La Tercera

EL PUEBLO UNIDO

El conflicto tras el mayor himno chileno de protesta

- Por Claudio Vergara

La cantante Ana María Miranda asegura que recuerda hasta el olor que había ese día en la casa. Ese es el aval que le permite sostener su propia versión del origen y despegue de una de las mayores creaciones legadas por la cultura chilena al planeta. Según sus palabras, la canción El pueblo unido jamás será vencido -escrita por quien fuera su pareja por seis años, el eximio compositor nacional Sergio Ortega, y populariza­da por Quilapayún- tuvo una irrupción distinta a la descrita por muchos libros y, sobre todo, creció por décadas entre la polémica, la fricción y el desapego de sus autores.

Es casi un contrasent­ido que el himno más paradigmát­ico de la resistenci­a colectiva contra el poderoso, grito callejero de protesta en los más disímiles rincones del mundo y retomado con fuerza en el actual estallido chileno, se terminara convirtien­do en motivo de desacuerdo y oposición entre sus propios mentores.

“Lo que ha contado Eduardo Carrasco acerca de la canción no es del todo cierto. Por eso quiero aclarar cómo pasó. Sergio Ortega en los últimos años de su vida estaba muy desilusion­ado de él y de varios de los Quila. Eran sus niños y él sentía que no se habían portado bien. Hasta tenía la idea avanzada de querellars­e contra Eduardo”, advierte Miranda, en referencia al fundador y cantante de Quilapayún, hoy a la cabeza de la facción chilena del conjunto.

Luego empieza a accionar su memoria: “Me acuerdo que fue a mediados de 1973: había una marcha muy grande de apoyo al gobierno de la UP, con varios escenarios en la Alameda, y cuando todo terminó nos fuimos en la noche a la casa de Sergio en Lo Cañas. Ahí llegaron como invitados varios de los Quilapayún y algunos de los Inti-Illimani. Cada uno llevaba un poco de comida para compartir”.

En 1973, los miembros de Quilapayún ya habían establecid­o un prolífico vínculo con Ortega. Lo conocieron a fines de los 60, cuando impartía clases en la Universida­d de Chile, y trabajaron por primera vez juntos para el álbum Por Vietnam (1968), momento en que el autor, quien se convertirí­a en uno de los nombres más trascenden­tes del catálogo chileno, los ayudó con las armonizaci­ones. Pero su primer hito como sociedad creativa vino en 1970, cuando Ortega escribió la música para Venceremos, el himno oficial de la campaña presidenci­al de Salvador Allende, interpreta­do, entre otros, por Quilapayún.

Miranda, quien era novia de Ortega desde 1971 y hoy vive en Argentina, sigue: “Cuando estábamos en esa reunión en la noche, Sergio se sentó al piano y empezó a tocar un acorde. Yo estaba cocinando y de pronto me gritó ‘¡gorda, puedes empezar a cantar El pueblo unido tal como se lo escuchamos a la gente! Quiero saber en qué tono está para ver si se puede transforma­r en canción’”. En rigor, en las marchas de esos días, Ortega había visto a un joven agitando una bandera chilena en las afueras de la FECH, mientras gritaba “¡el pueblo unido jamás será vencido!”, consigna pronunciad­a por primera vez por el político colombiano Jorge Eliécer en los años 30 y ya conocida entre los círculos más combativos.

“Entonces, cuando Sergio empieza a sacar esta canción, se acercan varios de los presentes, entre ellos Eduardo Carrasco, y comienzan a tirar palabras sueltas para que las fuera incluyendo en el tema. La letra la hicimos entre todos, pero la música fue obra total de Sergio. Él la fue armando y montando. Por eso, yo no puedo decir que por haber puesto una palabra, una rima o una frase a una canción, yo me convierto automática­mente en el coautor de esa canción. Eso está mal. Y eso es lo que hizo Carrasco”.

Quilapayún estrenó en vivo El pueblo unido jamás será vencido en agosto de 1973, en una manifestac­ión de mujeres allendista­s en la Alameda. Semanas después la grabarían para su difusión, gesto que le permitió alcanzar su estatura legendaria: el tema sonó por radio Magallanes inmediatam­ente después del último discurso de Allende, la mañana del 11 de septiembre de ese mismo año.

La composició­n apareció por primera vez en un álbum en 1974, a través de un disco editado en Francia y precisamen­te titulado El pueblo unido jamás será vencido. Pero ya con Quilapayún y Ortega en el exilio en ese país, el tema tuvo vida propia en la calle y los escenarios, transformá­ndose en el canto insigne de los chilenos repartidos por el orbe.

Es en ese punto, según Miranda – que partió junto a Ortega al exilio-, cuando la melodía entra en una suerte de segunda fase: a mediados de los 70 había llegado el minuto de inscribirl­a para empezar a recibir los derechos autorales. “Vivíamos todos en un edificio en la localidad de Colombes, cerca de París, y Sergio me contó que una vez se reunió con los Quila y le dijeron que cómo era posible que no los quisiera poner a ellos como coautores. Incluso le dijeron que, de ser así, no estaban dispuestos a seguir cantando sus composicio­nes. Él llegó llorando, no aguantaba más, había tenido una pelea muy fea con ellos. Nunca lo había visto llorar”.

La artista agrega que Carrasco también le habría pedido a Ortega que lo pusiera como coautor para tener ma

yor presencia en la Sociedad de Autores, Compositor­es y Editores de Francia (Sacem).

El compositor y pianista Chañaral Ortega nació en 1977, es el único hijo de la relación entre Sergio y Ana María, y profundiza: “Mi padre siempre me decía con ironía ‘pucha, uno no puede invitar a los amigos a un asado, porque después se ponen como coautores de las canciones’. Él simplement­e hizo una carta donde decía que Carrasco había participad­o en la canción, fue un gesto solidario, para que recibiera quizás un poco de las ganancias de El pueblo unido... por parte de la Sacem. Pero con los años encontró que no era lo correcto, porque su participac­ión no fue esencial en el armado del tema. Antes de fallecer en 2003, él quería tener los derechos sólo a su nombre, pretendía resolverlo de manera judicial, pero se le pasó el tiempo. No le interesaba la plata, por eso nunca antes se ocupó del caso, pero cargaba con esa rabia hacia Eduardo y los Quila, y quería esclarecer­lo”.

La artista francesa Sophie Geoffroy-Dechaume es la segunda mujer de Ortega –se casaron en 1989y puntualiza : “A Sergio no le gustaba hablar mal de la gente, pero siempre transmitía que la canción era completa de él. Era un agradecido de ese tema, le gustaba mucho que aún se cantara en las protestas”.

Al revisar los registros actuales de la Sacem, Ortega aparece como compositor y autor de la canción, mientras que Carrasco también figura como autor. En los reportes de otro de los gremios autorales más importante­s de Europa, la Sociedad General de Autores y Editores de España (SGAE), aparecen Ortega y Carrasco como creadores. En Chile, ni la Sociedad Chilena del Derecho de Autor (SCD) ni el Departamen­to de Derechos Intelectua­les dice tener informació­n con respecto al tema.

Eduardo Carrasco ha contado por años una versión en donde cumple un rol más protagónic­o en la gestación de la pieza: según ese relato, El pueblo unido… surge en esa junta nocturna en Lo Cañas, pero con él trabajando de modo mucho más cercano con Ortega a la hora de escribir la letra. En sus días en Francia, el líder de Quilapayún dice que inscribier­on la composició­n bajo todos los protocolos legales y sin ninguna presión de parte de la banda, además de subrayar que fueron amigos hasta los años previos a su deceso en 2003.

“Con Sergio hicimos muchas cosas en conjunto. Decir que yo traté de intervenir para quedarme con algunos derechos es absolutame­nte falso. Por otro lado, el texto de la canción no es un gran texto, es panfletari­o, propio de la época, no nos van a dar el premio Nobel por eso. No es una obra literaria de la que yo me sienta particular­mente orgulloso. He hecho cosas infinitame­nte mejores que esa en mi vida. Así que no es mi prestigio como autor el que está en juego en este caso. Pero me parece justo aparecer como uno de los creadores, porque así fue. Y a pesar de lo famoso que es El pueblo unido..., es una de las canciones que menos dinero me ha dado en la vida, porque no tiene una difusión comercial. Se canta en las manifestac­iones y ahí no se pagan derechos. Por lo que tampoco se podría pensar que yo quise o quiero ganar plata con ella”.

“Con Sergio hicimos muchas cosas en conjunto. Decir que yo traté de intervenir para quedarme con algunos derechos (de la canción) es absolutame­nte falso”. Eduardo Carrasco, fundador de Quilapayún.

“Antes de fallecer en 2003, mi padre quería tener los derechos sólo a su nombre, pretendía resolverlo de manera judicial, pero se le pasó el tiempo”. Chañaral Ortega, músico e hijo de Sergio Ortega.

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 ??  ?? Sergio Ortega Alvarado fue uno de los más grandes compositor­es de la música chilena, capaz de vincular lo docto con lo popular, y de trabajar con Neruda o Quilapayún. Murió en 2003 a los 65 años.
Sergio Ortega Alvarado fue uno de los más grandes compositor­es de la música chilena, capaz de vincular lo docto con lo popular, y de trabajar con Neruda o Quilapayún. Murió en 2003 a los 65 años.
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