Viajes de tres horas entre Ollagüe y Calama para enseñar música andina
A 2.964 km de altura, al límite fronterizo con Bolivia, se encuentra Ollagüe. En la única escuela rural de la comuna, llamada San Antonio de Padua, funciona una orquesta infantil que tiene una particularidad: solo usa instrumentos andinos y se dedica a rescatar la música de esa zona.
Su director es Edwin Alavia (59). Su madre fue oriunda de la zona y toda su familia es quechua. En 2014 lo invitaron a dirigir esta orquesta infantil “para que los niños de la zona pudieran aprender música, y desde entonces no hemos parado... hasta el año pasado por la pandemia”, cuenta. Ahí, el esfuerzo por enseñar la música andina tuvo una pausa. Alavia intentó hacer clases online, pero la señal de internet no era buena y muchos de sus alumnos no contaban con la tecnología suficiente para conectarse. El profesor veía que el sistema no daba frutos. “No se pueden reemplazar las clases presenciales, es muy valioso que el profesor esté en el aula y los niños respondan y participen, en especial para enseñar música”, dice. De los 40 alumnos de la escuela San Antonio, 35 participan en la orquesta, de tercero básico hasta segundo medio. Cuando volvió a hacer clases en marzo, “el primer día muchos alumnos se acercaron y me preguntaron cuándo entrarían a la orquesta (...), hemos tomado los resguardos que corresponden, veo el bien de los niños, sobre todo en temas prácticos como tocar los instrumentos”.
Una vez que retomó su rutina de lunes a viernes en Ollagüe, también volvió a viajar los fines de semana a Calama, a tres horas y media de distancia, donde también enseña música andina. Alavia dice que sus alumnos nuevos “ven a sus otros compañeros y están muy entusiasmados por aprender”. Así, hace cuatro meses que suenan las zampoñas y las quenas en la escuela.