“Hay demasiados planetas y galaxias para que estemos solos”
A 25 años de su trascendental hallazgo, el astrónomo suizo suma un Nobel y el descubrimiento de otros cientos de exoplanetas. Queloz volverá “virtualmente” a Chile, donde pasó dos años, para ser uno de los invitados estelares del Congreso Futuro.
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En 1994, cuando aún era alumno de doctorado y junto a su profesor estudiaba más de 100 estrellas en un observatorio en el sureste de Francia, el astrónomo suizo Didier Queloz (55) hizo un descubrimiento que remeció la comprensión mundial del cosmos. Mientras estaba procesando la información de la estrella 51 Pegasi, identificó entre las ondas registradas un leve movimiento. Junto a Michael Mayor, su profesor guía, revisaron incesantemente este movimiento, tratando de confirmar el hallazgo hasta que en octubre de 1995, anunciaron la existencia del primero exoplaneta (planetas fuera del Sistema Solar) nombrado 51 Pegasi b.
“Los primeros años fueron complicados, porque las personas nos atacaban, no nos creían, y fue muy aterrador para mí como joven científico, así que los primeros años fueron netamente sobrevivencia. Además, como joven te das cuenta de que este es el mayor descubrimiento de la vida, recién en el inicio de tu carrera, es una situación un poco extraña”, dice a La Tercera desde Suiza. El astrónomo es uno de los invitados estelares de la próxima edición del Congreso Futuro, que se inicia este lunes.
Hoy, 25 años después de su hallazgo y tras ganar el Nobel de Física en 2019, Queloz repasa el alcance de su descubrimiento.
¿Cuál es la relevancia de su hallazgo?
Siempre es difícil identificar la relevancia de tu trabajo. Pero claramente hay un mundo antes y después de los exoplanetas, y ha cambiado completamente nuestra percepción de cómo somos. Ahora sabemos que hay miles de otros planetas, y el aspecto más fascinante de estos planetas es que la mayoría de ellos pareciera que son diferentes a los del Sistema Solar. Es interesante este proceso de aprendizaje que estamos pasando, ya que la gente estaba obsesionada con la idea de que todos los sistemas fueran como el nuestro y que encontraríamos algunos planetas eventualmente. Pero hemos detectado muchos planetas que no eran esperados.
Esto tiene varias consecuencias. La más profunda es estimular un nuevo desarrollo sobre encontrar vida nueva y el origen de la vida en el Universo. Esto fue un efecto gigante del descubrimiento de los exoplanetas.
¿Cuándo pudo dimensionar la importancia de su hallazgo? En 2019 ganó el Nobel, ¿o tal vez aún no lo hace?
La primera señal de haber encontrado algo fue una sorpresa para mí, porque era imposible que pudiera ser un planeta, esa fue mi primera reacción. Dediqué mucho tiempo asegurándome de que fuera real. Me comuniqué con mi supervisor, y al final le mencioné que creía que había descubierto un planeta, porque no tenía otra explicación, y mi supervisor, Michael Mayor, pasó por el mismo proceso; al principio no me creyó, pero después llegó a la conclusión de que era la única explicación posible a lo que había encontrado. Luego, tratamos de hacer predicciones, las confirmamos, y en ese mo
mento nos dimos cuenta de que esto iba a ser algo serio y que deberíamos comunicarlo. Estaba consciente de que era algo muy grande, pero era tan joven en ese momento que realmente tenía miedo, porque era muy grande. Me tomó un par de años disfrutar el descubrimiento.
¿Cree que exista vida inteligente en alguno de estos lugares?
Tiendo a ver la vida algo así como reacciones químicas, complejas. Si pasa en la Tierra, no veo por qué no pueda pasar en otras “tierras”, ya que la química es igual en todas partes. Hay demasiados estrellas, planetas y galaxias para que estemos solos.
¿Ha venido a Chile? ¿Qué sabe de nuestros telescopios?
Sí. He pasado por lo menos dos años de mi vida en Chile. Estaba construyendo un par de instrumentos, instalé un par de telescopios, he estado en muchas oportunidades. Conozco la cocina chilena, logré manejarme lo suficiente con el español para sobrevivir. No he ido a todos los lugares, pero en Alma y en La Silla sí he estado. Chile es un país increíble, tienen elementos geográficos muy particulares, están cerca del océano, uno muy helado, y tienen cimas muy elevadas, y las nubes alcanzan una altura determinada. Son muy afortunados de tener un país así. Vivir en Atacama no es muy agradable, es muy seco (risas).
Normalmente, el Nobel es el corolario en la carrera de un científico, pero es muy joven…
Sí, bueno, no soy tan joven, tengo 55. No soy el único, han existido otros premios Nobel jóvenes también. Creo que uno de los grandes desafíos de la ciencia es asegurarse de que los científicos sean entendidos por la sociedad. Ves personas negando hechos, no les importa la ciencia, no quieren inyectarle recursos. Hay mucho que hacer en términos de comunicación con la sociedad. Hay muchos científicos jóvenes brillantes, realmente brillantes, y además toda esta nueva generación que no tiene miedo de meterse en estos temas. Debemos asegurarnos de incluir a las minorías, de reducir estas brechas de género en la ciencia, hay muchos temas que resolver. El futuro de la ciencia no está en mí, aunque me vea joven, el futuro de la ciencia, y de todas las ciencias que impliquen un pensamiento racional, está en jóvenes que van a traer ideas nuevas y frescas, y creo que en ese tema puedo ayudar. ●