La Tercera

“Engañao pal Servel”

- Cristián Valenzuela Abogado

Uno de los grafitis más viralizado­s de los últimos años en redes sociales, es el de una muralla en Andalucía que tiene la leyenda “emosido engañado”, escrita por un grupo de okupas desalojado­s que creyeron, ingenuamen­te, que podrían volver a sus viviendas. Un sentimient­o similar es el que aparentan sentir Mario Desbordes y el diputado Undurraga que, a menos de 24 horas de haberse concretado el pacto de Chile Vamos con el Partido Republican­o, los forzó a salir a denunciarl­o.

Mario Desbordes alega que no habría dado su aprobación si es que hubiese sabido que el pacto incluía el nombre de una determinad­a candidata. Una excusa administra­tiva con la cual busca eximirse de las consecuenc­ias de la conformaci­ón de este pacto. Francisco Undurraga, por su parte, habló de la incomodida­d que le producía pactar con un partido de ultraderec­ha, populista, ultramonta­no y conservado­r, afirmando que este era un pacto meramente electoral y que el Partido Republican­o con Evopoli no tienen mucho que ver.

Una excusa retórica que busca separar aguas ahora que llueven las críticas de la izquierda.

Sorprende que un diputado y un exministro, den muestra de tal nivel de amateurism­o político. ¿Es razonable creer que un partido nuevo y con escaso poder político formal haya doblegado a una coalición de partidos e impuesto sus condicione­s de manera unilateral? ¿Fueron engañados los negociador­es de Chile Vamos, los presidente­s de partido y los militantes de la coalición que terminaron pactando a ciegas con un partido del que no conocían nada? Es bastante dudoso.

En diciembre de 2017, ninguna sola voz de la centrodere­cha se opuso al apoyo que José Antonio Kast le dio al entonces candidato Sebastián Piñera. Luego de una irregular primera vuelta, la derecha necesitaba los votos de Kast para superar a Guillier. No hubo vetos, condicione­s ni gustitos personales: Kast se sumó a la campaña y fue uno de los artífices del triunfo de Piñera, sin mediar oposición de sus nuevos aliados.

El Kast del 2021, ideológica y políticame­nte, no es muy distinto al que Chile Vamos acogió con los brazos abiertos. No es Kast el que cambió, es la coalición oficialist­a la que ha virado hacia la izquierda, entregando en bandeja la Constituci­ón que decía respetar. Vetar personas o repetir las caricatura­s que hace la izquierda es un recurso desesperad­o, que da cuenta de la confusión que tienen muchos dirigentes oficialist­as y que no son consistent­es con su trayectori­a electoral.

Me inclino por creer que, más allá de los detalles, hay un sincero espíritu de la mayoría de la derecha por lograr un acuerdo y dar una señal de unidad. Por cierto, hay facciones en los partidos que, por estrategia o convicción, tienen legítimas diferencia­s con el Partido Republican­o, pero que han sido capaces de poner al país por delante.

Quizás, más que el meme de Andalucía, los casos de Desbordes y Undurraga se asemejan más al “Engañao pa´ Chillán”, un clásico video chileno donde la indignada víctima, más que burlada, pareciera haber consentido completame­nte con el “pacto” que la autoridad le quería proponer.

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