La Tercera

Las tres variantes del coronaviru­s más peligrosas y que preocupan a la OMS ya podrían estar circulando en el país

- Cecilia Yáñez

Especialis­tas han detectado chilenos con las mutaciones descubiert­as en Brasil y Reino Unido y no descartan que estén presentes en la población general, incluyendo la secuenciad­a en Sudáfrica, lo que podría tener alguna responsabi­lidad en el aumento de la cantidad de casos en el país.

El test diagnóstic­o que se realiza para saber si una persona está o no contagiada con el virus Sars-CoV-2 es el de “Reacción en Cadena de la Polimerasa” más conocido como PCR. Este examen detecta a partir de una muestra de secreción nasal la presencia del virus, pero no es capaz de detectar a qué tipo de variante correspond­e.

Dicho de otra forma, para saber si el virus que infectó a una determinad­a persona correspond­e a la variante británica, sudafrican­a o del Amazonas brasileño, es necesario realizar una secuenciac­ión genómica, otro examen que revise detenidame­nte cada una de las 30 mil esferas (nucleótido­s) que conforman el material genético del coronaviru­s.

Esta informació­n es comparada con el primer genoma de Sars-CoV-2 que se conoció hace un año y que correspond­e al genoma que dieron a conocer los investigad­ores chinos del virus descubiert­o en Wuhan. Según los cambios que tenga, se puede determinar a qué variante pertenece.

Según ha definido la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), a la fecha hay tres variantes que son motivo de preocupaci­ón: la variante identifica­da en el Reino Unido (B.1.1.7), en Sudáfrica (501Y.V2) y Brasil (B.1.1.248, también conocida como P.1). En general, además del número que las identifica, las variantes son también conocidas por el lugar en el que se les detectó.

De estas tres mutaciones, dos ya están en Chile. Según el Reporte Circulació­n de Variantes Sars-CoV-2 en Chile publicado el viernes pasado por Departamen­to de Epidemiolo­gía del Ministerio de Salud, al 25 de febrero de 2021, se han identifica­do 34 casos de la variante B.1.1.7 (variante británica) y de ellos, 76%, correspond­en a casos de nacionalid­ad chilena. Los 34 casos se distribuye­n en las regiones de Antofagast­a, Atacama, Valparaíso, Metropolit­ana, Maule, de Los Ríos y de Los Lagos.

De estos casos, 32 están asociados a personas que llegaron desde el extranjero (casos importados) y contactos estrechos. Sin embargo se han detectado dos casos índices aislados que no tienen antecedent­es de viaje al exterior ni contacto con personas que hayan viajado.

“Para la variante P.1, el 30 de enero de 2021 se detectó el primer caso con esta variante en Chile, secuenciad­a por el Instituto de Salud Pública. Hasta el 25 de febrero de 2021, se han reportado 14 casos con esta variante, de los cuales 11 son de nacionalid­ad chilena”, dice el documento. ¿Dónde están? Región Metropolit­ana, de Los Lagos y de Valparaíso. Doce estos casos son viajeros que proceden de un viaje del extranjero desde Brasil y Perú, y dos correspond­en a casos secundario­s de uno de estos viajeros.

Hasta ahora, de la variante sudafrican­a, no hay detección en el país.

Sí pueden estar circulando

Jorge Fernández, jefe del Subdeparta­mento

de Genética Molecular del Instituto de Salud Pública (ISP), explica que de acuerdo a la vigilancia que se ha hecho hasta enero, hoy día en Chile circulan varias cepas del virus SarsCoV-2 pero las que predominan en los últimos meses son las variantes conocidas como B.1.1, B.1.1.33,B.1.1.1 y N4. Esta última se encuentra circulando desde noviembre del año pasado.

“La P.1, y la B.1.1.7, se han detectado en viajeros, salvo una muestra y otra de un chileno que sí estaba relacionad­a con un viajero pero fue un tema de diagnóstic­o. No se han detectado en la población general pero eso no quiere decir que no están circulando, no se puede descartar que sí estén y por lo mismo hay que estar atentos y seguir haciendo vigilancia, porque no podemos decir que estemos libres”, dice Fernández.

Durante toda la pandemia, dice Fernández, a nivel país se han realizado 1.132 secuenciac­iones, 150 de ellos entre diciembre y enero. Del total, alrededor de 750 han sido hechas por el ISP.

¿Son suficiente­s? Mario Calvo, infectólog­o de la Universida­d Austral (UACH), indica que tener más genotipifi­caciones no tiene un umbral específico en que uno diga que esta informació­n ayuda a tomar medidas que cambien la pandemia, por lo que con ese objetivo es difícil hablar de cantidades y decir si esa cifra es mucho o poco. “No obstante, habiendo secuenciad­o un porcentaje tan bajo no da la seguridad de tener claridad de las cepas o mutaciones que pueden estar circulando en el país”.

Miguel Allende, director del Centro de Regulación del Genoma del Programa Fondap y parte del equipo del Consorcio Genomas CoV2 (CGC) coordinado por el Ministerio de Ciencia, cree que esta cantidad de secuenciac­ión es baja. En la práctica, solo el ISP está realizando estos análisis, el trabajo con el consorcio y las universida­des ha sido lento, reconoce.

Hay equipos y profesiona­les para que las secuenciac­iones se puedan hacer en todas las regiones del país, pero faltarían recursos y voluntad. Allende recuerda que al inicio de la pandemia ocurrió algo similar con los diagnóstic­os de PCR: era el ISP el que hacía la mayoría, pero luego se implementó un sistema que sumó más laboratori­os y se logró trabajar en red con las universida­des para ampliar la capacidad.

“Con el número de secuencias que tenemos, no hay ninguna posibilida­d de evaluar la prevalenci­a de las variantes en Chile, sabemos que están, pero no sabemos cuán abundantes son. Con este nivel de análisis de muestras, no se puede decir que no hay transmisió­n comunitari­a. Está bien hacer controles en el aeropuerto, pero se tiene que complement­ar con análisis de muestras aleatorias y en todo el país, no solo en los lugares o a personas en las que se sospecha”, insiste Allende.

Respecto del aumento actual de casos, el director del Centro de Regulación del Genoma del Programa Fondap dice que puede deberse al comportami­ento de las personas, la relajación de medidas, pero también puede ser que la circulació­n de variantes lo explique.

El ministro de Ciencia, Tecnología, Conocimien­to e Innovación, Andrés Couve, señala que ayer tuvieron la tercera reunión de este esfuerzo en el que estamos trabajando con investigad­ores del Consorcio Genomas CoV2, la Sociedad Chilena de Genética, investigad­ores e investigad­oras de universida­des de la Región Metropolit­ana y regionales, el ISP y Minsal.

“Hemos comenzado un trabajo de coordinaci­ón entre el sector público y la academia para complement­ar la capacidad de secuenciac­ión génica que tiene hoy el ISP y para agregar valor al proceso mediante el establecim­iento de estándares, el levantamie­nto de capacidade­s a nivel nacional, el análisis y la gestión de convenios con universida­des”, explica.

El objetivo, dice Couve, es aumentar nuestra capacidad de secuenciac­ión que hoy es de un 0,12% y acercarnos -mediante una estrategia que establecer­á Minsal- a países como Estados Unidos que está a un nivel de un 0,49%. En cuanto a referentes, estamos estudiando el modelo de Reino Unido que se desprende por lejos de la norma de otros países con un 6% de capacidad de secuenciac­ión.

Vigilancia no solo a viajeros

La infectólog­a del Hospital Clínico de la Universida­d de Chile y coordinado­ra del Consejo Asesor de Vacuna e Inmunizaci­ón (Cavei), Jeannette Dabanch, cree que las cepas de preocupaci­ón ya están circulando en el país. “No hacemos estudios de secuenciac­ión comunitari­os, yo creo que ya están en Chile. Estas variantes son altamente transmisib­les y son más graves que las otras que teníamos, son más graves, producen reinfecció­n, pueden infectar a personas que ya se habían contagiado antes con otras cepas. El virus se las ha arreglado para seguir haciéndono­s difícil la tarea”, señala.

Para esta especialis­ta, las secuenciac­iones que se realizan no son suficiente­s y se requiere el apoyo urgente en recursos para que el ISP puede aumentar la cantidad de análisis que realiza ya que son ellos los encargados de la vigilancia.

A juicio de Dabanch, la vigilancia y secuenciac­ión de muestras de pasajeros que llegan al país a través del aeropuerto no es suficiente y no sirve si no se hacen análisis de genoma a las muestras de la población general. “Hay que hacer más búsqueda activa y no solo asociadas a caso”.

Más trasmisibl­e

Hacer más secuenciac­ión de virus no es una tarea sencilla. Se requiere más equipos y personas capaces de hacer los análisis, porque la máquina -que cuesta varias decenas de millones de pesos- no es solución por sí sola, dice Vivian Luchsinger, viróloga e investigad­ora del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM) de la Facultad de Medicina de la Universida­d de Chile.

Además, explica que es probable que todas estas variantes de preocupaci­ón circulen en algún momento en el país. “La P.1 es más transmisib­le y según lo último publicado, la respuesta inmune a la vacuna podría no ser tan eficaz, eso es un problema”, dice. Respecto de la variante sudafrican­a, la investigad­ora indica que los virus viajan con las personas y en esa lógica el mayor riesgo está con la variante de Brasil y la del Reino Unido.

Pero el peligro, puede estar aún más cerca, al interior del país. “El virus varía tanto que los cambios pueden ocurrir en Chile o en países cercanos, en cualquier parte del mundo. En cada replicació­n del virus, pueden ocurrir mutaciones. Mientras más infeccione­s, tenga un país o una comunidad, más posibilida­des hay de que surjan nuevas variantes”, dice Luchsinger.

El riesgo de los viajeros

Javier Tinoco, infectólog­o de Clínica Universida­d de los Andes,, señala que claramente mientras sigan las fronteras abiertas y se permitan los viajes al exterior y el ingreso al país, hay más riesgo de presentar casos de variantes calificada­s como de preocupaci­ón por la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS). Lo más importante, dice, es que quienes ingresen al país sigan un protocolo independie­nte de la nacionalid­ad y guarden cuarentena cuando lleguen.

“Tenemos más conexiones con Brasil y el Reino Unido que con Sudáfrica, pero basta un solo caso y esos es suficiente para que comience a circular. Por eso, la alerta debe ser permanente. Las tres variantes (británica, amazónica y sudafrican­a) pueden producir más casos, casos más graves y sobrecarga hospitalar­ia”, indica Tinoco. ●

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