La Tercera

CONDONACIÓ­N DEL CAE

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SEÑOR DIRECTOR

Entre el conjunto de demandas que procuran aliviar la carga financiera de muchas personas surgió la idea de condonar la deuda del CAE. Una condonació­n efectivame­nte aliviaría dicha carga, pero podría no solo consumir gran parte o todos los recursos de una reforma tributaria recaudador­a, sino perjudicar relativame­nte a buenos pagadores y compromete­r el desarrollo futuro del crédito como mecanismo de financiami­ento; ¿quién estaría dispuesto a pagar, si las probabilid­ades que no te cobren son altas?

Ya hace más de un año que, sin el apuro, sin la urgencia ni la precipitac­ión que nos lleva un momento tan crítico que procura inútilment­e hasta ahora ganar paz social, el Parlamento discute el proyecto de nuevo crédito para la educación superior. El mismo contempla no una condonació­n, sino la posibilida­d que quienes estén aquejados de deudas adscriban al régimen establecid­o desde 2012, y que no asfixia a las familias como sí lo hacía el que operaba previament­e. En efecto, una idea matriz de ese proyecto permitiría tomar la deuda y cobrar de ella una cuota que, como máximo, llegue al 10% del ingreso del deudor, tal como ocurre desde 2012. Ello aliviaría la situación de los deudores, sin perjudicar o compromete­r las partes clave de la agenda social.

Entendiend­o el problema que se pretende resolver, resulta fundamenta­l que los legislador­es revisen el conjunto de proyectos que, como el del nuevo crédito, han dormido entre discusione­s a veces bizantinas y que permitiría­n resolver muchas de las principale­s demandas sociales que, de hacerse bajo la amenaza de la violencia, no harán otra cosa que inviabiliz­ar su permanenci­a.

Ricardo Paredes

Duoc UC

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