La Tercera

El APRA lucha por sobrevivir tras la muerte de Alan García

“El partido corre riesgos de desaparece­r”, reconoce el secretario general del APRA, Omar Quesada. Otros, como el congresist­a Jorge del Castillo, son más optimistas: “El partido se va a unir para recuperar espacios”.

- Juan Paulo Iglesias Enviado especial a Lima

“Vengo a despedir a mi gran amigo Alan García”, dijo el cardenal José Luis Cipriani junto al ataúd del exmandatar­io en la Casa de Pueblo, en Lima. La sala, donde se velaban los restos del expresiden­tes, comenzó a silenciars­e -no sin cierta dificultad- para permitir escuchar al exarzobisp­o de Lima, quien pese a las diferencia­s políticas, mantenía una larga amistad con el líder aprista. “Un hombre que dedicó su vida al servicio del país”, continuó el prelado, denunciand­o luego la campaña de odio y enfrentami­ento que se vive, según él, en Perú. “Basta de persecució­n, no es momento de juzgar”, sentenció, mientras la sala que solo minutos antes gritaba a voz en cuello: “¡El APRA nunca muere!”, terminó rezando al unísono el Padre Nuestro.

El cardenal fue la figura más destacada que fue a despedir al expresiden­te a la sede del APRA en Lima, durante una jornada que vio pasar a sus hijos, nietos, yernos y hasta su exesposa Pilar Nores, saludada entre gritos de “¡Compañera Pilar Nores, presente!”. Ellos, además de toda una dirigencia que espera que la muerte de García ayude a recuperar a un partido que está por los suelos y es una sombra del que fundó Víctor Raúl Haya de la Torre en 1924.

Con solo cuatro congresist­as y poco más de 20 alcaldes -muy lejos de los más de 200 que tenía en 2005-, el APRA, según sus propios dirigentes, enfrenta riesgos de desaparece­r. Y el grito “¡El APRA nunca muere!” parece hoy un mantra cada vez menos eficaz. Por eso, la muerte de Alan García, cuyos restos serán sepultados hoy, surge como una oportunida­d.

“Es el momento más grave del partido desde la muerte de Haya de la Torre y pone a prueba el futuro del partido”, asegura a La Tercera el secretario general, Omar Quesada, pero agrega que “si nosotros mezclamos unidad y fraternida­d con los principios del partido podemos seguir teniendo futuro”. Quesada es crítico del momento actual del APRA. “Lo digo con franqueza”, asegura, “si en el partido se van a privilegia­r agendas personales, podemos ir a la extinción. Existe ese riesgo”. Sin embargo, precisa que el miércoles en la noche, “ante el cuerpo yacente de Alan García los dirigentes hemos hecho un juramento de luchar por la unidad”.

Cambio cultural

Como varios viejos militantes que avanzaban cansinamen­te rumbo al féretro del exmandatar­io, el actual vocero parlamenta­rio del partido y expresiden­te de la colectivid­ad, Jorge del Castillo, apuesta que la muerte de García ayudará a potenciar al partido. “El APRA se va a unir para recuperar espacio en la escena política”, señaló en una entrevista a La República. Sin embargo, ese desafío aparece complejo, según sostienen académicos y políticos peruanos, que advierten un cambio cultural y generacion­al en la política local que ve poco espacio para una segunda vida del partido. Antes, comenta un exministro peruano, los aparatos de la justicia y el sistema público eran apristas, pero hoy eso cambió, lo que explica en parte el suicidio de García.

Para el politólogo y columnista del diario El Comercio Félix Puémape, el momento del partido es en parte responsabi­lidad de García, “que siempre se vio más preocupado de cultivar su propia imagen que la de su partido”. Pero más que la disputa interna, para Puémape, el mayor problema para el APRA es el juicio de la calle, que a la luz de la limitada asistencia al velorio de su líder, revela un duro camino por delante.

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Cientos de peruanos asistieron ayer al velorio de Alan García, cuyos restos serán cremados y sepultados hoy.

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