Llegaron tarde
En el primer encuentro que tuvimos en Puente Social, en diciembre de 2019, un lúcido líder municipal de Independencia nos dijo: “Llegaron tarde, ya no los necesitamos”. Esa declaración nos caló tan hondo que nos hizo preguntarnos: ¿Será verdad que no nos necesitamos? ¿O será que nos necesitamos de una manera diferente?
Dentro de las muchas cosas que reveló el estallido social, la profunda desconexión de las élites fue uno de los puntos más claros. Durante muchos años pensamos en soluciones desde el mundo corporativo que poco o nada se anclaban en la realidad de los territorios, creyendo genuinamente que nuestras propuestas eran las mejores. Esta visión tiene su correlato en el lenguaje cuando hablamos de “personas vulnerables”, lo que para muchos significa una ofensa pues obviamos el potencial, talento y capacidades que tienen en la gestión de sus asuntos.
Desde la ciudadanía existe un clamor por un relacionamiento que ponga en el centro la dignidad de las personas. Se hace indispensable para las organizaciones escuchar y conversar con las comunidades para entender cómo vincularnos en este nuevo escenario, cómo nos perciben, qué valoran de nosotros y qué no, pero también para entender y conocer qué propuestas tienen para que juntos hagamos un trabajo distinto. En todos los encuentros que sostuvimos hallamos comunidades reflexivas que tienen identificados sus problemas y soluciones, siempre con sensatez y sentido común ante dilemas que nosotros llevamos años sin poder resolver.
Se nos presenta una oportunidad para detectar ese talento de manera de poder co-construir algo virtuoso y valioso para todos, lejos del asistencialismo que hasta ahora ha primado. Se trata de establecer relaciones de confianza que fortalezcan nuestro tejido social, y que desde Puente Social llamamos la “Ética del Encuentro”. Esta metodología contempla claves que facilitan una experiencia nueva de vinculación, algunas de ellas son: reconocer las asimetrías estructurales sociales y económicas, no intentar ser lo que no somos; establecer relaciones no transaccionales sin buscar algo a cambio, entendiendo que el solo hecho de conocernos puede generar oportunidades; la experiencia debe ser vivencial y no mediada, ya sabemos los efectos de la comprensión de la realidad parcial; debemos mantenernos en un espacio personal y no como representantes de nada, tenemos que escuchar y no defender posiciones. Es fundamental estar atentos a los códigos territoriales que muchas veces son distintos y pueden causar dolor a otros; y muy importante: si establecemos vínculos, es imperativo cultivarlos. La falta de continuidad de muchos proyectos o relacionamientos causa una legítima decepción en las personas.
Nada de esto será posible si es que las empresas no entienden genuinamente que la única posibilidad de desarrollar un nuevo pacto social es junto a la ciudadanía, pensando soluciones a la par e incorporando la dignidad al centro de su quehacer.