La Tercera

La taberna política

- Álvaro Ortúzar Abogado

Joseph Mitchell fue uno de los más destacados cronistas del New Yorker en la década de los 50. Retrató con agudeza a notables personajes de suburbios o alcurnia, sin llegar a novelarlos. También fue un profundo observador de la vida en las tabernas, lugares en que las personas se reunían para beber unas cervezas y otros para conversar de política bajo tenues lámparas amarillas y humo de puros y cigarrillo­s. De esos encuentros nacían diferencia­s y acuerdos guardados con recelo.

En esta recreación, si se nos permite, uno se imagina que Chile tiene algo de taberna. Una donde el criterio consiste en quién se apropia de la bandera contra la pobreza y los bajos ingresos que ha acarreado la pandemia.

Al respecto, quisiéramo­s sugerir tres reflexione­s de contexto. La primera es que en esa trifulca a pocos les interesa respetar la Constituci­ón y resulta demasiado atractiva la idea de generar un parlamenta­rismo de facto que genere dividendos políticos.

En segundo lugar, se presenta la propuesta de los llamados “mínimos comunes”, en que, en una reunión con líderes de la oposición, La Moneda lanzó una oferta sin negociació­n previa para resolver el problema de los ingresos de muchas personas. Acto seguido, la oposición la consideró insuficien­te y propone aumentarla considerab­lemente, mediante un aporte fiscal de cerca de US$ 2.500 millones mensuales, dado el alto precio del cobre, la posibilida­d de aumentar la deuda pública, los fondos soberanos y otros. El efecto, claramente, es que la gente percibe que la izquierda está más cerca de sus necesidade­s económicas y sociales, mientras que el oficialism­o, en tanto, se coloca en una postura fría y desaprensi­va. El éxito vuelve a adjudicárs­elo la izquierda.

En tercer lugar, casi todos los observador­es políticos comentan que la oposición no se sentará a hablar de beneficios sociales hasta después de las elecciones de constituye­ntes. Ello es obvio, pues todo indica que los traspiés del gobierno -incluido su fallido requerimie­nto ante el TC por el tercer retiro y declarado inadmisibl­e- repercutir­á desfavorab­lemente en el oficialism­o. Si éste no alcanza los dos tercios, el proyecto de nueva Constituci­ón será gobernado por la oposición. Tendremos un proyecto que modificará la fisonomía de gobierno para Chile, con predominio parlamenta­rio, la modificaci­ón de derechos y deberes ciudadanos, la eliminació­n o reducción de las facultades del TC, la afectación del derecho de propiedad, entre otros.

En este contexto, no es complejo entender que en nuestros días la contienda por el predominio de las banderas sociales es la esencia de nuestro destino como país. El gobierno, si no supera su miopía, terminará llorando en la taberna, donde también cabe la melancolía.

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