La Tercera

La investida

- María de los Ángeles Fernández Analista política y Presidenta de la Fundación Hay Mujeres

Trabajo y ahorro son formas posibles de pagar deudas. Al menos, eso era lo que pensaba el filósofo Thomas Carlyle hasta que la expresiden­ta Michelle Bachelet, por medio de su firma en una carta de apoyo de mujeres militantes a la candidatur­a de la ex ministra Paula Narváez, podría estar mostrando otras vías para reparar un déficit que se le adjudica: el de la renovación de liderazgos. Su impacto trasciende, tanto las fronteras del PS como las de una oposición huérfana de liderazgos potentes, pudiendo ser leído en clave de género.

Por lo pronto, ha permitido que quien fuera vocera de gobierno haya comenzado a figurar en las encuestas, recordándo­nos que las vías de acceso de las mujeres al poder político son tan dificultos­as como heterodoxa­s. En este marco, mientras el exsenador Carlos Ominami advierte, con relación a su súbito protagonis­mo, “que no es bueno que sea una operación mediática al margen de la construcci­ón partidaria”, vuelve a la memoria el papel detonante que supuso la encuesta CEP para encumbrar hacia la presidenci­a a la propia Bachelet.

El apoyo decidido a otra mujer con la que tiene similitude­s biográfica­s (influencia paterna, pertenenci­a al lote de la “Nueva Izquierda” y estudios en EE.UU.), supone una novedad. Durante su paso por La Moneda, aunque alimentó el surgimient­o del “bacheletis­mo”, fracción transparti­daria más emocional que orgánica, no generó relevos. Aunque se habló de su simpatía por algunas mujeres (Javiera Blanco es un ejemplo), fue a Rodrigo Peñailillo al que se le atribuyó un posible “delfinato” que terminó prematuram­ente consumido en la hoguera del caso Soquimich.

Por lo demás, la ausencia de un liderazgo femenino de reemplazo resultaba llamativa dada su promoción de mujeres en espacios de decisión (según Tresquinto­s, 38 ministras en sus dos administra­ciones). Sin embargo, nunca se le conoció a Bachelet un espaldaraz­o explícito similar al que Angela Merkel, tras renunciar a la reelección, le entregó a su ministra de Defensa, Annegret Kramp-Karrenbaue­r (AKK). Estaba llamada a ser la líder del partido y futura candidata en los comicios federales. El plan, finalmente, no prosperó.

Narváez aceptó el desafío presidenci­al de cara a las elecciones del 2021. Poco conocida por ahora, deberá enfrentar un ambiente antipartid­o y proindepen­dientes, polarizado y fragmentad­o. ¿Podrá compensarl­o gracias al espíritu feminista de estos tiempos? La respuesta no es concluyent­e. Una reciente investigac­ión del Índice de Liderazgo de Reykjavik arroja falta de progreso en la percepción pública de la idoneidad de las mujeres para roles de liderazgo (al comparar con los hombres en los mismos roles). Más preocupant­e resulta otro hallazgo: en este tema, las personas más jóvenes tenderían a ser menos progresist­as.

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