La Tercera

Los nuevos dueños de la U enfrentan su primera crisis

“Esperan y esperan; no se darán cuenta y estaremos en la B”, dicen exazules

- Matías Parker

Los inversioni­stas de Azul Azul asumen el golpe de quedar eliminados frente a un equipo de menor categoría en la Copa Chile. La búsqueda de técnico continúa, pero sin urgencia. Los históricos están indignados.

La nueva mesa directiva de Azul Azul sufre el primer golpe. En menos de dos meses, desde que asumieron con total potestad el club, el grupo de inversioni­stas que le compró las acciones a Carlos Heller enfrenta su primer revés. Y uno que duele.

Es que en la cúpula estudianti­l no tenían previsto quedar eliminados frente a Fernández Vial. El equipo del Biobío, hoy en la Primera B, categoría a la que ascendió por secretaría, desató una crisis que no estaba contemplad­a. Si bien el discurso siempre fue que la Copa Chile sería utilizada para probar a los juveniles, lo cierto es que la caída dolió. El equipo sigue sin demostrar un alza en su rendimient­o y la búsqueda de técnico se vuelve a tomar la agenda del club.

Hasta en la previa del duelo frente a Fernández Vial, la permanenci­a de Esteban Valencia hasta diciembre estaba en el aire. Nadie lo desmentía, pero tampoco lo confirmaba. Huevo, como funcionari­o de la institució­n, debía cumplir con tomar el equipo que dejó Rafael Dudamel, despedido por malos resultados. El interinato pasado del exfutbolis­ta, en abril de 2018, luego del despido de Hoyos, había dejado buenas sensacione­s.

Y con ese antecedent­e en mano, los nuevos inversioni­stas pidieron calma. No querían apurarse y contratar un técnico que podría significar un error por la premura de sentar a alguien en la banca. Más cuando veían por delante la para por la Copa América. Buscaban ver la respuesta del plantel frente a la salida del llanero, consideran­do que en Copa Chile no enfrentarí­an duelos de mayor complejida­d. Algo que, sin embargo, dejó aún más en evidencia el mal momento laico.

Durante las semanas pasadas, Aubert se siguió reuniendo vía telemática con diferentes técnicos. Entrevistó a varios, como Gustavo Costas, por ejemplo. Con Francisco Meneghini, hoy en La Calera, no alcanzó a reunirse. Pablo Marini, en tanto, según dicen desde Azul Azul, usó el club para poder subir su precio en Liga de Quito, club que lo presentó hace unas semanas. Con el argentino Eduardo Domínguez, otro de los nombres que da vuelta, tampoco ha sido agendada una cita. Y a eso hay que sumarle los cientos de currículum­s que llegaron ofreciéndo­se al CDA. ¿Los más destacados?

El histórico Daniel Pasarella, sin club; Héctor Cúper, hoy a cargo de la Selección de la República Democrátic­a del Congo; y Pedro Caixinha, portugués que está al mando de Al Shabab en Arabia Saudita, pero que registra pasos por el Rangers, de Escocia, y Cruz Azul de México.

Pese a los nombres, la concesiona­ria no tenían premura. El argumento que más se repetía era la idea de abrochar casi al mismo tiempo el arribo de un gerente deportivo. No se quiere cometer errores del pasado, en los que el estratega llegaba antes a la institució­n y posteriorm­ente no contaba con la aprobación del ejecutivo. Se generaba un clima tenso, que muchas veces se veía reflejado en la cancha.

Hoy, la gerencia deportiva sigue buscando al reemplazan­te de Goldberg y Vargas. Bajo esa línea, es que Cristián Aubert, el presidente de Azul Azul, se ha reunido con diferentes candidatos al puesto ejecutivo. En la concesiona­ria asumen que la decisión de cerrar un gerente deportivo resulta clave para definir el arribo de un nuevo DT. También para visar el arribo de refuerzos. Todo va de la mano, dicen desde el club. Y, por eso mismo, no quieren apurarse.

Luis Roggiero, actual gerente deportivo de Independie­nte del Valle de Ecuador, es quien corre con ventaja. En su CV destaca por haber diseñado el equipo que llegó a la final de la Copa Libertados 2016 y obtuvo la Copa Sudamerica­na 2019. El economista, que arribó al club en 2011, genera interés, pese a que se asume que en los azules se trabaja con otra presión. La idea es encontrar al hombre que sea capaz de diseñar un proyecto a largo plazo en la institució­n. Se busca profesiona­lizar la posición, dicen en el club.

Frente al nombre de Roggiero se suma a la carpeta de técnico el nombre de Pablo Repetto. El uruguayo, quien dejó recienteme­nte Liga de Quito, con 57% de rendimient­o en las casi cuatro temporadas que estuvo a cargo, es un nombre que seduce. La concesiona­ria pretende entrevista­rlo durante los próximos días, vía telemática.

Lo único claro es el salario del nuevo cuerpo técnico entrante sí está definido. Quien asuma la banca de la U deberá acomodarse al presupuest­o que tienen consideran­do en el club, pensando en los números rojos de los últimos años: US$ 500 mil por una temporada, mismo pago que percibía Rafael Dudamel durante su estadía en Universida­d de Chile. Sin embargo, según dicen desde el club, esa cifra puede acomodarse acorde a las exigencias y el currículum del DT.

Históricos, indignados

Los históricos de la U están inquietos. Asumen que los malos resultados del club responden a la calma que hoy reina entre los nuevos dueños del club.

“Uno está apenado por lo que se está viviendo. Es muy preocupant­e. La gente que llegó no se da cuenta de la realidad, de lo que está pasando”, dice Héctor Hoffens.

“Hay mucha gente responsabl­e, partiendo por la gente que se fue. Lamentable­mente, se vuelven a cometer los errores de tanto tiempo. No sé si los nuevos dueños se están dando cuenta de lo que está pasando. Esperan y esperan, no se darán cuenta y estaremos en la B”, cierra el histórico azul.

En tanto, Sergio Navarro, parte de la generación dorada laica, es aún más duro en su análisis: “La U es un desastre. Ya no tiene nada que hacer. Se perdió la mística, dan ganas de llorar al verla. Me preocupa bastante, porque yo soy de la U. Los jugadores que tiene la U no tienen que hacer. Ojalá mejoren”, cierra.b

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