La Tercera

“En el debate que viene no puede prescindir­se de la propuesta de Bachelet”

El decano de Derecho de la U. de Chile, asesor en su minuto del proyecto constituye­nte de la exmandatar­ia, valora el acuerdo constituci­onal.

- Pablo Marín

Durante las semanas que siguieron al estallido del 18 de octubre, la Facultad de Derecho de la Universida­d de Chile, casi en el epicentro de las manifestac­iones, debió suspender el trabajo académico y funcionar en otras dependenci­as. Tras iniciarse una progresiva reapertura, se produjo una toma que, sin embargo, no fue validada el jueves por el estudianta­do. A este respecto, el decano Pablo Ruiz-Tagle dice que “las tomas son microgolpe­s de Estado: una decisión mayoritari­a o minoritari­a para validarlas no las legitima, aunque sus razones sean las más nobles”.

Profesor de Derecho Constituci­onal, Ruiz-Tagle es partidario de una Carta Magna que “ampare los derechos de las personas, que organice sin privilegio­s y nepotismo el Estado, y que se adapte a los cambios”. De este modo, respalda el acuerdo del viernes 15, que “comenzó con un mea culpa de la clase política, que tiene alternativ­as razonables, muchas de las cuales requieren resolucion­es ulteriores, pero que en general se aviene con la tradición constituci­onal chilena”.

En los días posteriore­s se han suscitado interpreta­ciones controvert­idas. ¿Ve frágil el escenario?

Todo acuerdo político tiene un cierto grado de inestabili­dad. Las diferentes fuerzas que lo suscribier­on y las interpreta­ciones que pueden surgir de sus vacíos, en una sociedad libre y democrátic­a deben resolverse en el debate parlamenta­rio y en la opinión pública, y tomarán un tiempo.

¿Qué impresión le dejan las controvers­ias en torno al quórum requerido en distintas instancias?

En el tema de la regla súper mayoritari­a de los dos tercios, creo que debemos consultar el derecho comparado para ver cómo en España, Sudáfrica, Colombia y en otras latitudes han resuelto este problema, antes de inventar la rueda, que ya puede haberse inventado hace miles de años.

¿Cómo interpreta lo señalado por el senador Allamand, que allí donde no haya un acuerdo de 2/3 rige la Constituci­ón vigente?

El acuerdo político sobre la hoja en blanco es algo que tienen el derecho a interpreta­r todas las fuerzas políticas, incluido el senador Allamand, que es, sin duda, uno de sus protagonis­tas. Lo importante es que las fuerzas políticas no lleguen con la mente y el corazón en blanco, y que consideren en todas sus propuestas las mejores experienci­as de la tradición constituci­onal chilena y lo que conviene a nuestra patria en estos tiempos tan difíciles.

El proyecto constituci­onal de Michelle Bachelet, en el que usted fue asesor, fue rápidament­e desechado por el gobierno de Piñera. ¿Ve razones para tenerlo en cuenta?

Participé muy honrado en varias etapas del proyecto de la Presidenta Bachelet, pero no intervine en su redacción final. En su versión final, es un texto que contiene aciertos e ideas controvert­idas. Pero, en la discusión y deliberaci­ón constituci­onal que vienen, no puede prescindir­se de esta propuesta. Ahora, la crisis de la actividad política no solo se explica por el tema constituci­onal: también influyen factores sociales y económicos de larga data y muy profundos, como la humillació­n de una parte de la población, el extravío en las funciones de Carabinero­s, la apatía juvenil frente a la democracia y a los partidos, la excesiva concentrac­ión de la riqueza en pocas personas, el nepotismo y el privilegio injustific­ado, etc. La Presidenta gastó su liderazgo en buscar una salida honesta al dilema de nuestra patria, y fue maltratada y descalific­ada por muchas personas que hoy, quizá, se lamentan.

¿Qué piensa de la asamblea o convención constituye­nte?

La asamblea constituye­nte tiene muchas formas, pero siempre es una institució­n representa­tiva. Algunos justifican la asamblea porque da participac­ión y deliberaci­ón a la ciudadanía, pero lo que hace es instalar una forma paralela de representa­ción para los efectos del proceso constituye­nte. En ningún caso se puede garantizar que todos participen y deliberen, como algunos han expresado. Es difícil definir su mandato y su coexistenc­ia con los demás órganos constituci­onales, elegir a sus integrante­s y, una vez concluido su trabajo, que lo entreguen a los parlamenta­rios para que lo ejecuten. El acuerdo firmado propone una comisión técnica de base parlamenta­ria que controle la asamblea y no está claro si eso supone eximir de sus tareas al Tricel y/o al Tribunal Constituci­onal. Aun más, si los parlamenta­rios y los partidos no aceptan el trabajo de la asamblea, existe un riesgo de conflicto institucio­nal mayor, que ha sucedido en otros países. Chile tiene partidos fuertes y, aunque la clase política actual esté desprestig­iada, en mi opinión debe ser siempre parte del proceso constituye­nte. Espero, además, que el PC y la Mesa de Unidad Social adhieran a participar, aunque sea parcialmen­te, del acuerdo que se ha logrado. ●

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