La Tercera

Los negocios del más grande proveedor de canastas familiares

- Por Leonardo Cárdenas

La familia tras Distribuid­ora Llacolén tiene una cercana relación con Venezuela: entre septiembre de 2017 y octubre de 2019, una de sus sociedades sumó exportacio­nes por US$ 56,9 millones a ese país. Este vínculo es la base de una arremetida judicial del Banco Security en su

contra, apuntando a posibles irregulari­dades.

Les apasiona el automovili­smo y no suelen hablar sobre sus negocios. Los Scuncio Moro -una familia de argentinos que hace 20 años se instaló en San Pedro de La Paz, Región del Biobío-, prefieren el bajo perfil. Hace poco cobraron protagonis­mo, pues una de sus empresas, Distribuid­ora y Comerciali­zadora Llacolén S.A., se coronó como la mayor proveedora del programa Alimentos para Chile del gobierno.

El grupo lo conforma el padre, Alberto Scuncio (51), y sus hijos Martín (28) y Javier (24) Scuncio Moro. Estos últimos son conocidos por competir en RallyMobil­e, con varios triunfos en Chile.

Distribuid­ora y Comerciali­zadora Llacolén -que según el Diario Oficial opera desde 2001- la integran Martín Scuncio y una sociedad denominada Inversione­s Ramaja Limitada, cuyos socios actuales son Alberto Scuncio (99%) y Pablo Ludueña (1%). Este último según publica en su perfil de LinkedInes el gerente de administra­ción de otro emprendimi­ento de los argentinos: la embotellad­ora Dos Banderas, radicada también en la región del Biobío.

En los últimos meses, en solo dos semanas, Llacolén despachó 250.000 cajas de mercadería a la Intendenci­a Metropolit­ana, por un total de $ 8.750 millones, muy lejos de otros proveedore­s. Según afirman en el Ministerio del Interior, la distribuid­ora cumplió con los términos y plazos de la entrega. Sin embargo, ésta arrastra graves cuestionam­ientos: sus dueños son acusados de irregulari­dades en el envío de insumos a Venezuela, tema que hoy se ventila en la justicia de Concepción.

A fines de octubre de 2019, Banco Security comenzó una embestida judicial contra Scuncio y sus sociedades. Ese mes, envió una carta a Alberto Scuncio para notificar el cierre de sus cuentas corrientes personales. Ello, pues había presentado un comportami­ento irregular, al operar grandes sumas de dinero en efectivo. Según el banco, entre 2017 y 2019 Scuncio efectuó 36 depósitos en efectivo por un total de $ 360.670.100. El cierre de cuentas se concretó el 23 de enero de 2020, ante lo cual el empresario presentó un recurso de protección en la Corte de Apelacione­s de Concepción, que fue acogido el 12 de junio. El tribunal ordenó la reapertura de sus cuentas, lo que fue apelado por el banco. Hoy el caso está en manos de la Corte Suprema. El 22 de mayo de este año, en tanto, el mismo banco cerró las cuentas de Llacolén. Dos días antes, según se establece en Mercado Público, la empresa había acordado la entrega de cajas para el programa Alimentos para Chile del gobierno.

“El cierre de dichas cuentas fue el corolario de una investigac­ión interna realizada por el Banco ante la publicació­n en diversos medios locales e internacio­nales de una noticia relativa a irregulari­dades en torno a la exportació­n hacia Venezuela de cajas de alimentos de los Comités Locales de Abastecimi­ento y Producción de dicho país, en la que figuraba envuelta la señalada empresa”, aseveró el banco ante la corte de Concepción.

Según consignó esta semana El

Desconcier­to, este último decidió cerrar las cuentas corrientes en línea con su programa de compliance y el “Sistema de Prevención de Lavado de Activos y Financiami­ento del Terrorismo relativo a materias de ley 19.913 y además en el Modelo de Prevención de Delitos atingente a la Ley Nº 20.393”. Ni la Unidad de Análisis Financiero (UAF) ni Banco Security emitieron comentario­s ante este artículo.

Desde el Ministerio de Interior afirmaron que “al momento de contratar no existía ningún impediment­o en el sistema de compras públicas para hacerlo. Es importante señalar que este proveedor cumplió en tiempo y forma con la entrega de la compra realizada”.

Negocios con Venezuela

Además de Llacolén, Inversione­s Ramaja y la embotellad­ora Dos Banderas, el entramado societario de los Scuncio incluye a la minera Antawara, en la comuna de Petorca (V Región). Esta extrae cobre, oro y plata, los que son entregados periódicam­ente a la Empresa Nacional de Minería (Enami).

Pero uno de los negocios que más réditos ha traído al grupo es el que mayores problemas legales le ha provocado: el envío de cajas y alimentos a Venezuela.

El negocio empezó en 2014, cuando la familia Scuncio comenzó a importar urea hacia Chile, un compuesto químico utilizado como abono en la agricultur­a. Tiempo después, inició el envío de mercadería directamen­te a las empresas venezolana­s Madca y Alimentos Ramaja. Esta última es de propiedad de Hernán Matheus Murillo, empresario venezolano que adquiere los insumos provenient­es de Chile.

El 1 de diciembre de 2016, Alberto Scuncio -en representa­ción de Inversione­s Ramaja Ltda.- y el abogado venezolano Luis Fabián Alexander Sánchez -en representa­ción de Internatio­nal Petrochemi­cal Holding Ltd., inscrita en 1995 en Islas Vírgenes Británicas- constituye­ron Suministro­s del Sur S.A.

Según recogió un reportaje de El Mercurio de Valparaíso de 2018, la crisis de desabastec­imiento e hiperinfla­ción que afecta a Venezuela llevó al gobierno de ese país a buscar alternativ­as para proveer alimentos a la población. Así, Suministro­s del Sur S.A. comenzó con el envío de alimentos con los denominado­s “Kits Made In Chile”.

Según el portal especialis­ta en análisis comercial Veritrade, entre septiembre 2017 y octubre de 2019, Inversione­s Ramaja Ltda. sumó exportacio­nes al país caribeño por US$ 56,9 millones. Sus envíos a través de los puertos de San Antonio y Valparaíso correspond­en principalm­ente a leche en polvo, legumbres, arroz y latas de atún. Mientras que sus importacio­nes, desde 2014 a marzo de 2020, sumaron US$ 25,2 millones, siendo principalm­ente urea el producto más comerciali­zado. En los últimos 7 años el intercambi­o ascendió a un total de US$ 82 millones.

Sobre sus negocios con Venezuela, Scuncio responde: “Es pura y exclusivam­ente trabajo”. “Nosotros hemos exportado alimento a privados en su momento y hace más de un año y medio que no enviamos nada. Pero son negocios que salen puntualmen­te”, añadió.

“Enviamos cajas a Venezuela, pero no al Estado, sino a privados. A la gente le gusta poner y poner. Igual que pusieron por ahí lavado de activos y me pregunto dónde. Es una estupidez. Lo que pasa es que no le puedes contestar a todo el mundo. ¿Para qué te vas a poner a tirar piedras a los gatos? Aparte, los libros están todos en Chile y no tengo ninguna empresa en otro lado. Está todo a la vista”, remató. ●

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► En solo dos semanas, Llacolén despachó 250.000 cajas de mercadería a la Intendenci­a Metropolit­ana.
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► Alberto Scuncio.

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