algunas iniciativas interesantes desde el sector privado y público, que buscan apoyar a la primera infancia desde la propia familia, sin cuya participación difícilmente es posible obtener resultados positivos. Un buen ejemplo es el programa Chile Crece Contigo, que a partir del primer control del embarazo, entrega acompañamiento mediante una serie de servicios y prestaciones que se extienden hasta que el niño tiene nueve años de edad. Adicionalmente, la Subsecretaría de la Niñez se encuentra implementando un programa piloto en 12 comunas del país, que tiene como objetivo detectar y mitigar posibles factores de riesgo que aquejan a los niños, a través de oficinas locales y un trabajo conjunto con las familias.
En ese sentido, el nuevo enfoque familiar que se le está impregnando a la política social resulta especialmente valioso, pues permite abordar una amplia variedad de problemáticas que padecen las familias más humildes y que son precisamente las que afectan el desarrollo de sus hijos, dificultades en el ejercicio del rol parental, preocupación en torno a problemas emocionales, conductuales u otros, y en general situaciones críticas como pérdidas significativas (muerte, enfermedad, crisis laboral o económica).
Es de esperar que así como lo está haciendo el gobierno, todos los sectores sigan esta línea de priorizar las inversiones en los más vulnerables, que son precisamente los niños, y permitan avanzar en la restitución de sus oportunidades de desarrollo futuro.