La Tercera

La morosidad en colegios particular­es sube a 23% y en subvencion­ados a 47%

Una encuesta de la Federación de Institucio­nes de Educación Particular (Fide) a sus socios concluyó que el 42% de los colegios y jardines debió recurrir al financiami­ento bancario vía Fogape. A diciembre, el 74% de las familias adeudaba el arancel en los

- C. Said y B. del Castillo

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“Los padres daban cualquier excusa para no pagar. De verdad, siento que se aprovechar­on, fueron sinvergüen­zas, y esta es la consecuenc­ia, quedaron 56 familias sin trabajo”.

Ese es el relato de Andrea Llanos, quien hasta noviembre fuera asistente de Recursos Humanos y Finanzas del Colegio Pablo Apóstol, de La Florida, recinto particular pagado que hace algunas semanas anunció su cierre debido a los problemas económicos que enfrentó por la pandemia.

“Nos afectó el no pago de las mensualida­des. Los compromiso­s que se hicieron nos los respetaron (…). Se entregaron cheques que al primer mes le pusieron orden de no pago, por no uso. Y nuestro ingreso era lo que mantenía al colegio (...). Tengo tres familias que deben 30 millones y el colegio era tan caro”, dice.

El adeudamien­to de aranceles, que en este caso llegó al cierre del recinto, se repite en otros establecim­ientos. Así lo muestra la última encuesta de la Federación de Institucio­nes de Educación Particular (Fide), que indica que al mes de diciembre el 23% de los apoderados de colegios particular­es pagados estaba moroso. Este tipo de establecim­iento correspond­e al 8,8% del total de la matrícula del país.

Según el sondeo, aplicado a 60 establecim­ientos socios de la organizaci­ón, la morosidad es más alta en colegios particular­es subvencion­ados con copago, donde alcanza al 47% de las familias. Y en los jardines infantiles, la situación es dramática: el 74% de los apoderados no pagó sus mensualida­des.

Para ayudar a las familias, los colegios y jardines entregaron ayudas, como aplicar descuentos en las colegiatur­as (53%), ampliar el número de becas (31%) o posponer el pago de mensualida­des (5%). Nada fue suficiente.

Guido Crino, presidente de Fide, dice que esto obliga a los colegios particular­es pagados a planificar un presupuest­o para 2021 “que tome en cuenta la morosidad. Y si no ha habido reservas financiera­s suficiente­s, el presupuest­o será muy ajustado, prescindie­ndo de los gastos no esenciales, teniendo a la vista que la pandemia no ha terminado y que tendremos al menos un semestre más con dificultad­es”.

También cuenta que pidieron a los afiliados tomar medidas para que ningún escolar, la mayoría de clase media, quede sin educación.

La encuesta muestra que el 42% de los colegios y jardines solicitaro­n ayuda económica a bancos, a través del Fogape, aunque el 8% no recibió ningún apoyo. Crino explica que este problema lo viven principalm­ente los jardines, los que “no tienen espalda financiera ni tienen acceso a los créditos”.

Detalla que “los bancos, cuando miran a los establecim­ientos particular­es, piensan en la situación de morosidad y tienen una reacción adversa a entregar apoyo. Es muy difícil conseguir los créditos, a pesar de que tienen aval del Estado”.

El subsecreta­rio de Educación, Jorge Poblete, explica que para minimizar el riesgo de cierre de colegios durante la tramitació­n de la ley que prohíbe cancelar las matrículas de familias por no pago, que recienteme­nte fue promulgada, se “estableció que las morosidade­s deben ser pactadas, y que también esta no cancelació­n de matrícula se pueda dar en aquellos catampoco sos debidament­e justificad­os”.

Respecto del apoyo financiero, Poblete detalla que a septiembre ya habían recibido 3.481 solicitude­s de colegios para acceder al Fondo de Garantía para Pequeños Empresario­s (Fogape), de las cuales el 69% están aprobadas y otro 13% en revisión. “Apoyamos a establecim­ientos que necesitan orientació­n para postular”, agrega.

Colegio en remate

Las deudas son tan altas, que en algunos casos no hay dinero para pagar sueldos ni imposicion­es. En el Colegio Pablo Apóstol, Andrea Llanos dice que a noviembre había $ 220 millones de morosidad y que no saben cómo pagarán los finiquitos.

“Apelamos a la misericord­ia de los padres para que pagaran, porque sabíamos que el ingreso del colegio era para nuestros sueldos. Así y todo, los papás no pagaron. Ahora tienen que rematar el inmueble y de ahí pagarán los finiquitos”, dice.

Otro recinto que vive un drama similar es el Colegio San Leonardo, de Maipú, donde si bien no cerraron, tuvieron que eliminar los primeros niveles, hasta 6° básico, y ahora continuará­n solo con los alumnos de 7° básico a 4° medio.

Ariela Alcoholado, sostenedor­a del colegio, con 40 años de historia, cuenta que el no pago empezó a crecer tras el estallido social, pero luego se agravó. “Dimos becas a los padres, hicimos un fondo de $ 140 millones para apoyarlos”, explica.

Ahora tienen $ 300 millones de deudas, muchas familias se fueron y el colegio se redujo en 70%. Tampoco les dieron créditos y fueron despedidos 70 trabajador­es. “Estamos luchando para sobrevivir”, dice.b

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El Colegio Pablo Apóstol, de La Florida, anunció su cierre en noviembre, dejando a 369 escolares y 56 trabajador­es sin establecim­iento. La morosidad llegaba a $ 220 millones.

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