CUESTIÓN CONSTITUCIONAL
SEÑOR DIRECTOR
Hasta aquí, la política no orienta a la sociedad sobre el plebiscito constitucional del 25 de octubre. Es paradojal que un proceso tan fundante escape a la atención de los principales agentes de esta esfera: coaliciones y partidos, sus estructuras regionales y locales, órganos deliberativos, parlamentarios y concejales.
Por ahora es un tema de pocos: abogados constitucionalistas, académicos expertos, voces opinantes de la prensa, radio y TV, autores de libros politológicos. En breve, un circuito de opinión ilustrada.
Allí, la cuestión constitucional queda en manos de abogados. Éstos, dijo Tocqueville, llevan en el fondo del alma “una parte de los gustos y de los hábitos de la aristocracia. Tienen, como ella, una inclinación instintiva hacia el orden y un amor natural por las formas”.
Ese espíritu se encarna entre nosotros bajo la figura abstrusa del catedrático constitucionalista que sueña arquitecturas legales inspiradas en la razón pura. Subyace a esta visión una suerte de antipolítica. Se cree que la futura Constitución nacerá de una inteligencia no obstruida por pasiones e intereses; que construirá un “hogar común” donde las diferencias serán reconciliadas, y que traerá consigo nuevos estándares de justicia. Existiría pues un momento constitucional del cual nacería una comunidad imaginada jurídicamente, con respaldo de un plebiscito.
Por el contrario, las constituciones de los estados son producto de conmociones y luchas; reflejan distribuciones y transacciones de poder; encarnan competencia entre elites y sus creencias. En breve, son el resultado —mejor o peor— de la política; un proceso donde diferentes fuerzas pugnan por imponer sus orientaciones ideológicas y al final gana la más fuerte.
Urge por eso que los agentes políticos muestren sus propuestas y razonen sobre ellas públicamente, acuerden las reglas del torneo que se aproxima y no pretendan que será como un abrazo en las cumbres.
¿O habremos de improvisar nuevamente, dejando entregado el futuro al entusiasmo constitucional y al amor por las formas bellas, sobre todo las bellas palabras?
José Joaquín Brunner Académico y exministro