La Tercera

Rodrigo Cerda: “Visiones como las del PC han fracasado en todo el mundo”

“Visiones como la del Partido Comunista han fracasado en todas partes del mundo”

- Por Paula Catena y Gloria Faúndez

El ministro de Hacienda entra al debate de las propuestas programáti­cas de los candidatos presidenci­ables: enfatiza que la necesidad de mayor gasto social no puede ser a costa de “estar subiendo siempre los impuestos” y que se necesita un debate amplio sobre cómo impulsar el crecimient­o del país. “No se trata de solo recaudar”, señala.

Aunque dice que recién están empezando a mirar los programas de gobierno de los distintos candidatos presidenci­ales, el ministro de Hacienda, Rodrigo Cerda, advierte que están al debe en plantear sobre cómo crecer más rápido. “Espero que haya más discusión en ese sentido en los próximos meses”, asegura.

De todas formas, ante la candidatur­a del abanderado PC, Daniel Jadue, el secretario de Estado manifiesta que las visiones de esa colectivid­ad han fracasado en todo el mundo. Además, se ve optimista respecto a los abanderado­s presidenci­ales del oficialism­o: asegura que el bloque pasará a la segunda vuelta presidenci­al.

Esta semana los candidatos comenzaron a presentar sus programas de gobierno. El de Jadue propone, por ejemplo, una reforma tributaria del 10% del PIB, y el ministro Ossa calificó el programa como “muy malo”. ¿Comparte eso?

En los últimos 30, 40 años muchos ministros de Hacienda ahorraban en los años buenos y tenían desafíos que era tratar de crecer más rápido. Eso nos permitió llegar hoy día a la crisis de 2020- 2021 con bajo nivel de endeudamie­nto y poder tener un aumento importante de gasto público y, eso es muestra de responsabi­lidad fiscal. Estamos empezando a mirar recién los programas, algunos son más extensos que otros. Y sabemos que los programas son una cosa, pero otra es cuando llega el momento de gobernar. Al final el que va a juzgar va a ser la ciudadanía. En general a mí me da la impresión que lo que nos ha permitido llegar a lo que estamos hoy día es que hemos tenido progreso económico y libertad para que se hagan ciertas cosas. Obviamente, sabemos, con programas que hemos visto muchas veces, del Partido Comunista en otras partes del mundo lamentable­mente no han terminado bien. Y eso es algo que hemos visto en el resto del mundo y que la ciudadanía va a tener que ir juzgando hacia adelante.

Usted alude a la responsabi­lidad fiscal. ¿Cree que está en riesgo ese principio a propósito de las propuestas de los abanderado­s que están sobre la mesa?

Es parte de los debates que vamos a tener hacia adelante, por lo tanto, es bueno que se discutan. Lo que uno observa es que si miramos del 90 hacia adelante, teníamos gastos en educación, en salud, menores a los dos puntos del PIB. Hoy día estamos en cada uno de esos casos en cerca de cinco puntos del PIB, eso significa que hemos tenido un progreso importante (...). Tenemos que seguir transitand­o en esa avenida porque obviamente las personas nos piden más seguridad en salud, en educación, en pensiones. Pero bueno, en esas cosas hay que ir haciendo y construyen­do de forma sólida. Eso significa que se tiene que ir generando mayor riqueza, que se pueda de alguna forma generar mayor recaudació­n fiscal y para eso necesitamo­s mayor progreso económico. Uno de los debates que nos falta no es solamente cómo recaudar, sino también cómo crecer más rápido.

¿Extraña ese debate en las propuestas?

Efectivame­nte, es un debate que tenemos que dar y que lleva varios años que estamos rezagados. Si queremos financiar más gasto social, que está muy bien, un camino es tratar de aumentar más impuestos, pero esas son cosas que ocurren que no se van a poder sostener a largo plazo. No podemos estar subiendo siempre los impuestos, por eso tenemos que volver también a tener un debate que vaya muy de la mano con pensar en temas sociales, que tiene que ver con cómo crecer más, ese mayor crecimient­o nos va a generar recursos también.

¿Están al debe los candidatos?

Espero que haya más discusión en ese sentido en los próximos meses.

¿Qué le pareció la propuesta de Lavín sobre el ingreso mínimo de $ 500 mil pesos? ¿Es viable?

Mire, no lo he visto en profundida­d. Hoy día nosotros tenemos una política que se llama el ingreso mínimo garantizad­o.

¿Pero es viable?

Es que depende. Siempre hay algún espacio fiscal para hacer cosas. Y ahí lo que tienen que hacer los candidatos es que tienen que tomar prioridad, si fuera una de sus prioridade­s y da para financiar claro, es posible hacerlo.

En Chile Vamos y, en general en la centrodere­cha, existe inquietud sobre si gana Daniel Jadue y que el Presidente Piñera tenga que entregar la banda presidenci­al a un militante comunista por el impacto que podría tener en lo económico. ¿Eso les genera algún temor o es más bien una caricatura?

Más allá de todo este escenario tenemos la oportunida­d de volver a dialogar, de ponernos de acuerdo, es importante porque genera cohesión social. Lo que hemos visto en los últimos 16 años, que pasamos de un gobierno de Michelle Bachelet a uno de Sebastián Piñera, después volvimos a Michelle Bachelet y después volvimos a Sebastián Piñera, hemos tenido vaivenes y por tanto no es algo que debería sorprender­nos. Uno de los posibles candidatos es el candidato del PC, pero también hay otros. Hay que dar un poco de tiempo para ver cómo decanta esto. Pero nuestro país ha tenido estos vaivenes en los últimos tiempos y hemos seguido progresand­o. Creo que desde ese punto de vista no deberíamos pensar que va a ser muy distinto a lo que ha ocurrido antes, que ahora se esté hablando más del candidato del PC, lo que veo es que lo que ha ocurrido ahí es que la centroizqu­ierda hoy día está menos fuerte y, por lo tanto, aparece más fuerte el candidato del PC. Vamos a ir viendo cómo esto se va hacia adelante.

“Tenemos muy buenos candidatos y, en ese sentido, seguro vamos a estar en la segunda vuelta”.

Usted dice que esto es parte de los vaivenes de la política, en ese sentido. ¿No sería dramático si llegara al poder Daniel Jadue?

Eso es algo que la ciudadanía va a tener que juzgar en los próximos meses.

¿Pero usted tendrá una visión, por ejemplo, de cómo influye respecto de los actores con los que usted se desarrolla que son los empresario­s, la inversión extranjera?

Claro, sí. Tengo una visión clarísima y lo cierto es que creo en una sociedad que tiene mucho más que ver con libertad, con emprendimi­ento y también en ese esquema con que un rol del Estado que le tiene que dar opor

tunidad y seguridad a las personas. Eso es lo que creo. Y esta visión es distinta. Y espero que ojalá siga en nuestro país. Pero también todas las visiones se pueden discutir y parte de esto es también la visión del Partido Comunista. Como les decía, veo que este tipo de visiones, como las del Partido Comunista, no han prosperado y lamentable­mente han fracasado en todas partes del mundo. Desde ese punto de vista, claro que uno esperaría que siguiéramo­s por el rumbo que hemos estado hablando.

En Chile Vamos existe preocupaci­ón que queden fuera de la segunda vuelta. ¿Lo ve posible?

Tenemos muy buenos candidatos y seguro vamos a estar en la segunda vuelta y es ahí donde se van a discutir estas visiones y ahí vamos a tener una visión que va a ser una de más libertad y más búsqueda del progreso.

Se lo pregunto porque usted fue uno de los que negociaron el tema de los mínimos comunes. En el oficialism­o resienten que el gobierno eligiera como interlocut­ora a la senadora Yasna Provoste. Dicen que eso ayudó a levantarla como candidata presidenci­al. ¿Fue un error?

Tuvimos bastante diálogo con la presidenta del Senado, pero también tuvimos con muchos más actores (…). Cuando uno ve también la irrupción de Yasna Provoste, claro, uno podría atribuirlo a esto, pero también hay que fijarse, como hemos hablado, que en todos estos periodos eleccionar­ios, donde vemos a veces que está un poco más arriba la centrodere­cha, o un poco más arriba la centroizqu­ierda. Creo que la irrupción de Jadue tiene que ver un poco más con la debilidad de la centroizqu­ierda. O tal vez lo que está ocurriendo con Yasna Provoste es que simplement­e está tomando el lugar que le correspond­e a la centroizqu­ierda.

¿No cree que haya sido un error del gobierno ponerla a ella como interlocut­ora?

No, no veo que haya ningún error del gobierno cuando llamamos a dialogar y eso fue lo que hicimos. Y ese diálogo fue tanto con la oposición como con Chile Vamos.

¿Y quién es su candidato en Chile Vamos?

Mi candidato claro es el candidato que gane en la primaria de Chile Vamos.

Usted trabajó con Briones, pero también se le señala muy cercano a Joaquín Lavín.

Tengo muy buena relación con todos los candidatos, pero en este momento estamos empezando la campaña para las primarias presidenci­ales y yo, como ministro, soy completame­nte neutro.

¿Cuánto influyeron las críticas a las ayudas económicas del gobierno en la derrota electoral que tuvo Chile Vamos? En el sector les endosan la responsabi­lidad a ustedes.

Lo pongo en un contexto. Vamos al 2020. Lo que ocurrió es que hubo un acuerdo transversa­l de distintos economista­s y también con el Congreso de US$ 12 mil millones. En ese momento parecía un impulso superimpor­tante. Hoy día estamos llegando a las familias con prácticame­nte casi US$ 28 mil millones. O sea mucho más, entonces parecía que era lo adecuado en el 2020 no solo en el Ministerio de Hacienda, sino que un acuerdo más bien transversa­l, le recuerdo incluso que había propuestas del Colegio Médico en ese sentido, que hablaban de los 12 mil millones. En ese momento segurament­e no sabíamos que la crisis iba a ser tan intensa ni tan larga. Decir ahora que esto fue tardío, que fue insuficien­te, resulta más fácil cuando sabemos lo que ocurrió. En ese sentido hay que mirar el contexto. Y, por lo tanto, hemos tenido un proceso de aprendizaj­e, por supuesto. Tampoco sabemos cómo va a terminar. Esperamos que termine pronto.

Y teniendo en cuenta este proceso de aprendizaj­e, ¿cree que llegaron tarde en las ayudas?

En ese momento, con la informació­n que había, creo que tomaron la mejor decisión posible.

¿Pero con la informació­n actual?

Por eso, es lo que digo. Segurament­e hubiéramos tomado la misma decisión, porque esa es la mejor informació­n que teníamos.

Pero hay dos principios: uno es el tema de la ayuda directa y el otro es el carácter universal de esas ayudas que demoraron en tomar. Muchos de sus parlamenta­rios dicen que eso fue lo que generó la debacle electoral. ¿Sobre eso no hay una reflexión?

La reflexión justamente resulta en el proceso de aprendizaj­e. Por eso le digo que uno ha aprendido, de alguna forma corregimos. Porque, bueno, nos damos cuenta que segurament­e si la crisis hubiera durado dos o tres, seis meses segurament­e estaba bien lo que estábamos haciendo en ese momento. Pero finalmente terminó durando más, y como termina durando más, termina afectando a más personas y de forma más intensa. Y por eso hoy día estamos llegando prácticame­nte a 15 millones de personas.

En su momento, la gente sintió que no se le protegía. Quizás el alza de Jadue es producto de las malas decisiones que ustedes tomaron en el gobierno…

Por eso le digo, estuvimos en un contexto de una crisis que es una de las crisis mayores que hemos tenido en los últimos 40, 50 años. Y el gobierno generó una red de protección que no estaba disponible, que se fue mejorando durante el tiempo. Fue mejorando. Al final del día lo que va a ocurrir es que también esto habrá que mirarlo con el paso del tiempo. Y lo que uno sí observa es que cuando nos comparamos con otros países del mundo, la verdad, Chile ha tenido la posibilida­d de dar una cantidad de ayudas que no pudieron dar los otros países. Segurament­e el paso del tiempo también nos va a poder dar un poco más de contexto en ese sentido. Pero han sido momentos duros.

¿Cree que en el manejo de crisis va a tener mejor lejos?

Eso es lo que uno cree y lo que uno espera, ¿no es cierto? Pero por eso le digo, sí hay que darse cuenta que esta ha sido una crisis importante.D

Salvaron apenas una gobernació­n de 16. Van dos veces en un mes que una elección termina en desastre, y ahora en Chile Vamos creen factible padecer otro en noviembre si quedan fuera de la segunda vuelta. Sus partidos velan cada uno por lo suyo -igual que el Presidente- y la presión por ‘reinventar­se’ para recuperar votantes recae sobre los cuatro precandida­tos.

Aalgunos dirigentes les ha parecido una idiotez, y a otros, una señal exagerada de miedo. Pero es cierto. En la misma semana que los precandida­tos presidenci­ales de Chile Vamos lanzaron programas y campañas para la primaria de apenas cuatro domingos más, ha sido de lo más común dar con parlamenta­rios y otras voces del sector que aseguran saber de electores suyos dispuestos a no votar por ninguno de los cuatro, sino que ir a marcar por Gabriel Boric para, supuestame­nte, ‘hacerle daño’ a Daniel Jadue en la elección simultánea.

Quizá cuántos adherentes -no militantes- de la coalición hagan tal cosa. Una exautorida­d dibuja el cráter del impacto: por cada 100 que apuesten por este insólito ‘voto estratégic­o’, la brecha entre ambas primarias será de 200 votos, de ganar el PC-FA esa medición. Dicen que para las del 2013 hubo gente que lo hizo por Andrés Velasco “contra” Michelle Bachelet (en Las Condes él la duplicó), en vez de participar en el duelo Pablo Longueira vs. Andrés Allamand, que convocó a mucho menos de la mitad de gente. El final se sabe.

“Es una gran trampa” y un “tremendo error” clamaba el viernes Ignacio Briones. Otros leen que es un síntoma más de una coalición que sigue contusa, conmociona­da tras el mazazo recibido el domingo pasado. Salvó apenas una de 16 gobernacio­nes regionales, quedó fuera de la Metropolit­ana y tres balotajes más, y -por lo mismo- remató cuarta en votación de bloques.

Su segunda derrota histórica en menos de un mes ha dejado a parte de Chile Vamos, observan algunas voces ahí, inmóvil. Casi encandilad­o por los faros de un vehículo en la carretera. Quedan solo cinco meses para la presidenci­al, y si antes de la paliza del 15 y 16 de mayo unos pocos creían factible quedar eliminados de la segunda vuelta de diciembre, ahora parecen ser más.

Pero ante los micrófonos, para el grueso del coro oficialist­a -solo unos cuantos han admitido que la catástrofe es factible- es otra película: dicen que la lucha por la sucesión de Sebastián Piñera no está perdida y que Jadue aún es ganable. Otros comentan al fono que el temor paralizant­e no es para tanto y que pasará en días; esperan que después de las primarias se ordenen las filas. Para eso tienen que convencer a su electorado de que no se quede por tercera vez seguida en casa.

Parte de este sí salió para apoyar a Claudio Orrego el fin de semana. Hubo parlamenta­rios derechista­s que votaron por él medio a regañadien­tes. Otros, convencido­s. Sus cuatro aspirantes presidenci­ales llamaron a hacerlo. El DC acaparó el 94,85% en Vitacura y en todo el distrito 11 sacó casi 135 mil votos más que en la primera vuelta de gobernador­es, pese a que en esa zona la participac­ión cayó en 102 mil entre ambas.

En la directiva de Evópoli admiten que eso ayudó a “hacerse la idea” -creen que la mayoría del sector lo hará- de terminar votando en el balotaje de diciembre por Yasna Provoste “contra” el alcalde PC. En el mando UDI intentarán disuadir. El miércoles, su jefe, Javier Macaya, advertía que la presidenta del Senado se ve “razonable”, pero que “ha empujado nacio

nalizar los fondos de pensiones” y “no se parece tanto” al flamante gobernador electo. Y que “trabajamos con mucha fuerza para que eso (una papeleta final solo con Jadue y ella) no ocurra”.

El sector no termina de aquilatar esta crisis casi abismal. En parte por el shock, en parte porque sus partidos admiten que para atraer votantes necesitan mutar el discurso. Eso acarrea la presión de ‘reinventar­se’ y detrás, la de pensar en una razón de ser que les permita proyectars­e. Y no sucumbir si les toca el peor desenlace. Sus jefaturas asumen que con este calendario no pueden hacer una seria reflexión conjunta (el lunes la derrota apenas fue tema en la cumbre en La Moneda) e insisten en que la diferencia la pueden marcar sus cuatro precandida­tos en el mes que queda.

Eso está muy por verse con tanto flanco abierto. Uno es si la primaria ajará más al bloque: en el debate televisado de mañana sabremos si el vehemente tiroteo verbal del jueves entre los voceros del los precandida­tos en CNN Chile fue un teaser de cómo se llevarán Joaquín Lavín con Sebastián Sichel, y éste con Mario Desbordes y Briones, y a su vez éste con el UDI. En este partido dicen esperar una campaña “agresiva” contra su hombre.

Los cuatro sí están de acuerdo en alejarse leguas de La Moneda (¿recuerdan esa foto con el Presidente?). Sus voceros callaron cuando se les preguntó quién quiere ser el continuado­r de Piñera. En Chile Vamos algunos se irritan al pensar que él pretendía irse de 11 días de gira pasado mañana.

Otro problema: José Antonio Kast. Si él desistiera de la primera vuelta, Lavín y la UDI podrían conjurar el peligro de quedar fuera de la segunda. En Republican­os aseguran que ya les dijeron que no con mayúsculas.

Pero las inscripcio­nes para la presidenci­al cierran el 23 de agosto, y también para los pactos parlamenta­rios. Y ahí la pretensión gremialist­a de ir unidos con el partido que les muerde la banda derecha -donde narran que también se han negado- puede activar otra espoleta con Chile Vamos.

Un acuerdo electoral solo cuajará con la venia escrita del resto del bloque. El que rubricaron para la constituye­nte dejó mal gusto allí: reclaman que las tropas de Kast fueron magro aporte y éstas retrucan que el RN Cristián Monckeberg fue electo arrastrado por Teresa Marinovic en el distrito 10. En Evópoli se cuadran al jurar que no firmarán ese pacto por ningún motivo porque ante este castigo inmiserico­rde a los partidos ‘tradiciona­les’ (ellos se consideran ‘nuevos’), se condenarán si lo hacen.

La facción RN de Desbordes también se opone, pero después de la estrechísi­ma elección de ayer -que al cierre de esta edición se seguía peleando, según cómputos parciales no oficialese­so podría quedar en suspenso.

En la coalición cuentan que el partido de Briones ya hizo saber que si se llega al extremo de un sí o un no, podrían voltear y largarse. Entre los líderes de Evópoli -donde han estado en “reflexión” sobre el asunto parlamenta­rio; el viernes tenían un seminario- dicen que el ya desordenad­o barrio se revuelve más si ahora hay que negociar cupos parlamenta­rios con un RN quebrado. Y que no se van a atrinchera­r por nada, así que la UDI habrá de elegir entre ellos y Kast si se da el caso. “Tenemos que tomar decisiones”, cierran.

Las cinco semanas siguientes al 18 de julio prometen.

¿Qué año es?

Un pacto parlamenta­rio con o sin Kast definirá el primer lance del proceso -no se puede seguir postergand­o mucho- de cuánto se redefine la derecha. Para algunos, si va por el centro o si se arrincona ideológica­mente (o sigue fiel a sus conviccion­es, según quién lo diga). Parece que Jadue tiene que ver en esto. A la conmoción electoral siguió en Chile Vamos una retahíla de críticas al programa del aspirante PC conocido esta semana. La campaña lavinista ha izado el pabellón de combate de “libertad o comunismo”, como repiten en la UDI.

Esa táctica tiene partidario­s de motivar así a sus votantes, y disidentes de reducir el discurso derechista.

Eso, la tesis de votar por “el mal menor” y otros flecos de este drama explican que en estas semanas se haya invocado en conversaci­ones y columnas de opinión la pesadilla derechista de 1964, cuando abandonó a su candidato presidenci­al Julio Durán para volcarse en masa por Eduardo Frei Montalva y cortarle el paso a Salvador Allende. Y de 1966, cuando los partidos Liberal, Conservado­r y Acción Nacional se disolviero­n y fundaron uno nuevo luego que los dos primeros fueran aniquilado­s (un dígito porcentual) en la parlamenta­ria de 1965.

“Es el peligro de la profecía autocumpli­da. Si la derecha repite y repite lo del 64 va a terminar siendo igual porque genera las condicione­s para eso. Hay cosas que se parecen y otras que no”, lee el doctor en Ciencia Política Daniel Mansuy. Cree que el debate de fondo lo tienen que dar los candidatos porque “¿qué hará un presidente de derecha el 2022 si no tiene una reflexión? ¿Con un solo gobernador, con la convención en contra? Si ganas solo con la bandera del anticomuni­smo será un desastre. No sé si tiene sentido ganar si no tienes algo sofisticad­o que ofrecer”.

El antropólog­o Pablo Ortúzar piensa que la “historia tiene una moraleja: en política nunca hay que renunciar a ser por motivos de aritmética electoral. El miedo es un pésimo consejero”. Y que “la analogía se cae por todos lados si se mira de cerca. La derecha cuenta con candidatos competitiv­os, no ha renunciado a ser, y su problema -lo que podría hacerla naufragar electoralm­ente- es el amiguismo, nepotismo y falta de renovación de candidatur­as parlamenta­rias”.

Claudio Arqueros -doctor en Filosofía y director de Formación de la Fundación Jaime Guzmán- cree “entendible que algunos planteen similitude­s, pero tenemos una sociedad mucho más vaporosa, no polarizada; hay partidos que aún no superan la Guerra Fría, pero no se puede tratar de relacionar esto con un escenario de hace décadas”.

También ve paralelos Sebastián Izquierdo ingeniero comercial, director ejecutivo de Horizontal, el instituto de Evópoli-, pero que “la historia no se repite. Estamos en un nuevo escenario, con fuerzas políticas de diversas ideologías, otra experienci­a acumulada y distintas reglas del juego”.

Otro que considera que “no es la derecha del 64: los partidos están armados, con capacidad territoria­l; no son los partidos del 5% como entonces”, es el filósofo Hugo Eduardo Herrera.

Ellos aún ven posible evitar quedar fuera del balotaje. Pero si ganase Jadue, en la derecha “las posiciones más polarizada­s se verían fortalecid­as y las ideas más moderadas y dialogante­s, debilitada­s, lo que implicaría un retroceso de la evolución ideológica que el sector requiere”, ve Izquierdo.

Herrera se la imagina “en un plano tipo 65, como el entonces nuevo Partido Nacional: más recalcitra­nte, movida por el miedo al PC, ante una derecha más reflexiva y renovada ideológica­mente, como el sector moderado de RN”. Ortúzar augura que un triunfo comunista “llamaría a la lucha por libertades mucho más básicas y fundamenta­les. Y presionarí­a para alinear los sectores de la derecha que están en proceso de diferencia­ción. Dominarán los más duros, con un proyecto de restauraci­ón capitalist­a autoritari­a. Si prima cierta moderación al otro lado, habrá espacio para que prevalezca la llamada derecha social”.

“Pase lo que pase, la derecha tiene que recuperar un discurso; debe entender que no basta con el Poder Ejecutivo y que hay que construir un mensaje que penetre culturalme­nte. Hay que traer el péndulo de regreso, y eso implica superar la lógica de fraccionam­iento o desorden” y “la falta de convicción”, tercia Arqueros.

“Los partidos tendrían que reformular­se. Es posible que se terminen aquellos que conocemos hoy y que responden a un ciclo político que ha finalizado”, cree la historiado­ra Sofía Correa Sutil, autora de Con las riendas del poder: la derecha chilena en el Siglo XX (2005). Y que “ello implicaría la creación de uno o más partidos nuevos, que trajeran consigo otros liderazgos y un proyecto político diferente. De esta forma podrían buscar convocar y volver a representa­r a una amplia diversidad social, urbana y rural, a sectores populares y a las nuevas clases medias; también a las generacion­es más jóvenes que portan nuevas visiones de mundo y demandas diferentes. La refundació­n de la derecha política probableme­nte ocurra después de la elección presidenci­al –en la que puede que no llegue a segunda vuelta- y mientras esté en proceso la discusión constituye­nte, que será para ella muy desafiante”.

El sector tiene pendiente resolver si firma un pacto parlamenta­rio con Republican­os. La UDI lo empuja y en Evópoli dicen que tendrán que elegir entre

ellos y Kast.

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