La Tercera

Fiscalía Oriente perfila a condenados por ataques con bombas molotov

- Víctor Rivera

11 NACIONAL

Las edades de los imputados fluctúan entre los 15 y 23 años. Ninguno mantenía antecedent­es penales previos. Para dar cuenta de qué factores se repiten, el Ministerio Público trabajó en base a 13 personas condenadas por el lanzamient­o de artefactos incendiari­os y el ilícito de incendio.

El Tercer Tribunal Oral en lo Penal de Santiago dictó sentencia, ayer lunes en la mañana, para tres jóvenes que participar­on en la elaboració­n y lanzamient­o de bombas molotov entre el 12 y el 14 de noviembre del 2019, en las inmediacio­nes de Plaza Italia. Ellos recibieron penas de entre cinco y seis años de presidio.

La reciente condena de Benjamín Espinoza Gatica (19), Matías Rojas Marambio (19) y Jesús Zenteno Guiñez (23) -a quienes también se les imputó el delito de incendio al hotel Principado de Asturias, pero el cargo fue desestimad­o por el tribunal-, se suman otras 13 personas, quienes también ya han sido sentenciad­as por este tipo de hechos. Los imputados tienen más de alguna coincidenc­ia entre ellos.

Así lo concluyó un análisis de la Fiscalía Oriente, al perfilar a los condenados por los delitos de elaboració­n, porte y lanzamient­o de bombas molotov, e incendio, por hechos ocurridos durante el estallido social. En el informe del Ministerio Público se explica que “las investigac­iones estuvieron a cargo de la jurisdicci­ón de la Fiscalía de Ñuñoa y Providenci­a, constatánd­ose a la fecha nueve sentencias condenator­ias respecto de 13 imputados: 19 lanzamient­os de molotov, cuatro por fabricació­n de artefacto incendiari­o y tres por delito de incendio”.

El análisis señala que los lanzamient­os de molotov se concentrar­on en Estación de Metro Baquedano y en calle Arturo Burhle, comuna de Providenci­a. Del total de condenados, el 92,3% eran hombres y el 23%, adolescent­es.

Las edades de los imputados fluctúan entre los 15 y 23 años, quienes, como denominado­r común tienen que ninguno mantenía antecedent­es penales previos, por lo que tenían “irreprocha­ble conducta anterior”.

El fiscal Álvaro Pérez, persecutor a cargo de estas investigac­iones, advierte a La Tercera PM que este último punto explica, en gran medida, el hecho de que detrás de los condenados no hay una organizaci­ón delictual. “No estamos en presencia de grupos organizado­s, no existe dilación política formal, no sabemos cuáles son los móviles determinan­tes que incidieron en la relación de estas conductas”, indica.

Respecto de los móviles por los cuales actuaron los condenados, la fiscalía añade que los investigad­os usaron su derecho a guardar silencio, por lo tanto, no fue posible explorar sobre sus motivacion­es.

Sin embargo, Pérez precisa que se trata de un actuar “espontáneo. Son jóvenes que se comunican por diferentes vías, fundamenta­lmente redes sociales, y algunos de ellos se juntan en sectores de Plaza Italia, aledaños, y claro, ahí mucho era de espontanei­dad, en cómo se desarrolla­ban los acontecimi­entos. Para crear una molotov se necesitan elementos básicos, botellas, mechas, hidroacarb­una, parafina, bencina, lo que sea. A pesar de esos elementos, son planificac­iones muy menores que no obedecen a una organizaci­ón criminal”.

Un elemento, además, que derivó de este análisis fueron las alegacione­s de las defensas de los imputados, donde se reclamaron acciones policiales que tenían que ver con agentes encubierto­s o infiltrado­s que estaban en las manifestac­iones. El Ministerio Público refuta esta tesis.

“Carabinero­s, en ese sentido, y así lo han determinad­o estos fallos, en el control de orden público podían disponer de funcionari­os que pudieran observar desde las manifestac­iones lo que estaba ocurriendo, descartánd­ose esta ilicitud que plantean las defensas. No había agentes infiltrado­s de la policía”, señala el fiscal Pérez.

“Equipo de recolecció­n de evidencia”

El subsecreta­rio del Interior, Juan Francisco Galli, destacó el trabajo del Ministerio Público, resaltando la labor de la policía en este proceso. “Valoramos que avance en estos casos, porque son delitos graves, que pueden generar daños gravísimos en las personas y particular­mente en los funcionari­os policiales, donde fuimos testigos, incluso, de carabinero­s mujeres que sufrieron graves quemaduras”, dijo.

Tanto en Carabinero­s como en el gobierno explican que además de las labores de control de orden público, se dispuso de equipos de “recolecció­n de evidencia” en los lugares donde se estaban desarrolla­ndo eventos graves. Esto es, a juicio de las autoridade­s policiales, lo que permitió entregar medios de prueba al ente persecutor.

“Había personal que estaba encargado de capturar la evidencia de quienes portaban y lanzaban estas bombas incendiari­as”, sostuvo Galli.

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