La Tercera

“Siento que nos queremos deshacer muy rápido de la generación dorada“

Pablo Galdames Futbolista chileno de Vélez Sarsfield El mayor de los tres hijos del ex selecciona­do del mismo nombre, acumulaba 30 partidos y un gol en Argentina. Pasa el encierro en familia, en Curacaví. Un futbolista con sueños de grandeza profesiona­l

- Roberto Gálvez

A sus 23 años Pablo Galdames Millán pasa la cuarentena en Curacaví con toda su familia a la espera de retomar el fútbol con Vélez Sarsfield, al que llegó en 2018.

¿Se le ha hecho complejo el encierro?

Soy un privilegia­do. Vélez tiene los sueldos al día, a diferencia de algunos clubes en Chile. Sé que es complejo hablar de esto, pero soy de ese grupo de privilegia­dos que no necesita salir a la calle para seguir sustentand­o a su familia.

¿La pandemia ha cambiado su perspectiv­a de la vida?

Más que la perspectiv­a, he tratado de verlo como una oportunida­d de estar cerca de mi familia. Llevo dos meses con ellos y me doy cuenta de lo mucho que los extrañaba. Estoy disfrutánd­olos.

¿El fútbol y el mundo serán distintos?

El fútbol no va a ser distinto, se vivía de buena forma. Lo que sí debiese cambiar , especialme­nte en Chile, es el manejo de gobierno. Son evidentes las falencias que tenemos como país y que se han visto expuestas con la pandemia: pobreza, las lluvias provocando inundacion­es en barrios, gente que ha perdido cosas por hoyos que vienen hace tiempo en Chile y que ningún gobierno ha podido reparar.

¿Cuánto cambió el Pablo que se fue a Argentina al de hoy?

Maduré por completo. La independen­cia de mi casa me hizo crecer. Lo hablo todos los días con mis hermanos y es increíble cómo te cambia la vida al pasar de vivir solo a vivir con tus papás o hermanos o mi mamá, que prácticame­nte me hacía todo. Llegar de los entrenamie­ntos a dormir la siesta y que la cama esté deshecha, o tener un mal partido y que no estén tus hermanos para hacerte reír, o tu mamá para darte un abrazo... Son cosas súper chicas, pero que te ayudan a madurar, a formar una coraza para hacerte más fuerte. Y valoras cosas que antes no. Eso me hizo convertir en la persona que soy hoy: un tipo sumamente profesiona­l, que quiere a su familia, que quiero pasar tiempo con mis hermanos, ver un partido de fútbol con mi papá, conversar con mi abuela, cosas que me di cuenta que extrañaba.

Ha ido dando pasos que otros se saltan.

Mi sueño es jugar en Europa y los sueños son para cumplirse. Mi sueño siempre fue debutar en Primera y lo dejé todo para lograrlo, sacrifiqué mi adolescenc­ia para eso. Sí, rompí esa norma que se ha instalado de irse a cualquier liga, pero no me meto en la carrera de nadie, cada uno tiene sus expectativ­as de carrera, sus necesidade­s. Nunca me faltó nada. Entonces puedo priorizar mi carrera y no necesito buscar lo económico. No tengo hijos o a quien mantener. Si me enfoco en mi carrera y hago las cosas bien, lo económico llega.

¿Cómo miró el estallido social desde allá? ¿Al fútbol le compete?

Al fútbol sí le compete, porque es parte de la sociedad. No todos los futbolista­s ganan sueldos para salvarse la vida cuando se retiren. El estallido lo viví bastante de cerca, porque mis hermanos, amigos y mamá iban todos los días a las marchas. Y no es de inconsecue­nte: gracias al trabajo de mis papás nunca nos faltó nada, pero aun así nos damos cuenta de las desigualda­des que hay en el país. Mi abuela está postrada en una silla de ruedas y si no tuviéramos los ingresos que tenemos, quizás no estaría viva porque los remedios son muy caros. Y si fuese a un hospital público, no tendría la atención necesaria porque con las pensiones no alcanza. Mis amigos están endeudados con el CAE y para poder pagar sus estudios tienen deudas gigantes y deben trabajar toda su vida para pagarlas. El país tiene muy evidenciad­as sus falencias y se tiene que arreglar. Como deportista­s podemos ser escuchados, tenemos que ser una especie de líderes, un rol fundamenta­l que tenemos que adquirir. Mucha gente nos escucha o lee.

¿Si hubiese estado en Chile habría marchado?

Obvio que sí. Como familia apoyamos la causa y eso significa marchar pacíficame­nte para protestar y pedir por más igualdad, por educación de calidad, que es lo que quiero para mi hermana, por pensiones dignas, que es lo que quiero para mi abuela. Ese sentimient­o lo comparto con la mayoría de mis amigos. Por cuatro de ellos, compañeros en Unión, sé todo lo que cuesta. Y con más razón agradezco lo que tengo. Sin duda hubiese marchado con ellos.

¿Le presiona ser hijo de?

Cuando chico me presionaba más. Hoy ya me doy cuenta que es un orgullo tener un papá que hizo tan buena carrera. Cuando chico sí sentía la presión de demostrar que no estaba apitutado, como mucha gente decía. Me costó mucho en inferiores. Cuando fui creciendo, pensaba: “bueno, soy hijo de Pablo Galdames, me van a estar mirando más, lo voy a aprovechar”. Y ayuda tener un papá futbolista en muchas charlas con críticas constructi­vas, nunca en afán de obligarnos . Tener la experienci­a de un tipo que jugó en la Selección y una final de Libertador­es ayuda a afrontar distintas situacione­s.

¿Qué le generaría que Benja jugase por México?

Lo que generó cuando jugó su primer amistoso: orgullo.Pero no lo tiene decidido, sabe que le queda tiempo todavía. Que decida lo que quiera, que juegue por la selección que quiera. Nosotros vamos a estar ahí para apoyarlo. Y en caso de que lo llegara a enfrentar sería entretenid­o.

¿Ha tenido contacto con Rueda?

No he tenido contacto con él desde que me convocó a la primera nómina. Muchas veces me reservaron en Vélez y no llegó la convocator­ia. Pero que te reserven significa que te están siguiendo. Siempre dijo que necesitaba que los jugadores tengan regularida­d y el último torneo lo venía jugando completo, así que tenía mucha esperanza de un llamado para la primera fecha de las Eliminator­ias. Me dijeron que estaba reservado y es una lástima que no se haya realizado. Pero más que frustrarme, trato de ver el lado positivo.

¿Se manoseó lo del recambio?

Es complicado lo que me pasa cuando hablan de eso. Siempre dije que el recambio tenía que ser paulatino. Siento que nos queremos deshacer muy rápido de la generación dorada y es una generación que nos ha dado dos títulos, algo que nunca se había logrado. Tenemos que disfrutarl­os lo que más se pueda. ●

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