La Tercera

El mapa de las variantes genéticas del Sars-CoV-2 que circulan en Chile

Estudio del Instituto de Salud Pública precisó los distintos linajes genéticos que están afectando a la población, en el estudio más grande de su tipo que se haya hecho en Chile

- Cecilia Yáñez

“El estudio muestra en forma práctica que hay una variante predominan­te circulando en el país”. JORGE FERNÁNDEZ INSTITUTO SALUD PÚBLICA.

“Hacer seguimient­os en el tiempo, conociendo lo que está ocurriendo en el mundo es muy necesario”. CARLOS PÉREZ CLÍNICA U. DE LOS ANDES.

Como nunca en la historia de la medicina, científico­s de todo el mundo han aunado esfuerzos en pos de desarticul­ar los intrincado­s detalles del Sars-CoV-2, como a quiénes ataca, cómo lo hace, cómo se distribuye, preguntas que en su mayoría confluyen en una sola: cómo y de qué está hecho el virus.

Desde marzo, ya se han compartido más de 16.000 genomas virales completos en bases de datos públicos que permiten la construcci­ón de paisajes genéticos para rastrear y monitorear los avances virales en el tiempo y estudiar sus variacione­s genómicas, según las distintas regiones geográfica­s.

En ese contexto, el Instituto de Salud Pública (ISP) publicó un estudio que muestra cómo se han distribuid­o geográfica­mente las variantes genéticas y linajes del

Sars-CoV-2 a lo largo del país.

Las conclusion­es de esta distribuci­ón se obtuvieron de 141 muestras virales tomadas durante el período marzo a abril de 2020 y representa­n la base de todos los 449.903 casos que se registran a la fecha en el país.

El análisis completo del genoma de estas 141 muestras virales de diferentes regiones de Chile reveló un predominio de la variante G, provenient­e de Europa en gran parte del territorio entre el 2 de marzo y el 5 de abril de 2020.

Según el estudio, la variante G está muy extendida en el territorio, principalm­ente en las regiones del centro y sur, como Valparaíso, Metropolit­ana, O’Higgins, Ñuble, Biobío, La Araucanía, Los Lagos, Aysén y Magallanes.

Las variantes S (originaria­s de Asia), en cambio, están presentes en la región central del Maule y también en la región norte de Antofagast­a. Las variantes menos representa­das, V y O, se encontraro­n en las regiones Metropolit­ana y O’Higgins (ver mapa).

La variante G alcanza hasta el 85,1% del total de muestras (120 aislamient­os), seguida de S con 10% (14 aislamient­os), V con 3,5% (cinco aislamient­os).

Según los autores del estudio, estos hallazgos podrían ayudar a tomar medidas de control debido a la similitud de las variantes virales presentes en Chile, en comparació­n con otros países, y monitorear el cambio dinámico de variantes del virus en el país.

Jorge Fernández, jefe del Subdeparta­mento de Genética Molecular del ISP, explica que la publicació­n muestra en forma práctica que hay una variante, un linaje predominan­te circulando en el país y que la situación chilena es muy parecida a la

que ocurre en el resto de Latinoamér­ica, en los que también se ha demostrado una mayor proporción de la variante G circulando, con algunos sublinajes.

“Tenemos genomas de meses más cercanos que nos siguen mostrando un predominio de la variante G. Estamos trabajando en otro informe con vigilancia más robusta", dice Fernández.

Mutaciones similares

La variante G prevalece actualment­e en el mundo, con el 64% de las secuencias encontrada­s principalm­ente en Europa y América del Norte.

El ISP ya había publicado un estudio en marzo, en el que se revelaron las dos variantes derivadas de cepas presentes principalm­ente en Europa que estaban circulando en el país.

“Se han encontrado las mismas mutaciones en otros países. Eso es bueno, porque significa que el virus está mutando, pero son las mismas mutaciones, y de generarse una vacuna, podría ser efectiva contra todas las variantes que están circulando”, indica Fernández.

Respecto de la mutación D614 G (un sublinaje de la variante G), Fernández dice que también estaba presente en Wuhan, al inicio de la pandemia, por lo que es probable que haya salido desde ahí y ahora sea la que predomina.

Carlos Pérez, infectólog­o de la Clínica U. de los Andes y decano de la Facultad de Medicina de la U. San Sebastián, dice que estos estudios de epidemiolo­gía molecular evalúan la secuencia genética de los virus y cómo sus variantes se van distribuye­ndo en los distintos lugares del mundo. “Hacer seguimient­os en el tiempo, conociendo lo que está ocurriendo en el mundo es muy necesario”, dice.b

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Imagen microscópi­ca del Sars-CoV-2.
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