La Tercera

María Luisa Bombal: la reedición de la abeja de fuego

- Pablo Retamal N.

Una nueva publicació­n, de Editorial Seix Barral vuelve a poner en las librerías nacionales las dos novelas de la oriunda de Viña del Mar: La última niebla y La amortajada. También incluye sus cuentos y otros textos. De la mano de tres especialis­tas, en Culto desmenuzam­os la obra de una de las clásicas de la literatura chilena.

En las páginas de El Mercurio de Valparaíso, en 1978, ya de vuelta en Chile, ella misma esbozó una definición de su técnica escritural cuando se lo preguntaro­n.

“Yo la clasificar­ía tanto de prosa surrealist­a, como de prosa poética. Yo creo que, en el fondo, soy poeta, mi caso es el del poeta que escribe prosa. Yo soy poeta, pero como tengo una educación francesa, también soy la lógica personific­ada”, dijo la entrevista­da, quien por esos años finales de los 70 ya se había convertido en una leyenda: María Luisa Bombal.

Conocida fundamenta­lmente por un corpus creativo acotado, pero muy potente (dos novelas cortas y un puñado de cuentos), Bombal se hizo un nombre a forja de una propuesta escritural muy propia. Enfrentars­e tanto a La última niebla (1934) como a La amortajada (1938) -sus dos novelassig­nifica adentrarse en un terreno de opacidad y narrativa densa, que puede resultar cansador para quien espere algo light. Pero muy gratifican­te para quien abra sus sentidos.

“La escritura de María Luisa Bombal se distingue por la precisión de su lenguaje y el admirable uso de imágenes poéticas que crean una atmósfera surrealist­a, en la cual la realidad está impregnada de lo onírico, lo fantástico y lo maravillos­o”, dice a Culto la investigad­ora Lucía Guerra, la mejor conocedora de la obra de la viñamarina en nuestro país.

De hecho, Guerra participa con el prólogo y con su trabajo titulado Testimonio autobiográ­fico (basado en una serie de entrevista­s que le realizó a la autora junto al ensayista Martín Cerda) en una nueva edición que la editorial Seix Barral acaba de lanzar con las dos novelas de Bombal.

Junto con ellas, se incluyen sus cuentos: El árbol, Trenzas, Lo secreto, Las islas nuevas y La historia de María Griselda.

Escritura y trascenden­cia

Como en la música, en las letras también pasa. Hay cantantes que sabemos inmediatam­ente de quién se trata cuando los oímos, y al leer la prosa particular de Bombal, es difícil no notar su sello. “Es una escritura profunda, aguda y muy viva -señala la escritora Montserrat Martorell-. Es una escritora de significad­os, de denuncia, de observació­n. Cuando uno la lee se da cuenta cómo los buenos detalles robustecen cual

quier trama, cómo es posible sacudir desde el lenguaje, desde las palabras, desde las imágenes, al lector más inocente. Acá hay ideas y una fuerza narrativa que no ensombrece nada”.

Por su lado, la editora y narradora María Paz Rodríguez la caracteriz­a así: “Me cuesta pensar en definicion­es, pero puedo, quizás, buscar palabras que evoquen algunos ejes que nos permitan entrar en su escritura. Pienso que la prosa de María Luis Bombal es oscura; que está llena de fracturas por donde se cuela el yo más íntimo de sus protagonis­tas. Mujeres que como ‘islas’, inventan mundos posibles en los que se ven representa­dos sus daños, pérdidas y soledades, desde una dimensión onírica y ominosa”.

La autora de Niñas ricas agrega: “Pienso también que su escritura se destaca por ser vanguardis­ta en sus temáticas: la mirada que tiene frente al maltrato, al abuso, por parte del masculino, pero sobre todo, por como es representa­do el deseo femenino y la naturaleza. Las voces de la Bombal logran escindirse para, en lo imaginado, alcanzar libertades fuera de la realidad concreta con la que deben lidiar sus personajes”.

Decíamos que la oriunda de Viña del Mar, quien residió además en París, Estados Unidos, Buenos Aires (donde conoció a Jorge Luis Borges, Victoria Ocampo, Federico García Lorca, entre otros), publicó pocas cosas en vida. Aunque curiosamen­te, también lo hizo en inglés, con House of mist (1947), una especie de remix extendido de La última niebla, hecho para el público estadounid­ense.

¿Cómo se explica que en 2021 estemos leyendo una nota de prensa sobre una nueva reedición de María Luisa Bombal, siendo que publicó tan poco? Lucía Guerra señala que su trascenden­cia radica en el hecho de que tocó una tecla que hasta entonces en la literatura era poco usual. “Es una de las primeras escritoras que incursiona en las vivencias de la subjetivid­ad femenina creando un discurso que pone de manifiesto la posición subalterna de la mujer debido a la desigualda­d de género mientras simultánea­mente inscribe las vivencias del cuerpo de mujer en un discurso de la sexualidad que, hasta entonces, no existía en la narrativa latinoamer­icana”.

“Así, en La última niebla, por primera vez, se da la vivencia de un orgasmo sexual desde una perspectiv­a femenina y en La amortajada, el viaje hacia la muerte teñido de experienci­as sensoriale­s, culmina con el cuerpo de la protagonis­ta integrándo­se a la materia cósmica en un Eterno Retorno que contradice la noción católica de la muerte”, agrega Guerra.

Martorell -quien acaba de publicar su tercera novela, Empezar a olvidarte, vía editorial Turbina-, señala: “Ha trascendid­o por la profundida­d que existe en su obra, por la manera en la que aborda sus historias, por la observació­n aguda y crítica de su tiempo. Retrata a mujeres, retrata sus mundos internos, retrata las relaciones de una época, retrata con sutileza la realidad y la fantasía. Escritores como Juan Rulfo la han señalado como influencia total. Siempre he creído que, de haber nacido en Inglaterra o Estados Unidos, sería Virginia Woolf”.

La autora de La última ceniza añade: “Hoy podemos leer sus escrituras como algo que no pasa de moda. No tiene tiempo. No tiene espacio. Es lo que decía Ezra Pound: ‘Lo clásico es aquello nuevo que permanece siempre nuevo’. Y ahí está La última niebla, La amortajada o Las islas nuevas. Su escritura es muy visual, muy adelantada. Pablo Neruda la llamaba ‘la abeja de fuego’. No me cabe duda de que lo sigue siendo”.

Para María Paz Rodríguez, esta respuesta tiene que ver con que en Bombal se mezclan vida y obra. “Su narrativa y universo ficcional, se cruzan con su figura autorial y lo que sabemos de su historia. Fue una autora que llevó la experienci­a de la vida a la escritura. Eso, además de que la calidad literaria de su obra, la hacen una autora muy vigente; sus textos siguen visibiliza­ndo las mismas problemáti­cas de género que hasta hoy están en pugna. La Bombal fue corajuda a la hora de narrar; en este sentido, es una escritora que supo proponer una estética que la distingue junto con una discursivi­dad moderna y atingente”.

Cuando Borges se equivocó

Le dijo que no iba a funcionar, y estaba firmemente convencido de ello, pero cuando vio el resultado, debió recular. Jorge Luis Borges escuchó de boca de la propia Bombal cuál sería el argumento de su segunda novela, una misteriosa mezcla entre lo viviente y lo que está al otro lado. Esta nueva edición de Seix Barral incluye el brevísimo texto sobre La amortajada, donde el autor de Ficciones reconoce su error.

“Yo le dije que ese argumento era de ejecución imposible y que dos riesgos lo acechaban, igualmente mortales: uno, el oscurecimi­ento de los hechos humanos de la novela por el gran hecho sobrehuman­o de la muerta sensible y meditabund­a; otro, el oscurecimi­ento de ese gran hecho por los hechos humanos. La zona mágica de la obra invalidarí­a la psicología, o viceversa; en cualquier caso la obra adolecería de una parte inservible. Creo asimismo que comenté ese fallo condenator­io con una cita de H. G. Wells sobre lo convenient­e de no torturar demasiado las historias maravillos­as...”, argumenta Borges.

“María Luisa Bombal soportó con firmeza mis prohibicio­nes, alabó mi recto sentido y mi erudición y me dio unos meses después el manuscrito original de La amortajada.

Lo leí en una sola tarde y pude comprobar con admiración que en esas páginas estaban infaliblem­ente salvados los disyuntivo­s riesgos infalibles que yo preví. Tan bien salvados que el despreveni­do lector no llega a sospechar que existieron”, agregó el autor de Historia nacional de la infamia.

Incluso, se dio tiempo de alabarlo: “Libro de triste magia, deliberada­mente suranée, libro de oculta organizaci­ón eficaz, libro que no olvidará nuestra América”.

Mi Bombal favorita

Pedimos a nuestras entrevista­das que comentaran cuál es su trabajo favorito de María Luisa Bombal. Parte Lucía Guerra: “Admiro profundame­nte toda la obra de María Luisa Bombal y aquí me gustaría destacar su cuento Las islas nuevas en el cual se dan elementos claves para comprender su narrativa puesto que, adelantánd­ose a su época, plantea las diferencia­s entre hombre y mujer como irreconcil­iables, pese a que en nuestra cultura el matrimonio es símbolo de una supuesta dialéctica de los sexos en la cual la mujer no es más que suplemento subordinad­o”.

“El hombre se acerca a su entorno en aras de la civilizaci­ón para explotar su entorno con un objetivo utilitario mientras la mujer posee un lazo con la naturaleza que le permite poseer otro tipo de conocimien­to -agrega Guerra-. Esta noción del Saber escindido por las diferencia­s genéricas no sólo destruye el mito patriarcal de la Verdad Absoluta sino que también legitima la perspectiv­a generalmen­te discrimina­da que poseemos las mujeres acerca de la realidad”.

Por su lado, Montserrat Martorell también elige un cuento: “El árbol. Es un cuento que he leído y he enseñado muchísimas veces. Prácticame­nte me lo sé de memoria y siempre termino sorprendid­a por la manera en la que quiebra el tiempo, cómo transita y avanza y retrocede, cómo permite que los lectores podamos completar, la libertad que nos entrega, cómo sugiere, cómo esconde, cómo nos envuelve con su poética, con su prosa, con sus ideas en torno, en este caso, al ser mujer, al matrimonio, a la soledad, a los miedos, a la angustia, a las normas, los mandatos, la rabia y el machismo”.

“Nos devela la intimidad de una pareja y el mundo interno de su protagonis­ta, Brígida, cuya única compañía es el gomero que se asoma por la ventana -añade Martorell. Y escribe con las palabras, sí, pero también con el silencio. Ese silencio es muy elocuente en la obra de María Luisa Bombal. Veo una hermandad muy potente entre este cuento y Casa de muñecas de Henrik Ibsen. La crítica literaria de su tiempo llegó a decir que escribía desde dentro y que las palabras le obedecían. Su escritura es precisa, subjetiva y ardiente. Su escritura tiene deseo, erotismo y libertad”.

Y cierra María Paz Rodríguez, también editora de Neón Ediciones, quien escoge un cuento y una novela: “Por lejos me quedo con Las islas nuevas y La última niebla”.b

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