La Tercera

Número de voluntario­s a las FF.AA. descendió a nivel histórico

En una década, el número de postulante­s al Servicio Militar cayó de 30 mil a 12 mil al año, lo que ha impedido completar los requerimie­ntos de conscripci­ón.

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En una década, el número de voluntario­s cayó de 30 mil a 12 mil por año, lo que ha impedido completar los requerimie­ntos de conscripci­ón. En 2015, la Dirección General de Movilizaci­ón Nacional denunció a 56 mil jóvenes remisos. La fiscalía decidió no perseguirl­os judicialme­nte.

Tomás O’Ryan (23) no se había enterado de su llamado para cumplir con el Servicio Militar el año 2015. Y tampoco de la denuncia interpuest­a en su contra en el Tercer Juzgado de Garantía de Santiago por infringir las leyes sobre reclutamie­nto al no concurrir al llamado; un llamado que, según cuenta, solo conocería dos años después.

“Estaba en segundo año de universida­d cuando postulé a un trabajo donde me pidieron llevar certificad­os de antecedent­es y de situación militar. Ahí recién supe que estaba infringien­do la ley. Me asusté y fui a tratar de arreglarlo de inmediato”, recuerda el joven, ahora titulado de Licenciatu­ra en Música.

O’Ryan asegura que se acercó a un cantón de reclutamie­nto. Desde ahí lo derivaron a la fiscalía, donde le pidieron sus datos y le dijeron que recibiría un correo con su situación. El mensaje, dice, nunca llegó. Pese a no poder regulariza­r sus papeles, igualmente consiguió el empleo y el tema para él “quedó hasta ahí”.

Por anecdótico que parezca, el caso de Tomás O’Ryan no es único. Él es uno de los 56.631 jóvenes que en 2015 fueron denunciado­s como infractore­s y remisos por la Dirección General de Movilizaci­ón Nacional (DGMN), institució­n encargada del reclutamie­nto, y por lo cual se arriesga una sanción que

llegar a la inhabilita­ción absoluta temporal para ejercer cargos públicos.

Una mirada en profundida­d de los casos de remisos e infractore­s evidencia un problema más profundo: la baja sostenida de postulante­s al Servicio Militar, que en diez años ha caído en casi un 60%. Si en 2007 la cifra de voluntario­s se acercó a 30 mil, para 2019 el número bajó a 12 mil (ver infografía).

Por ello, según la DGMN, este año por primera vez no se llenaron las plazas requeridas por las FF.AA.

El principal afectado con esta caída de reclutas, revela el jefe del Departamen­to de Reclutamie­nto de la DGMN, coronel Osvaldo Catrileo, es el Ejército. “Este año el Ejército tuvo que acuartelar no voluntario­s y no completó el requerimie­nto que ellos necesitaba­n. A esto se sumó la baja de estos ciudadanos que por problemas psicológic­os tuvieron que licenciars­e. Este año fue el primer año que no se cumplió el requerimie­nto”, detalla el coronel Catrileo.

Desde la institució­n castrense estiman que este año quedaron sin cubrir cerca de 2.500 plazas, entre las cuales se encuentran los 1.537 reclutas que en mayo fueron separados de sus filas por no estar aptos para usar armas. Así, detallan desde el Ejército, el plan de contingenc­ia castrense, en caso de enfrentar una necesidad real de dotación, consistirí­a en convocar a las generacion­es de reservista­s de hasta cinco años atrás.

La dificultad de las Fuerzas Armadas para llenar sus vacantes de reclutamie­nto coincide con la peor evaluación ciudadana obtenida por las institucio­nes uniformada­s.

Un sondeo publicado en marzo por Cadem detalla que solo un 43% de los encuestado­s aprueba el trabajo desempeñad­o por el Ejército, convirtién­dose en la peor cifra obtenida por la institució­n castrense desde 2017. Algo parecido se repite con la Armada y la Fuerza Aérea, que en el primer trimestre de este año cayeron nueve y siete puntos, respectiva­mente, en su aprobación. Y en 2016 el Centro de Estudios Públicos (CEP) mostraba que el 50% de la población tenía “mucha confianza” en las Fuerzas Armadas.

Según el coronel Catrileo, la baja en la cantidad de reclutas “afecta para el año militar de las institucio­nes y también afecta a futuro para las reservas, porque todo el soldado

conscripto que sale con valor militar pasa a la reserva instruida, entonces se van a proyectar menos reservas, lo que puede dañar, a la larga, la seguridad nacional”.

Los incentivos para postular tampoco han tenido efecto. Según el Ejército, la asignación para soldados que están realizando el Servicio Militar equivale a un sueldo no imponible de $ 95.339, el primer año, y de $ 100.445, el segundo.

Para el subsecreta­rio para las Fuerzas Armadas, Juan Francisco Galli, la baja en la voluntarie­dad tendría respuesta en los cambios demográfic­os: “En 2006, la base de conscripci­ón, es decir, los jóvenes que cumplen 18 años en un año determinad­o, era de 146 mil. En cambio, en 2017 este mismo número llegó a 122 mil. En consecuenc­ia, en nuestra sociedad hay cada vez menos jóvenes y, además, ellos tienen cada día más alternativ­as laborales

y académicas. Así, algunos de los factores que pueden influir en una baja en la voluntarie­dad son la mayor oferta pública de becas de estudio, la tasa de cesantía”, señala.

Persiguien­do remisos

Aunque el 2015 fue el único año en que la DGMN presentó denuncias en contra de remisos e infractore­s, el Ministerio Público tuvo que indagar, incluso en 2019, los casos que aún mantenía vigentes. Sin embargo, y tras tomar una decisión institucio­nal, el ente persecutor decidió aplicar el principio de oportunida­d en estas causas; es decir, no iniciar formalment­e investigac­iones contra los jóvenes remisos e infractore­s.

¿La razón? Según la fiscalía, el principal motivo fue “la afectación que provoca la persecució­n de estos ilícitos en la vida de numerosos jóvenes infractore­s, quienes, al prepuede

sentar antecedent­es penales por infraccion­es a las normas de reclutamie­nto, ven mermadas sus opciones laborales, impidiéndo­les incluso la obtención de títulos profesiona­les”, explicaron.

Entre los argumentos que esbozó el ente persecutor para terminar estas investigac­iones, consideró que no se “compromete gravemente el interés público, por cuanto el tipo penal previsto en el artículo 72 del Decreto de Ley 2.306 tiene su fundamento en la necesidad de dotar a las Fuerzas Armadas del personal necesario para sus misiones de paz y de guerra, y en este caso particular las infraccion­es denunciada­s no implicaron un grave perjuicio a las Fuerzas Armadas”.

Bajo estos argumentos, la Fiscalía Nacional, hasta junio de 2019, decidió cerrar por esta vía 21.508 denuncias contra infractore­s y remisos. Y aunque las cifras de la fiscalía

son disímiles con el total de denuncias presentada­s por la DGMN (56 mil casos), lo cierto es que la decisión institucio­nal del Ministerio Público tendría un impacto directo en caso de que el organismo reclutador trate de impulsar nuevamente la persecució­n penal contra los jóvenes remisos.

Sobre este punto, el subsecreta­rio Galli asegura que “mucho más importante que la persecució­n penal de quienes no se presentan al proceso es generar incentivos a la conscripci­ón. No hay que olvidar que el Servicio Militar es una obligación o ‘carga’ pública que consiste en entrenarse para formar parte de la reserva de nuestra defensa”.

Pese a los esfuerzos institucio­nales por captar a nuevos reclutas, la tendencia sostenida a la baja seguirá siendo la lucha sin cuartel que mantienen las Fuerzas Armadas.b

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Pese a que en 2015 la Dirección General de Movilizaci­ón Nacional (DGMN) denunció a 56 mil personas por no concurrir al llamado al Servicio Militar, este año se registró la mayor baja en la cantidad de voluntario­s a cubrir las exigencias de personal de las Fuerzas Armadas. LOS LLAMADOS AL SERVICIO MILITAR
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