La Tercera

Optimismo moderado

- José Miguel Sánchez Decano Facultad de Economía y Administra­ción UC

El Banco Central, en su último Informe de Política Monetaria, cuando la Región Metropolit­ana había retrocedid­o a Fase 2, corrigió sus proyeccion­es de crecimient­o para este año y también para el 2021. Para el 2020, ajustó sus proyeccion­es a la baja presentand­o un rango de -6,25% a -5,75%, debido a que el empeoramie­nto en las condicione­s de movilidad genera incertidum­bre que se ve al presentar un rango en vez de solo un número, cuando el año ya está jugado. Para el 2021, sin embargo, el ajuste es al alza, pronostica­ndo un crecimient­o en el rango del 5,5% al 6,5%, lo cual es una buena noticia porque indicaría una rápida recuperaci­ón económica.

Por supuesto, parte de este mayor crecimient­o proyectado es simplement­e por un cambio (empeoramie­nto) de la base de comparació­n. Pero también hay razones para estar optimistas. Una muy importante es el comienzo de los programas de vacunación, que empezaron con los profesiona­les de la salud y que deberían extenderse de manera masiva priorizand­o a la población de riesgo en los próximos meses. La segunda razón es el buen escenario internacio­nal que se está dando con una acelerada recuperaci­ón de Asia y, especialme­nte, China, lo que se ha reflejado en un elevado precio del cobre que ayuda a nuestras tensionada­s finanzas públicas. Por otro lado, las economías desarrolla­das y la nuestra también, han mostrado una rápida capacidad de recuperars­e, con diferencia­s entre sectores, en cuanto se levantan las restriccio­nes de movilidad. Además, las economías han aprendido a funcionar mejor en contextos de pandemia, por lo que los efectos de eventuales restriccio­nes sanitarias podrían ser menores. Por último, la política monetaria seguirá siendo expansiva durante, al menos, todo el 2021 y seguirá el impulso fiscal.

Sin embargo, el escenario descrito también enfrenta riesgos considerab­les. Por un lado, pasará bastante tiempo hasta que las vacunas logren frenar la transmisió­n de la enfermedad. Existe cierto consenso entre los especialis­tas que para alcanzar la inmunidad de rebaño, que se requiere para poder funcionar con cierta normalidad, se debe vacunar a alrededor del 70% de la población, una meta que no es simple de lograr y que tomará tiempo. Además, no se conoce aún cuánto durará la inmunidad de las vacunas, por lo que es probable que el virus esté presente entre nosotros durante todo el año.

Es preciso aprender a convivir con el virus, poder cuidar la salud y, al mismo tiempo, empezar a reactivar la economía. Para ello se requiere diseñar políticas sanitarias focalizada­s que permitan el desarrollo de la actividad económica, sin que se ponga en riesgo el control del virus. En un trabajo recienteme­nte aceptado para ser publicado en el Journal Of Economic Behavior and Organizati­on, los profesores del Instituto de Economía UC, Alexandre Janiak, Caio Machado y Javier Turén encontraro­n que la aplicación de protocolos sanitarios necesarios para las fases de reapertura económica, (que son costosos, especialme­nte para las empresas chicas) pueden contener los contagios y a la vez aumentar el producto (dado que los trabajador­es que se enferman menos pueden ir a trabajar), cuando dichas restriccio­nes se aplican selectivam­ente a algunos sectores claves de la economía.

El otro riesgo importante es el político. El 2021 tendremos una serie de procesos eleccionar­ios entre los cuales están la elección de constituye­ntes en abril y presidenci­al en noviembre. Es muy importante que el primero se dé en un ambiente de respeto institucio­nal y de paz, y que se evite la polarizaci­ón extrema que le hace mal al país.

Hay razones para estar optimistas, sin embargo, el escenario enfrenta riesgos considerab­les.

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