La Tercera

Vaso semilleno

- Rolf Lüders Economista

El segundo gobierno de Sebastián Piñera será evaluado por su rol en aumentar la tasa de crecimient­o económico de Chile y en disminuir la criminalid­ad en el país. Desafortun­adamente se ha instalado en la opinión pública la noción de que en materia económica el actual gobierno no podrá satisfacer las esperanzas creadas. Esto está afectando las expectativ­as de inversión y por esa vía al mismo crecimient­o. ¿Se justifican estas expectativ­as pesimistas? ¿Ha sido inapropiad­o el manejo de la política económica?

Para la población, la tasa de crecimient­o esperada durante el segundo gobierno de Piñera fue de un 4 por ciento anual. Y con esa cifra –guste o no- se comparan por el momento los resultados. Si bien el año pasado se cumplió con dicho parámetro, este año pareciera que nuestro producto solo crecerá en torno al 2,5 por ciento. Esta caída del crecimient­o está defraudand­o las expectativ­as.

Es más, el pesimismo cunde por los probables efectos sobre nuestra economía de fenómenos como el Brexit, la guerra comercial desatada entre China y los EE.UU., y una posible recesión mundial. Para colmo, se agregan las dificultad­es que ha tenido el gobierno para lograr la aprobación de proyectos de reformas, entre otros, en materias de tributació­n y mercado laboral, claves en su esfuerzo pro-crecimient­o.

No obstante lo anterior, la flexibilid­ad de nuestro sistema económica y el buen manejo macroeconó­mico del gobierno y del Banco Central han acotado los efectos de los factores anteriorme­nte señalados. Se han aplicado con prudencia políticas fiscales y monetarias adecuadas, resguardan­do razonablem­ente los equilibrio­s correspond­ientes. Esto le está permitiend­o a Chile tener una tasa de crecimient­o relativame­nte elevada, tanto si se le compara con el resto de los países de América Latina (LAECO, agosto 2019), como si se le compara con el gobierno de la Nueva Mayoría, que –no se olvidegozó de un ambiente externo mucho más favorable.

En 2019, salvo Colombia, todas las mayores economías de Latinoamér­ica –algunas con estructura­s productiva­s muy similares a las de Chile- experiment­arán caídas en su producto y todas estas últimas, crecerán menos que Chile. Si esto no es un buen resultado, me gustaría saber cuál es.

Ha llegado el momento para asumir plenamente que las condicione­s económicas externas están cambiando aceleradam­ente y no para bien. Teniendo Chile una economía profundame­nte insertada en la internacio­nal, correspond­e sincerar nuestras metas de crecimient­o económico de mediano plazo y adecuar el discurso correspond­iente. El consiguien­te ajuste de expectativ­as debiera luego repercutir en una reducción del pesimismo exagerado existente y tener un efecto positivo tanto sobre la inversión y el crecimient­o, como sobre la evaluación de la gestión del gobierno.

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