Brotes verdes
Desde fines del 2019, que lo venimos pasando mal: la violencia, los incendios, La Araucanía y el narcotráfico. Luego vino la pandemia y la recesión, con el terrible dilema sobre cuánto soltar y cuánto apretar. Al principio, la gente “aperra” con el encierro, pero a medio andar la juventud, el comercio y otras industrias se desesperan con la inactividad, la falta de trabajo y de ingresos normales. Alcaldes que reclaman cuarentena total, y otros el cese de la misma. Los únicos que parecen no ser afectados son los delincuentes, los narcos y los niños de los portonazos.
Estamos dejando atrás un año muy malo, pero en cambio para este 2021 se ven señales de esperanza. La primera y más importante es que alrededor de junio/julio tendremos vacunas para todos, y volveremos a una vida más normal. Sin tanto viaje y reunión presencial, más trabajo desde la casa, mucho Zoom, chat, compras en línea. Un avance en conectividad virtual inesperado y beneficioso. La economía -como siempreanticipará la eventual vacunación masiva y sus efectos, por lo que la reactivación llegará antes que las vacunas.
En lo político también se divisan vientos favorables. Los viudos y viudas del Rechazo ya se resignaron, y van a trabajar para una nueva y mejor Constitución. La difícil apuesta del exdiputado Chain con la vieja DC dio inesperados frutos en las primarias de la ex Concertación. Ya no serán el carro de cola de la centroizquierda. Ésta, en vez de hacerle guiños al PC/FA, se los tendrán que hacer a Sichel y su probado grupo de ex DC, desilusionados de alianzas absurdas, y de arrodilladas frente a la izquierda más extrema. Al fin la centroizquierda se ordena. Y Bachelet les regala (bendita Michelle) una candidata competitiva, con carisma, y experiencia. Me tocó trabajar con Paula Narváez en Bachelet I, entonces yo como parte de Salmón Chile. Ella es inteligente, aguda, simpática y dialogante. Pero sobre todo muy realista y alejada de ideas del siglo XIX. Otro signo de orden para la centroizquierda chilena, que andaba más perdida que el teniente Bello, y con acusaciones de corrupción y asociaciones inaceptables.
Y en la derecha, pasado el mal trago del plebiscito, y asumida la poca popularidad de su gobierno, se presenta con figuras atractivas, populares y empáticas: Lavín, el incansable, ahora socialdemócrata, antes bacheletista en el clóset; pero igual muy hábil y con mucho arrastre. Evelyn Matthei, simpática, espontánea, efectiva, y de gran inteligencia (doy fe: fui su profesor en la PUC). Y Sichel, con grandes cualidades personales, buenísima trayectoria, y un equipo de asesores de envidia para el resto. Y los extremos aislados, confundidos y aún pegados en la protesta y la revolución violenta, frente a una renovación importante en los dos polos del centro político.
No me cabe duda de que Narváez será gran candidata, sin necesidad de “hacerle la pata” al PC/FA, y los candidatos de la centroderecha tampoco tendrán que doblegarse ante LyD o JAK. En segunda vuelta los extremos no tendrán más alternativa que lo obvio. Así que, con mis mejores deseos, un feliz 2021, lleno de esperanzas y de “brotes verdes” en la salud, la economía y la política.