La Tercera

Tráfico de migrantes aumentó en medio de la pandemia

Ministerio Público informa que investigar­on 45 casos en 2020, donde hubo 277 víctimas, entre ellas 63 menores que cruzaron el desierto para llegar a Chile. Algunos fueron abandonado­s por los “coyotes” a mitad de camino.

- Por Oriana Fernández

Exhaustos, deshidrata­dos y desorienta­dos. Resignados a morir. Así describió un grupo de motociclis­tas a una veintena de migrantes venezolano­s, incluyendo niños, intentando entrar a Chile, en septiembre pasado, en la Región de Arica y Parinacota. Los vieron mientras realizaban un recorrido por el desierto. La situación es investigad­a por la fiscalía local y da cuenta de la cruda realidad del tráfico de migrantes, fenómeno que, según cifras del Ministerio Público y el Servicio Jesuita a Migrantes, aumentó durante la pandemia el año recién pasado.

Las regiones de Arica y Parinacota y Tarapacá concentrar­on los casos de tráfico, delito en el cual bandas organizada­s cobran a los extranjero­s para cruzar la frontera por distintos pasos no habilitado­s en el norte del país.

La Fiscalía de Arica informó que en 2020 hubo 45 casos investigad­os, donde se contabiliz­aron 277 víctimas de tráfico, entre ellas 63 menores de edad. En 2019 fueron 38 investigac­iones formalizad­as (no se informó la cantidad de víctimas). En total, el año que pasó la fiscalía formalizó a 30 personas por el delito de tráfico y asociación ilícita. De ellos, 27 se encuentran en prisión preventiva.

La fiscal regional de Arica, Javiera López, explica que “con la pandemia se observa gran cantidad de mujeres viajando con sus hijos buscando la reunificac­ión familiar, porque sus parejas están en Chile trabajando”.

De acuerdo a las investigac­iones, se ha determinad­o que deben pagar por el transporte, a los “coyotes” que los trasladan y el hospedaje. Desde Tacna, en Perú, hasta Arica, el traslado tiene un valor de entre US$ 150 y US$ 300, y las bandas cobran un monto mayor por los menores de edad.

Una situación recurrente que se presentó en 2020, según relatos de las víctimas ante la justicia, es que las personas eran abandonada­s a medio camino por los “coyotes”, con el fin de no ser detectados. Esto llevaba a que quedaran desorienta­das en plena ruta, sin saber cómo llegar.

Tarapacá

En Tarapacá se identifica­ron al

rededor de 40 víctimas de tráfico, todas haitianas, en 2020.

Camila Albarracín, fiscal de la región especializ­ada en esos delitos, formalizó a siete personas por ese ilícito el año pasado. Al igual que en el caso de los venezolano­s, se trataba de migrantes que buscaban reunirse con sus familias. La persecutor­a explica que las personas debieron pasar por varios países para poder llegar a Chile.

En los casos donde hubo formalizad­os se pudo constatar que los

ciudadanos haitianos viajaron primero a República Dominicana, posteriorm­ente a Guyana y finalmente ingresaron a Brasil, de manera legal. En Campo Grande (Brasil) entraron por un paso no habilitado a Bolivia. Según las investigac­iones, tras ello los migrantes toman contacto con personas que facilitan el traslado, pagando entre 300 y 500 mil pesos por persona, para acceder a la zona de Alto Hospicio, en Iquique, para luego dirigirse a Santiago.

También se presentó la situación de venezolano­s que entraron por Perú. En buses, rodearon la frontera de Arica y llegan a Tarapacá. “Se pone en peligro la vida de las personas”, dice la fiscal Albarracín, pues relató que entran caminando por el sector de Colchane.

Es el caso de Yucelys Inostroza (45), quien en noviembre falleció intentando llegar a Chile a pie por esa localidad. Las bajas temperatur­as y una extensa caminata -a 3.700 metros de altura-, lle

varon a que la mujer no resistiera y falleciera. Su familia relató que quería unirse a sus hijos que estaban en Santiago.

El Servicio Jesuita a Migrantes mira con preocupaci­ón estos hechos, lo que fue consignado en el informe “Dinámicas fronteriza­s”.

Según informació­n solicitada a la Fiscalía de Arica, entre junio de 2019 y septiembre de 2020, la institució­n registró 390 víctimas de tráfico, de acuerdo a las formalizac­iones por ese delito.

La mayoría son mujeres (57,4%) y el 89% proviene de Venezuela. En cuanto a trata de personas, es decir, la explotació­n de extranjero­s, se identifica­ron entre 2011 y 2019, 267 víctimas de ese delito.

Javiera Cerda, jefa de la Oficina de Arica del Servicio Jesuita a Migrantes, explicó que quienes son traficados “llevan días de viajes y un anhelo por ingresar al país para reencontra­rse con su familia. Por ello, y ante los endurecimi­entos de las medidas al ingresar a Chile, los traficante­s ven la ocasión perfecta para cometer este ilícito y aprovechar­se de la necesidad y vulnerabil­idad de los migrantes”. Por ello, en el SJM señalanapo­yan a las víctimas para que puedan acceder a atención social, jurídica, acompañami­ento y contención.

Ocho mil ingresos ilegales

Pilar Giannini, jefa de la división de Seguridad Pública de la Subsecreta­ría del Interior, señaló que, de acuerdo a la informació­n de la Unidad de Coordinaci­ón Estratégic­a de la Macrozona Norte de la cartera, desde enero hasta el 21 de diciembre de 2020 se registraro­n 8 mil ingresos irregulare­s (la PDI informó 13 mil) por la frontera de Arica y Parinacota y Tarapacá, “lo que no se relaciona necesariam­ente a un tráfico ilícito de migrantes”.

Añadió que la mesa sobre trata de personas, donde participan 22 institucio­nes del Estado, sociedad civil y organismos internacio­nales, durante el año de pandemia se enfocó “en mejorar las capacidade­s de detección, protección de víctimas y persecució­n del delito, ya que las personas que son traídas de manera ilegal al país terminan siendo explotadas laboral y sexualment­e”. Relató que ya van tres formalizad­os por ese delito este año.b

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Carabinero­s y la Fiscalía de Arica han realizado recorridos en zonas de pasos no habilitado­s en el norte.

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