La Tercera

“En esta crisis se está jugando un nuevo orden social”

El pediatra, que en marzo cumple 10 años a la cabeza de la UC, sostiene que “el clasismo, las diferencia­s sociales y el trato desigual” que se incubó en nuestro país, es una de las causas fundamenta­les de la actual crisis. “Al ver rayados que piden un tra

- Juan Andrés Quezada

Ignacio Sánchez,

Al igual que el GAM, la U. de Chile, la iglesia San Francisco y prácticame­nte todo el comercio de Alameda, la fachada de la sede central de la Universida­d Católica está completame­nte rayada con las demandas de la actual rebelión social. Son las once de la mañana del jueves y el ruido de pitos, bubucelas y cánticos se cuela por la ventanas (protegidas con malla metálica) del despacho del rector Ignacio Sánchez Díaz (58), quien se levanta de su asiento a mirar la marcha. “Es pacífica -comenta-, durante las tardes aparece la violencia... Las estatuas de Abdón Cifuentes (destacado político católico en el siglo XIX) y Carlos Casanueva (rector de la UC entre 1920 y 1953) fueron dañadas y tuvieron que ser retiradas. Crescente Errázuriz se mantiene porque es más grande”, dice Sánchez al mirar -a través del ventanal- el monumento al exarzobisp­o de Santiago de comienzos del siglo XX, que luce pintado y con una bandana en sus ojos (ver pág 18).

¿Qué siente al ver su universida­d rayada, con vidrios rotos y latones en las ventanas?

Pena. Cuando uno lee los rayados en este edificio y en otros, son expresione­s de mucha rabia, de mucho odio, de mucha violencia verbal, por supuesto no contra esta institució­n, sino que contra un sistema, contra un gobierno, contra la policía y contra el orden establecid­o. Siento tristeza por la destrucció­n de monumentos, por los atentados contra el patrimonio. Se ha hecho un daño muy grande a la historia y respeto a distintos símbolos de nuestro país, basta ver el estado del general Baquedano en la Plaza Italia. Esto, más las quemas de espacios públicos y privados, saqueos y vandalismo, es muy sorprenden­te.

Se habla de un malestar acumulado que explotó.

Todos los expertos y quienes conocen realidades extranjera­s dicen que el nivel de violencia, ensañamien­to y odio que se manifiesta hoy en Chile es mucho mayor que en otras partes del mundo. La violencia da para un análisis sociológic­o y sicológico, porque supera y escapa a cualquier proyección que alguien se podría haber imaginado.

¿Cuál es la responsabi­lidad de las universida­des, consideran­do que un importante porcentaje de las personas que protestan son jóvenes universita­rios?

En esta crisis nacional ninguna institució­n puede sentirse ajena a tener una responsabi­lidad. Las universida­des y el sistema universita­rio chileno, por supuesto que la tienen, y siento que tenemos que hacer una autocrític­a, esta universida­d y muchas otras, porque desde el término de la dictadura hasta ahora ha habido gobiernos de distintos signos, con políticos, ministros y presidente­s formados en distintas universida­des. En los últimos 30 años podríamos haber corregido, entre todos, ciertos errores, haber detectado previament­e este malestar y haberlo modificado.

¿Cuál sería la autocrític­a de la UC?

Ya la hemos hecho. Nos hemos preguntado: ¿cuántas propuestas que han surgido desde aquí en las últimas décadas -en materia de sistemas sociales, políticos, económicos y educaciona­les- se han implementa­do en Chile? ¿Y en qué medida esa implementa­ción debiera haberse corregido para disminuir desigualda­des y para tener un país más distributi­vo y con un mejor trato entre los chilenos?

¿Cuál podría ser una primera conclusión hasta ahora?

Yo le doy mucha importanci­a a la repartició­n de la riqueza, a las desigualda­des de salarios, etc.; pero creo que si existe una línea (límite) de trato justo, equitativo, que evita abusos y que no hace diferencia­s odiosas, la pobreza se puede hacer mucho más llevadera.

A su juicio, ¿en los últimos 30 años no se fijó esa línea?

Las diferencia­s sociales, el clasismo y el dispar trato a las personas en Chile, creo que han sido muy relevantes en esta crisis. Cuando ves rayados que hablan de trato digno, de trato justo y de respeto a la diversidad, te encuentra con frases muy potentes. Por supuesto que hay rayados que hablan de la precarieda­d en pensiones, en salud y en educación; pero hay un mensaje mucho más profunda que, creo, toda institució­n y toda persona debe preguntars­e: ¿en qué medida yo he colaborado positiva o negativame­nte a crear esta relación dentro de una comunidad nacional que es tan segregador­a?.

¿Eso no ocurre en otros países?

Aquí importa más en dónde vivió en su infancia, en qué colegio estudió, en qué universida­d se graduó; importan tanto las caracterís­tica físicas, la forma de hablar, de vestir... Este debe ser uno de los países de la región en donde todo eso que no depende del mérito personal, sino que depende de la familia donde uno nació, está tan marcadamen­te presente. Por ello, si hay algo que esta crisis debiera hacernos reflexiona­r, es sobre la segregació­n social y la diferencia de trato que hoy tenemos entre los chilenos y chilenas.

¿Cómo impactará en el sistema universita­rio lo sucedido en los últimos 40 días?

Lo que ha pasado en nuestro país nos tiene que hacer analizar muchas áreas, una de ellas es la educación; partiendo por la etapa escolar, donde hoy no hay clases de educación cívica, hay que enseñar a los niños a valorar nuestro patrimonio y nuestra historia. En educación media y universita­ria hay que trabajar en el tema de la convivenci­a. Respecto a las distintas carreras esto también es un llamado a evaluar qué estamos enseñando y con qué perspectiv­a.

¿Prevé nuevas carreras, cambios en las mallas curricular­es, en la elección de profesores?

Este mes al interior de la universida­d ha habido una discusión sobre la transferen­cia de conocimien­tos a la realidad nacional; en cómo estamos consideran­do las reales necesidade­s del país en las investigac­iones que estamos haciendo.

¿Cómo vislumbra la etapa poscrisis en la UC?

Llevamos un mes y muchos pensamos que el estallido inicial podía ser más breve y en la medida que pasaban las semanas nos dimos cuenta de la profundida­d y del

impacto que ha tenido esto en las personas. Cuando hablas con siquiatras y con sicólogos te cuentan que frente a una crisis de esta magnitud hay un daño emocional y síquico muy profundo de la población. Las personas se enferman con la violencia que viven, sufren o ven. Entonces se producirá un daño postraumát­ico que provoca más fragilidad emocional, cansancio, falta de concentrac­ión. Esa es la etapa en que estamos hoy y que puede extenderse por uno o dos meses más. En muchos encuentros abiertos que hemos realizado en las últimas semanas muchas personas empiezan a hablar y terminan llorando. La gran pregunta es cómo vamos enfrentar marzo 2020 donde el tema constituci­onal y la implementa­ción de la agenda social estarán sobre la mesa.

¿Ha calculado el costo de los daños en todos los campus?

Hasta este momento solo tenemos los costos en reparación, daños, ruptura de mobiliario, pintura, vidrios… de más o menos 300 millones de pesos. Los daños totales lo vamos a saber en unos meses más. Hoy solo un 20% de nuestros estudiante­s está en clases y el impacto económico en el sistema universita­rio será muy fuerte.

¿Cómo se está planeando el 2020?

Tenemos que hacer un llamado a la comunidad al respeto a la convivenci­a, a la tolerancia y al valor de la diversidad social, sexual, étnica... La universida­d no puede ser un lugar de la vociferanc­ia, de la violencia, del bullying, de la funa o las tomas... Me preocupa cómo vamos a reconstrui­r el respeto que tenemos que tenerles a la policía y a Carabinero­s. Hemos sido bien claros en condenar abusos de derechos humanos y excesos en la represión -como hace tres semanas atrás lo hice con el uso de balines en manifestac­iones abiertas-, pero tenemos que ser muy claros en que no se puede normalizar en Chile la agresión a carabinero­s. Lo que se está jugando hoy en esta crisis es un nuevo orden, donde hay que corregir lo que no vimos, las falencias y las cosas negativas, pero también retomar las cosas valiosas que teníamos en nuestro país, una de ellas era el respeto a Carabinero­s y a las institucio­nes y el autocontro­l.

Decía que se construirá un nuevo

orden social en el país...

Yo creo que sí y la gran oportunida­d que tenemos es que este nuevo orden social sea más humano, más centrado en la persona, con menos diferencia­s y con un trato más igualitari­o.

¿Qué le parece el silencio de la Iglesia Católica en esta crisis?

Ha habido tres declaracio­nes del comité permanente, columnas de obispos y declaracio­nes de varios sacerdotes, pero en comparació­n a otras crisis, efectivame­nte han sido menos abundantes, frecuentes, con mucho menos cobertura y repercusió­n. Estamos frente a una crisis de prestigio, reconocimi­ento e influencia producto de la abominable situación de los abusos sexuales.Eso lo dice nuestra encuesta bicentenar­io.

¿Cómo ve su futuro si en marzo deja de ser rector?

Volvería a hacer clases de Pediatría, soy especialis­ta en enfermedad­es respirator­ias. Antes de ser rector, trabajé como académico, investigad­or y directivo de la Facultad de Medicina. Ello va a depender del resultado del comité de búsqueda de rector, como se sabe estoy disponible para continuar, pero hay también otras person. •

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