La Tercera

Los inciertos días de Juan Guaidó en Venezuela

- Por Fernanda Rojas

El líder opositor, quien se autoprocla­mó presidente encargado en enero de 2019, convocó a nuevas movilizaci­ones para el próximo martes, fecha en que dejaría de presidir la Asamblea Nacional. Su falta de resultados amenaza con diluir su figura en un país en crisis.

Con el tiempo en contra, Juan Guaidó se juega las últimas cartas para mantenerse como el principal rostro de la oposición venezolana en medio de un declive de su imagen ante la falta de resultados. Guaidó puso en marcha una nueva convocator­ia a manifestac­iones para el 5 de enero, fecha en que expira su liderazgo en la Asamblea Nacional (20152020), que tras los polémicos comicios del 6 de diciembre quedó en manos del chavismo, desplazand­o al líder opositor del único cargo popular que lo legitimaba.

“Venezolano­s, debemos seguir alzando nuestra voz hasta que sea escuchada, en las calles, en el ejercicio de la protesta y la participac­ión popular”, apuntó Guaidó el 27 de diciembre en su cuenta de Twitter tras exigir que la consulta ciudadana que realizaron entre el 7 y el 12 de diciembre en paralelo a las elecciones legislativ­as sea respaldada por la comunidad internacio­nal.

Hasta 2015, Guaidó era un “desconocid­o” en la política venezolana en comparació­n con figuras como Leopoldo López, Freddy Guevara o María Corina Machado. Sin embargo, tras ser electo asumió en enero de 2016 como diputado por el Partido Voluntad Popular en el estado Vargas. Luego, en diciembre de 2018, fue nombrado presidente de la Asamblea Nacional, que por primera vez tenía mayoría opositora.

En su primera tarea a la cabeza del Legislativ­o, Guaidó anunció que desconocía­n el mandato de Nicolás Maduro después de acusar un fraude en las elecciones presidenci­ales de 2018, donde fue reelecto con un 67% y aseguró su permanenci­a en el Palacio de Miraflores hasta 2025.

En esa línea, el 23 de enero de 2019, Guaidó se autoprocla­mó presidente encargado, acusando un “vacío de poder” respaldado por el artículo 233 de la Constituci­ón. Desde ahí la figura del opositor se transformó en el principal dolor de cabeza para el chavismo, especialme­nte tras ser respaldado por más de 50 países, entre ellos Estados Unidos y la mayoría de las naciones de América Latina, con excepción de Uruguay, Bolivia, Nicaragua y México.

Impulsado por el descontent­o social, una hiperinfla­ción que en noviembre pasado superó el 65% y en un país donde los bolívares fueron desplazado­s por el dólar (aunque para acceder a un dólar es necesario más de un millón de la moneda local), Guaidó presentó un plan para sacar a Maduro del poder. “Cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres”, prometió.

Desde entonces han pasado casi dos años y, pese a giras internacio­nales en busca de apoyo, mesas de diálogo y sanciones económicas que ahogan al gobierno venezolano, Guaidó no ha logrado resultados y su imagen se ha ido erosionado con el tiempo.

Según un sondeo de la encuestado­ra Datanálisi­s, el líder opositor pasó de ostentar un 61% de respaldo en febrero de 2019 a un 25% en julio de 2020.

Al no participar en los comicios de diciembre, la oposición perdió casi la totalidad de los escaños que ganó en 2015, ya que el 69% de los curules están ahora en manos del chavismo. Para evitar su desplazami­ento por parte de los legislador­es chavistas que asuman, la Asamblea Nacional aprobó el sábado pasado la reforma de la ley que rige el estatuto de transición y extendió por un año sus funciones y las de Guaidó como jefe del Legislativ­o y presidente interino.

Pero eso no parece suficiente. Según el diario La Vanguardia, algunos líderes opositores han dado la espalda a Guaidó, mientras que otros, como Leopoldo López, se han exiliado, dejándolo solo.

Con la salida del poder del Presidente de EE.UU., Donald Trump, y la llegada de Joe Biden, el próximo 20 de enero, Guaidó enfrenta un nuevo desafío, ya que el demócrata no seguiría con la estrategia de su antecesor y más bien tomaría distancia de la crisis venezolana para enfocarse en políticas nacionales, según sostienen expertos.

El giro a la izquierda de Argentina con el mandato de Alberto Fernández, y el de Bolivia, con la llegada al poder de Luis Arce, ya había quitado aliados a Guaidó. Por ello, el líder opositor venezolano mira con atención las próximas elecciones presidenci­ales en Ecuador (7 de febrero), Perú (11 de abril) y Chile (21 de noviembre), ante la posibilida­d de perder otros socios regionales y así ver aún más diluida su imagen.

Así, el próximo martes, cuando asuma la nueva Asamblea Nacional, los gobiernos que han respaldado a Guaidó deberán decidir si mantienen su reconocimi­ento institucio­nal al líder opositor. Según la ONG venezolana de DD.HH., Foro Penal, si la Unión Europea retira su protección los opositores, éstos quedarán a la deriva y podrían ser encarcelad­os o acusados de “usurpación de funciones”.

Por mientras, la oposición intentará ganar tiempo a medida que avanza la denuncia contra el régimen de Maduro ante la Corte Penal Internacio­nal por crímenes de lesa humanidad. Durante el primer semestre de 2021 se definirá si es admitida o no, lo que daría inicio a una investigac­ión formal, pero que implica un proceso que podría tardar años.b

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Juan Guaidó durante una entrevista en su casa de Caracas, el 30 de noviembre pasado.

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