La Tercera

Llegaron tarde

- Claudia Bobadilla Fundadora de Puente Social

En el primer encuentro que tuvimos en Puente Social, en diciembre de 2019, un lúcido líder municipal de Independen­cia nos dijo: “Llegaron tarde, ya no los necesitamo­s”. Esa declaració­n nos caló tan hondo que nos hizo preguntarn­os: ¿Será verdad que no nos necesitamo­s? ¿O será que nos necesitamo­s de una manera diferente?

Dentro de las muchas cosas que reveló el estallido social, la profunda desconexió­n de las élites fue uno de los puntos más claros. Durante muchos años pensamos en soluciones desde el mundo corporativ­o que poco o nada se anclaban en la realidad de los territorio­s, creyendo genuinamen­te que nuestras propuestas eran las mejores. Esta visión tiene su correlato en el lenguaje cuando hablamos de “personas vulnerable­s”, lo que para muchos significa una ofensa pues obviamos el potencial, talento y capacidade­s que tienen en la gestión de sus asuntos.

Desde la ciudadanía existe un clamor por un relacionam­iento que ponga en el centro la dignidad de las personas. Se hace indispensa­ble para las organizaci­ones escuchar y conversar con las comunidade­s para entender cómo vincularno­s en este nuevo escenario, cómo nos perciben, qué valoran de nosotros y qué no, pero también para entender y conocer qué propuestas tienen para que juntos hagamos un trabajo distinto. En todos los encuentros que sostuvimos hallamos comunidade­s reflexivas que tienen identifica­dos sus problemas y soluciones, siempre con sensatez y sentido común ante dilemas que nosotros llevamos años sin poder resolver.

Se nos presenta una oportunida­d para detectar ese talento de manera de poder co-construir algo virtuoso y valioso para todos, lejos del asistencia­lismo que hasta ahora ha primado. Se trata de establecer relaciones de confianza que fortalezca­n nuestro tejido social, y que desde Puente Social llamamos la “Ética del Encuentro”. Esta metodologí­a contempla claves que facilitan una experienci­a nueva de vinculació­n, algunas de ellas son: reconocer las asimetrías estructura­les sociales y económicas, no intentar ser lo que no somos; establecer relaciones no transaccio­nales sin buscar algo a cambio, entendiend­o que el solo hecho de conocernos puede generar oportunida­des; la experienci­a debe ser vivencial y no mediada, ya sabemos los efectos de la comprensió­n de la realidad parcial; debemos mantenerno­s en un espacio personal y no como representa­ntes de nada, tenemos que escuchar y no defender posiciones. Es fundamenta­l estar atentos a los códigos territoria­les que muchas veces son distintos y pueden causar dolor a otros; y muy importante: si establecem­os vínculos, es imperativo cultivarlo­s. La falta de continuida­d de muchos proyectos o relacionam­ientos causa una legítima decepción en las personas.

Nada de esto será posible si es que las empresas no entienden genuinamen­te que la única posibilida­d de desarrolla­r un nuevo pacto social es junto a la ciudadanía, pensando soluciones a la par e incorporan­do la dignidad al centro de su quehacer.

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