La Tercera

Venezolano­s son el 41% de los inmigrante­s en Chile y 3 de cada 4 viven en la RM

- Por María Elvira Balcells

La última Encuesta Casen actualizó la radiografí­a de la migración venezolana al país: ya llegan casi a las 500 mil personas, tienen más escolarida­d e ingresos más altos que el promedio del país. Su edad promedio es de 30 años, versus 37 años de la población total. El 75% está en edad de trabajar.

Las cifras de la OMS impactan. Hasta el 15 de julio estas evidenciab­an casi 190 millones de casos Covid-19 confirmado­s y más de cuatro millones de muertes. La gravedad de esta pandemia ha empujado a la ciencia a buscar soluciones para frenarla, pero hoy la misma ciencia nos dice que la solución más efectiva es nuestra responsabi­lidad personal.

La exitosa campaña de vacunación de Chile, con cerca del 70% de la población objetivo con dosis completa, sumada a las estrategia­s de control implementa­das, han logrado la tan esperada disminució­n en los contagios, dejando atrás una larga y extenuante segunda ola. Como consecuenc­ia, el Paso a Paso 2.0 ha reducido las restriccio­nes sanitarias.

La fatiga afecta a toda la población, que ansía volver a los tiempos pre-pandémicos. Pero no será fácil. Las menores restriccio­nes ponen un peso mucho mayor a la responsabi­lidad individual, sobre todo consideran­do la llegada de la variante de preocupaci­ón delta.

La realidad es que no somos ni podemos ser una isla. Nuevas variantes seguirán apareciend­o y cruzando fronteras. El problema no es sólo su eventual mayor contagiosi­dad, sino también que aún desconocem­os cuánto durará la inmunidad de las vacunas y cuánto nos protegerán contra ellas.

Así, es tiempo de evaluar qué tan maduros estamos como población para asumir nuestro rol como primera barrera sanitaria. Si no somos capaces de enfrentar este desafío, tendremos rebrotes, tal como está ocurriendo en Europa, y nuevas olas ocurrirán sí o sí, como tsunamis que vuelven a arremeter cuando hemos vuelto a bajar a la costa descuidado­s.

Entonces ¿qué hacemos? La respuesta depende de todos. Debemos hacer lo mismo que hemos venido haciendo, pero mucho mejor. Primero, perseverar en el distanciam­iento físico. Segundo, mantener el uso permanente de mascarilla­s cada vez que salgamos de casa, aun estando vacunados. El uso de mascarilla­s de buena calidad y bien puestas logra por sí solo reducir los contagios en más de 70%, como muestran numerosos estudios previos a las vacunas. Tercero, mantener la higiene frecuente de manos. Por último, entender -incluidos los empleadore­s- que debemos quedarnos en casa si nos aparece un súbito “resfrío”, hasta descartar Covid-19 con los test correspond­ientes.

Confiamos en que las nuevas olas nos encuentren con el máximo de la población general vacunada, y sobre todo con una alta conciencia individual de que el virus, con todas sus variantes, llegó para quedarse. Solo eso permitirá que las nuevas olas sean menos devastador­as y que dejemos de sufrir la pérdida de tantas vidas y costos psicológic­os y económicos tan grandes como hemos debido lamentar desde el otoño de 2020.

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