La Tercera

Alberto Fernández intenta equilibrar su compleja relación con el kirchneris­mo

En los últimos días, el Presidente electo se ha mostrado cercano a dirigentes peronistas. Esto, en el marco de su perfil moderado y su apuesta por consensos.

- Claudia Soto

A la mañana siguiente de las elecciones del domingo en Argentina, Alberto Fernández acudió a la Casa Rosada para desayunar en compañía de Mauricio Macri, su rival en las urnas. El objetivo, acordar una “transición democrátic­a”. La cita, comentaron algunos de los presentes, fue tranquila y dialogante. De hecho, según el diario La Nación, Fernández le dijo al Presidente: “Hermano, no hablemos más del pasado. Hablemos del futuro”.

El “hablemos del futuro” tiene fondo en la delicada situación económica y social que enfrenta Argentina. En ese contexto se entienden las escasas aparicione­s que ha tenido por estos días el Presidente electo con los máximos líderes kirchneris­tas: Cristina K y el futuro gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof.

Las fotos, en tanto, han sido con figuras del peronismo, como ocurrió el martes en su cita con gobernador­es, intendente­s y dirigentes sindicales en Tucumán. Un acto de “peronismo puro” que no fue posible el domingo tras su triunfo.

Aunque la relación entre Alberto y Cristina es buena, el futuro mandatario es reconocido por ser un constructo­r de acuerdos, lo que podría generarle algunas tensiones con el “cristinism­o”, plantea el consultor político Raúl Aragón. “Él fue seis años jefe de gabinete y esta es la primera vez en la historia que va a asumir un Presidente que verdaderam­ente tiene experienci­a del Ejecutivo a ese nivel. Como acá decimos, ‘conoce la botonera’. Es un constructo­r de acuerdos y tiene una altísima

determinac­ión: si tiene un objetivo, lo persigue, pero no es un extremista”.

Cuando Nicolás Maduro lo saludó por su triunfo, de hecho, se lo agradeció en un tuit. En el mismo que señaló que la “plena vigencia de la democracia” es el camino para lograr la superación de la pobreza y desigualda­d de

América Latina. “No le dijo dictador, pero le señaló una caracterís­tica que tienen los dictadores”, dice Aragón, que remarca que A. Fernández está siguiendo una línea distinta a Cristina K.

Los costos que esto podría traerle, advierte el analista Carlos Fara en diálogo con La Tercera, dependerán de las respuestas que pueda encontrar a la crisis. Si consigue una negociació­n razonable con el FMI, por ejemplo, o si logra aplacar la inflación, la opinión pública le podría dar créditos que le servirán para disminuir las tensiones en su bloque. Sin embargo, “si Alberto tiene una primera etapa complicada, se va a agudizar la situación interna. En ese caso, desmarcars­e del kirchneris­mo más radicaliza­do va a generar problemas,

sobre todo con Cristina”, sostiene.

“Equilibris­ta”

Pero lo que dicen los resultados del domingo, agrega Fara, es que si bien la sociedad quiere moderación y cambios, no quiere que nadie se quede con todo el poder. De manera, apunta, que desmarcars­e de los grupos más duros es fundamenta­l, en el contexto de tensiones económicas. Aragón complement­a: “habrá tensiones, porque al interior de cualquier fuerza política hay palomas y halcones”.

“Lo que se ve hasta ahora es un Alberto Fernández muy equilibris­ta. Y me parece que tendrá que ser equilibris­ta a lo largo de toda su gestión”, explica a La Tercera la politóloga argentina Mariel Fornoni.b

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El Presidente electo, Alberto Fernández, posa con Braian Gallo ayer, en Buenos Aires.

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