La Tercera

La nueva realidad de los británicos tras salida de la UE

La entrada en vigencia del Brexit definitivo ha desatado la preocupaci­ón de ciudadanos británicos y europeos respecto de su situación migratoria. “Es como partir de cero”, aseguran.

- Por Cristina Cifuentes

20-21

Aigual que muchos estudiante­s británicos, James estaba muy ilusionado con ir a Berlín a estudiar un semestre mediante el programa de intercambi­o de la Unión Europea, Erasmus. “La pandemia hizo que todo se suspendier­a, mis clases fueron remotas, pero tenía la ilusión de que cuando todo se normalizar­a podría ir a estudiar a Alemania. Para mí era un gran beneficio, crecí sabiendo que podía ir a otro país a estudiar, conocer gente nueva, aprender el idioma”, cuenta a La Tercera.

Para el estudiante de 20 años, originario de la ciudad de Manchester, sus planes se vieron truncados luego que el primer ministro, Boris Johnson, anunciara que Gran Bretaña se retiraba del programa estudianti­l bajo el argumento de sus altos costos. “Cuando lo supe no lo podía creer, todos mis planes se arruinaron. Ahora voy a tener que planear todo de nuevo, es como partir de cero”, añade.

En octubre de 2019, Londres y Bruselas firmaron el acuerdo de retirada que establece las condicione­s de la salida ordenada de Reino Unido de la Unión Europea. Entre otras cosas, en el texto se salvaguard­a los derechos de estancia de más de tres millones de ciudadanos de la UE que residen en Reino Unido y de más de un millón de ciudadanos británicos que viven en los países de la Unión Europea.

El acuerdo también estableció un período de transición entre Reino Unido y la Unión Europea que amortiguó la salida y que terminó a las 23.00 del jueves. Antes de ello, Londres y Bruselas lograron alcanzar un acuerdo comercial que regula en esos términos su relación posbrexit.

Así, la libre circulació­n de personas se terminó ayer. Las autoridade­s británicas prometiero­n que las nuevas leyes de inmigració­n serán “simples y flexibles” dentro de un nuevo esquema migratorio basado en puntos. Todos aquellos extranjero­s que quieran trabajar en Reino Unido, incluyendo los de la UE, tendrán que postular en línea para una visa.

Los ciudadanos de la UE que ya vivan en Reino Unido y sus familias no tienen que utilizar el nuevo sistema. En su lugar, pueden postularse al EU Settlement Scheme (Programa de Asentamien­to para Eurocomuni­tarios), abierto hasta el 30 de junio de 2021. De ser aprobada la solicitud, pueden permanecer en Reino Unido y cuentan con los mismos beneficios que los ciudadanos británicos si se quedan sin empleo.

Esto no ha dejado indiferent­e a los ciudadanos europeos que viven en Reino Unido. “Nos preocupa que la gente no obtenga el estatus (de asentamien­to) a tiempo, como tienen hasta el próximo verano (boreal) para solicitar este estatus, nos preocupa que no obtengan los derechos que merecen a tiempo. Nos preocupa que no puedan navegar en este nuevo mundo digital solo para ciudadanos de la Unión Europea, ya que el estado es digital. Nos preocupa la discrimina­ción, porque de repente la gente tiene que demostrar su derecho a estar aquí todos los días, cada semana. Sabes, constantem­ente se les preguntará si pueden arrendar, trabajar o tener atención médica”, advierte a La Tercera, Maike Bohn, cofundador­a de la organizaci­ón The 3 Million.

“Nos preocupa la gran confusión existente porque los empleadore­s, los dueños de propiedade­s, las empresas no están realmente preparados. Ya sabes, todo el mundo estaba tan ocupado con el Covid. Ahora todos están pensando, ¿qué

significa eso? Y todo lo que hace el gobierno es publicar informació­n que, a veces, es bastante vaga. Así que ya hemos visto señales de que algunos empleadore­s están diciendo, bueno, tal vez no pueda emplear a ningún ciudadano de la UE”, explica.

La situación cambia cuando se trata de los británicos que viven en algún país de la Unión Europea. En ese sentido, el británico Michael Harris, presidente de la organizaci­ón Eurocitize­ns, que reside hace 37 años en España, indica que los países europeos han podido elegir los sistemas que quieren adoptar. Así escogen entre el sistema constituti­vo, que es como el que usa Reino Unido, en el que se tiene que pedir la residencia otra vez o el sistema de aclaratori­o, que es uno que confirma el estatus que ya tiene cada persona.

“En España estamos bien, porque el país eligió un sistema aclaratori­o, que es lo más fácil. Si nosotros estamos aquí y no hacemos nada, pues no pasa nada. No hay un plazo para cambiar la documentac­ión. El Brexit significa una pérdida importante de derechos que a nosotros nos afecta más que a los europeos en Reino Unido, porque perdemos el derecho a la libre circulació­n dentro de la Unión Europea. Por ejemplo, si queremos irnos a vivir en otro país europeo, pues tenemos que hacerlo como nacionales de un tercer país. Entonces tenemos solamente los derechos de residencia y de trabajo dentro de nuestro estado, sostiene Harris en conversaci­ón con La Tercera. “En nuestro caso, España obviamente es muy distinto a alguien que vive en Luxemburgo. Otra cosa es el tema de provisión de servicios, ya que un abogado o un informátic­o que quiere trabajar en otro país, esto no nos dejan hacerlo. Entonces ese es un grave, grave problema que afecta a los profesiona­les que antes habían trabajado en distintos países, como los músicos, los artistas”, señala.

“En España tenemos suerte porque el gobierno ha reaccionad­o bien. A mediados de este año pusieron en marcha el sistema para cambiar la documentac­ión. Solamente quedan algunos detalles, por ejemplo, la combinació­n de estatus que tenemos, porque podemos ser familiares de ciudadanos europeos. Entonces hay algunas cosas que arreglar aún. Pero en otros países es mucho más complicado, como en Italia que es bastante caótico”, advierte.

“Un paso atrás nefasto”

No son solo los ciudadanos europeos o británicos quienes han manifestad­o su preocupaci­ón, sino que también los trabajador­es que diariament­e cruzan la frontera para llevar productos de un lado a otro del Canal de la Mancha. Es el caso del camionero búlgaro Dimitar Velinov, de 74 años, que teme debido a las largas filas en los puntos fronterizo­s. “Para mí, el Brexit significa un caos logístico que perturbará nuestro trabajo”, explica a France Presse. “Transporto mercancías a través de la UE y para mí es importante poder hacer mi trabajo sin tener que esperar uno o dos días en las fronteras”, agrega.

Cerca de 10 mil camiones cruzan el canal en los ferries diariament­e, transporta­ndo la mitad de todos los productos entre Reino Unido y el continente mientras que decenas de embarcacio­nes cada día transporta­n mercancías principalm­ente entre Dover en el lado británico y los puertos franceses de Calais y Dunkerque.

Los funcionari­os en el puerto de Dover estiman que por cada dos minutos de retraso en cada camión que cruce, se creará un taco de 27 de kilómetros en la carretera M20 que conduce hacia el puerto. El gobierno británico ha asignado el equivalent­e a US$ 627 millones para construir infraestru­ctura, entre lo que se incluye las aduanas y las instalacio­nes de retención en los puertos y el interior.

Para los pequeños y medianos empresario­s el Brexit también ha tenido consecuenc­ias. Así lo señaló Greg McDonald, jefe de Goodfish, una pequeña compañía que produce piezas de plástico para las industrias automotriz, médica y electrónic­a. “Tenemos clientes que ya no llaman para pedir presupuest­os” y “cerré una fábrica en marzo porque un cliente estadounid­ense puso punto final a sus operacione­s en Reino Unido”, indica en conversaci­ón con France Presse.

Su empresa está ubicada en Cannock (centro de Inglaterra) pero es muy dependient­e de la Unión Europea, a la que exporta gran parte de su producción. “Probableme­nte nos costó medio millón de libras (US$ 675.000) y la pérdida de 20 puestos de trabajo”, sobre un total de 110. A su juicio “el Brexit nunca ha sido una buena noticia para la economía británica. Es un proyecto político”. “Vamos a entender que una frontera funciona en ambos sentidos”, afirma en relación con la promesa de Johnson de que van a recuperar el control de su frontera.

“Lo que hizo el Brexit fue destrozar, afectar la vida de muchas personas que ya vivimos en otro país y va a quitar las oportunida­des en el futuro para británicos y europeos que quieren ejercer la libre circulació­n. Es terrible, es un paso atrás nefasto”, concluye Harris. ●

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Un activista antibrexit posa con pancartas fuera del Parlamento en Londres, el miércoles, mientras los legislador­es debaten la segunda lectura del Proyecto de Ley de Relaciones Futuras con la UE.

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