El impacto en hogares de ancianos y residencias de Senama
El 15 de marzo se determinó el cierre de las residencias de adulto mayor. Se instruyeron medidas de resguardo a los cuidadores y se prohibieron las visitas. Pero cuatro días después, cuando el Covid-19 aún no cumplía un mes en el país, se registró el primer brote en un establecimiento de larga estadía para adultos mayores ubicado en Puente Alto.
Y desde ahí, el virus no ha hecho distinción, afectando por igual a centros destinados a personas vulnerables, como a exclusivos recintos destinados a adultos mayores.
Los casos se sucedieron rápidamente: a mediados de junio, en la Región Metropolitana eran más de 200 los brotes en distintas residencias de ancianos, que dejaban 235 fallecidos y 1.369 adultos mayores contagiados.
Fuera de Santiago la situación no es mucho mejor. En Valparaíso, donde existen 231 residencias y 1.500 adultos mayores albergados, se han identificado 26 brotes, 126 contagios y 30 ancianos fallecidas. Solo en la última semana se identificó un brote en el recinto San José de Quillota, donde ya han fallecido nueve adultos mayores: tres de ellos al interior del hogar y otros seis en hospitales de la red asistencial de la región.
“Es una letalidad del 14%. Senama está testeando más a los adultos mayores en instituciones, al entorno, y con criterio más flexible de casos, a propósito de las estrategias de trazabilidad, por lo que vamos a tener más casos a futuro. Los adultos mayores institucionalizados son los más vulnerables y el factor social es importante. ”, dice Gerardo Fasce, presidente de la Sociedad de Geriatría.