La Tercera

Derechos fundamenta­les

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¿¿Se engrosará el catálogo de derechos en la nueva Constituci­ón? ¿Habrá más protección para los que actualment­e hay en la Carta Magna? ¿Cómo se harán exigibles los derechos sociales? Esas parecen ser tres de las grandes preguntas que debatirán los 155 convencion­ales cuando se converse sobre derechos fundamenta­les.

En el análisis de las seis propuestas analizadas hay un consenso: con matices en cada una, en todas se habla de mantener y sumar más derechos y no de rebajar los que ya existen. Pero, evidenteme­nte, las diferencia­s se encuentran en qué derechos sumar y cómo será su exigibilid­ad.

Para la UDI, por ejemplo, es importante que se mantenga el derecho a la vida; el derecho y deber preferente de los padres de educar a sus hijos; la libertad de enseñanza y el derecho a crear y organizar colegios, y el derecho de propiedad y a la indemnizac­ión en caso de expropiaci­ón, entre otros. Sin embargo, al abordar los derechos sociales se postula que “una Constituci­ón no es un programa ideológico, ni una política social detallada: las constituci­ones no son para eso, ni nacieron para eso”.

La DC, en tanto, concuerda con la UDI en mantener el derecho a la vida del que está por nacer, aunque se agrega: “Respetando la autonomía sexual y reproducti­va de la mujer, en la forma que determine la ley”. A continuaci­ón se señala: “Estimamos que la autonomía sexual y reproducti­va de la mujer no incluye la posibilida­d de establecer el aborto libre”.

Si bien son varios los “nuevos derechos” que proponen Convergenc­ia Progresist­a, RD y Evópoli, esas colectivid­ades coinciden en algunos. Por ejemplo, para estas colectivid­ades es fundamenta­l reconocer el derecho al agua y piden que la nueva Constituci­ón reconozca su calidad de bien nacional de uso público.

En tanto, en Independie­ntes No Neutrales se aboga por mantener y proteger los derechos sociales que actualment­e tiene la Constituci­ón y crear otros, como, por ejemplo, los derechos de los niños, niñas y adolescent­es, de los jóvenes, de los adultos mayores y de las personas con discapacid­ad. Mientras que en RD se hace hincapié en que se debe reconocer la educación como un derecho “y no como mercancía” y que “el Estado debe garantizar el acceso y provisión de una educación pública, gratuita, de calidad, no sexista e intercultu­ral, en todos los niveles”.

Asimismo, RD y Convergenc­ia Progresist­a coinciden en algo: reformar el derecho de propiedad. Mientras que en los partidos de la ex Concertaci­ón proponen “poner énfasis en la idea de que la propiedad obliga y que su uso debe servir al mismo tiempo al bien común”, en el partido del Frente Amplio se habla de “reformular el concepto de la propiedad” y que el ejercicio y protección de este derecho debe tener “límites para el debido cuidado del medioambie­nte y protección de otros derechos sociales”.

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