La Tercera

El triunfo de Alberto Fernández

- Carlos Ominami Economista

Era un triunfo previsible por mucho que se manipulara­n las encuestas y se buscara intoxicar a la opinión pública. Un gobierno que prometió “pobreza cero” y termina con un tercio de la población argentina bajo la línea de pobreza no podía ganar. El resultado de las PASO del 11 de agosto se inscribe en la tendencia dominante en América Latina durante la última década: pierden los gobiernos, ganan las oposicione­s. Así ocurrió por ejemplo en Brasil, Colombia, México y Chile, en este caso con gobiernos de centroizqu­ierda y también de derecha. Más que por su condición ideológica de derecha, éstas ganan porque eran oposición.

A estas alturas, en Argentina se disipó la incertidum­bre electoral: Macri no se reelegirá. Hay por el contrario dudas sobre cómo terminará su periodo el 10 de diciembre. La inestabili­dad se mantendrá mientras un nuevo gobierno no ponga en práctica un plan de salida. Derrotado, Macri no puede hacerlo pero Fernández tampoco mientras siga siendo solo un candidato.

La derrota de Macri es un claro desmentido a la tesis tan en boga de que se había abierto un nuevo ciclo de gobiernos de derecha que dejarían atrás y para siempre a los gobiernos de corte progresist­a condenados todos como populistas. El resultado de las PASO muestra que se trataba de una tesis presuntuos­a, con mucha soberbia intelectua­l pero poco fundamento.

Hay que cuidarse sin embargo de una sobreinter­pretación de estos resultados. La presidenci­a de Alberto Fernández será muy difícil. Argentina, tiene los recursos para salir de esta crisis. Necesita, sin embargo, un respiro para recuperar una mínima solvencia que le permita honrar sus compromiso­s y aliviar al mismo tiempo la situación de los sectores más afectados por la crisis. No hay que esperar milagros. La recuperaci­ón tardará en dar frutos y el gobierno deberá luchar en contra de las impacienci­as. Es importante que pueda ir de menos a más. No defraudar la confianza de la mayoría de argentinos y argentinas que apoyó esta opción y al mismo tiempo recuperar la confianza en Argentina de la comunidad internacio­nal es una tarea titánica. El camino para lograrla pasa por un desfilader­o estrecho.

El liderazgo de Alberto Fernández será decisivo. El enorme apoyo obtenido le da la fuerza necesaria para ejercer plenamente su autoridad. Las dudas sobre su autonomía se han ido despejando. Cristina Fernández no habría alcanzado nunca ese nivel de apoyo. Alberto perforó y muy profundame­nte el techo electoral de Cristina. Sin él la tercera opción, “Ni Macri ni Cristina”, habría tenido un respaldo muy superior al que obtuvo cambiando radicalmen­te el panorama electoral. Alberto emergió con un respaldo propio que le confiere gran autoridad y liderazgo. El progresism­o tiene en Argentina la posibilida­d de recobrar credibilid­ad. Para ello debe ser capaz de enmendar muchos errores.

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