Una herramienta para fortalecer el Sistema Nacional de Inocuidad y Calidad Alimentaria (SNICA)
Con el objetivo de transitar de un sistema de control de alimentos preventivo, integrado y que involucre a todos los actores públicos y privados, es que se ha constituido y fortalecido un Sistema Nacional de Inocuidad y Calidad Alimentaria. Conozca de qué se trata.
En la actualidad, el sector alimentario se caracteriza por una creciente complejidad producto de múltiples tendencias. Una de ellas es la preocupación de los consumidores por su salud y bienestar, lo que coloca a la inocuidad y calidad alimentaria como un enorme desafío para el sector.
Ante esta complejidad, la respuesta del Estado de Chile ha sido el constituir y fortalecer un Sistema Nacional de Inocuidad y Calidad Alimentaria (SNICA) que tenga impacto en los consumidores, la industria alimentaria y la institucionalidad del sector. Para este último punto, que permita transitar de su sistema de control de alimentos de carácter reactivo a uno preventivo; de uno multisectorial a uno integrado, que involucre a todos los actores públicos y privados con injerencia en el tema; y que posea una institucionalidad, la Agencia Chilena para la Calidad e Inocuidad Alimentaria (ACHIPIA), para su coordinación y mejora de su desempeño.
Esta tarea de coordinación del SNICA debiera realizarse a partir de soluciones basadas en evidencia científica que aporten a la toma de decisiones de los distintos actores del sistema. La metodología para llevar a cabo esta función es la evaluación de riesgos alimentarios.
En este contexto, la ACHIPIA ha venido desarrollando una serie de herramientas orientadas a prestar un servicio de apoyo en la toma de decisiones de los actores públicos y privados vinculados a la inocuidad alimentaria. Así, se pusieron en marcha herramientas como la Red de Información y Alertas Alimentarias (RIAL), el Sistema Integrado de Laboratorios (SILA), la Red Científica, los Programa Nacionales Integrados (PNIs) y, posteriormente, el Observatorio de Inocuidad y Calidad Alimentaria (OBIC) y el Proceso de Análisis de Riesgos (PAR). Este último, con foco en identificar y priorizar los requerimientos de evaluación de riesgos por parte de las entidades públicas encargadas de la gestión de riesgos alimentarios, como el Ministerio de Salud (MINSAL), el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) y el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (SERNAPESCA).
Además, la agencia ha procurado fortalecer las capacidades de su equipo de profesionales en materias de evaluación de riesgo, microbiológicos y químico, a través de seminarios y cursos nacionales e internacionales y estableciendo acuerdos de cooperación técnica con organismos internacionales como FAO, IICA, EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria), BfR (Instituto Federal de Análisis de Riesgos en Alemania) y la Universidad de Nebraska-Lincoln. Hoy estas capacidades son reconocidas internacionalmente y la agencia ha sido invitada por varios países de Latinoamérica con la finalidad de fortalecer sus capacidades en evaluación y comunicación de riesgos.
Evaluaciones de riesgo
En el marco del PAR, se han elaborado y publicado una serie de evaluaciones de riesgo: peligros microbiológicos en frambuesas de exportación; Norovirus en berries frescos congelados; Campylobacter spp. en carne de ave; E. coli (STEC) en carne bovina y Ocratoxina A en ají y Merkén. Actualmente, la agencia en conjunto con el MINSAL y con el apoyo de la EFSA está desarrollando una evaluación de riesgo en edulcorantes no nutricionales presentes en alimentos que conforman la dieta de la población escolar de nuestro país. También, se ha llevado a cabo un estudio para determinar los niveles de residuos de plaguicidas en hortalizas (lechuga y espinaca) comercializadas en la Región Metropolitana y sometidos al proceso de lavado o cocción; con estos datos se estimará el riesgo para la salud de las personas mediante una evaluación de exposición dietaria. Por otro lado, en un trabajo colaborativo con MINSAL y el Instituto de Salud Pública (ISP), el próximo año se levantará una cantidad importante de datos (presencia, concentración y serotipificación) de Salmonella spp. en carne de aves comercializadas en la RM. Estos datos permitirán realizar una evaluación de riesgos cuyo objetivo es entregar evidencia científica a la mesa técnica y de coordinación denominada (PNI) microbiológico con el fin de fortalecer la gestión de este riesgo en nuestro país.