Un Parlamento atomizado
Más de una sorpresa dejó la jornada electoral desarrollada el domingo, en la que los peruanos eligieron un nuevo Congreso, luego de que el Presidente de la República, Martín Vizcarra, decidiera el pasado 30 de septiembre disolver el Parlamento Nacional en uso de sus atribuciones constitucionales.
Y es que, si bien el grueso de los peruanos saludó el cierre del Parlamento y todo transcurrió sin mayor tensión y/o preocupación, no necesariamente se evidenció mayor interés en la campaña o incluso algún grado de motivación por el nuevo Congreso que se elegía. La razón, básicamente el alto nivel de desaprobación con el que se fue el anterior grupo de parlamentarios, sumado a la escasa capacidad de representación.
De acuerdo al conteo rápido, la justa electoral deja un Congreso bastante atomizado y/o fraccionado. Así las cosas la mayor cantidad de curules fue obtenida por el partido político centrista Acción Popular (24), seguido de Alianza para el Progreso (18), Unión por el Perú (17), liderado por el líder etnocacerista Antauro Humala (hermano del expresidente Ollanta Humala), Frepap (16), Fuerza Popular (12), quedando prácticamente el fujimorismo reducido a la quinta parte de lo que fuera su intervención al inicio del gobierno liderado por el expresidente Kuczynski en donde partían con una potente mayoría de 73 de 130 curules. El Frente Amplio liderado por Verónica Mendoza (12), seguido de Podemos Perú (10), Partido Morado (9), Somos Perú (7) y Juntos por el Perú (5). En cuanto al Apra, liderado por el fallecido expresidente García, simplemente y según el conteo rápido, no logró pasar la valla electoral.
La sorpresa la dio el Frente Popular Agrícola del Perú (Frepap), un partido fundado en 1989 por el fallecido líder religioso Ezequiel Ataucusi Gamonal. En el momento de su fundación representaba una variante del viejo mesianismo andino, caracterizado por llevar ética y productividad a las zonas menos atendidas. En la actual campaña, básicamente dirigida al peruano de provincia, tuvo foco en acceso a medicamentos genéricos, transporte digno, educación en valores, aunque sin obsesiones de género.
El gran ganador es, sin duda, el Presidente Vizcarra y las organizaciones a cargo del proceso, que en un plazo inferior a cuatro meses lograron levantar la justa electoral en cuestión. La clave será el consenso necesario y así entendido, pues el fantasma del enfrentamiento y posterior disolución legitimada por el Tribunal Constitucional es un cuadro con lienzo aún fresco.
Este breve Congreso debería caracterizarse por la capacidad de consenso, diálogo y moderación, aunque en honor a la verdad hay varios rostros que no son conocidos y, por otro lado, más de alguna propuesta radical y ortodoxa de campaña, que no debería tener mayor impacto.
Finalmente, urge la construcción de una agenda de unidad, cuyo norte sea el trabajo de lucha contra la corrupción e impresión de mayor dinamismo que le permita a la potente economía peruana retomar su ritmo de crecimiento de 5% en promedio. En cuanto a tareas impostergables, aprobar ley de cambios electorales, asegurar la reforma de justicia, elegir jueces constitucionales y revisar los decretos de urgencia dados durante el período de disolución.