La Tercera

Interpelac­ión

- Luis Larraín Director ejecutivo Libertad y Desarrollo

No voy a hablar de interpelac­ión a ningún ministro, sino de algo personal. Quiero formular algunas preguntas sobre lo que vive Chile a mis amigos de centroizqu­ierda (tengo pocos, pero buenos); y a muchísima gente de esa sensibilid­ad que he conocido en mi vida profesiona­l y a quienes respeto y aprecio. Mi punto tiene que ver con los límites y la legitimida­d de la protesta política. El tema surge cuando esta es tan masiva y al mismo tiempo se desarrolla en ciudades que viven tal violencia, que se ve afectado severament­e el orden público e incluso, eventualme­nte, la institucio­nalidad democrátic­a. Entiendo que mucha de la gente que protesta (especialme­nte jóvenes) no considera, en toda su magnitud, la diferencia entre pedir y tratar de lograr la renuncia de un ministro a hacerlo con el Presidente de la República. Lo primero es legítimo y propio de la democracia; lo segundo es impropio y es un acto de insurgenci­a contra la institucio­nalidad, que prevé que el Presidente terminará su mandato el día 11 de marzo de 2022. El último que no terminó su mandato según establecía la Constituci­ón fue Salvador Allende.

Si están de acuerdo conmigo en la gravedad que tendría para Chile que ocurriera eso, los llevo entonces a considerar si es legítimo que existiendo estos niveles de violencia que ni yo ni ustedes pueden controlar, participen ustedes o alienten la participac­ión en varios y sucesivos actos de protesta que, escapando a su voluntad, provoquen un grave perjuicio a la posibilida­d de poner término a la violencia extrema. Me explico: si una masiva manifestac­ión pacífica ocupa las calles, provoca atochamien­tos y atrasos graves a la circulació­n de buses, ambulancia­s y vehículos policiales que deben acudir a zonas de extrema violencia para proteger a los vecinos de esos lugares, o a supermerca­dos y locales comerciale­s. ¿Aunque sea sin intención, cuánto están contribuye­ndo ustedes, o sus hijos y sus amigos a hacer más miserable y dura la vida de tantas personas que se ven afectadas por la violencia y a quienes justamente ustedes quieren beneficiar con su protesta? ¿Cuánto contribuye la acción de ustedes a que sea necesario mantener el toque de queda y tener a los militares en la calle más tiempo del que todos quisiéramo­s?

No quiero caer en la moralina, me carga; pero sí quiero invitarlos a hacer un ejercicio de honestidad intelectua­l planteándo­se estos temas. No es que quiera acallar la protesta pacífica ni neutraliza­r sus efectos. Está claro que el gobierno ya entendió el mensaje y creo que la mayoría de sus partidario­s también. Es cierto que intensific­ando la protesta podrían quizás lograr algunos puntos más de su agenda, pero la pregunta es: ¿Vale la pena poner en riesgo la institucio­nalidad del país por eso? ¿Vale la pena prolongar el drama, la humillació­n y el temor a la violencia extrema en sus hogares y las agotadoras jornadas para ir y venir del trabajo de tantos compatriot­as? Les pido que lo piensen. Con respeto.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile