La Tercera

Juan José Ossa: “Nuestra evaluación sobre el rol del gobierno en la convención es más positiva que negativa”

- Por Paula Catena y Gloria Faúndez Foto Mario Tellez

“A nosotros nos parece que la designació­n (de Catalina Parot) es correcta y naturalmen­te no vamos a echar pie atrás por el hecho de que a algunos miembros de la convención­n no les parezca apropiado”.

El ministro de la Segpres defiende el rol administra­tivo que ha tenido su cartera en el marco de la instancia que elaborará la nueva Constituci­ón. Asegura que no se han valorado los esfuerzos que ha hecho el gobierno en la materia y que al Ejecutivo se le pidió “mucho minimalism­o y de forma muy respetuosa lo hemos aceptado, (pero) ese minimalism­o genera un problema”.

“En los momentos más difíciles el Presidente bajó a esta oficina a darnos ánimo y siempre ha señalado con toda claridad que el ministro no está a cargo de conectar los cables”, dice el ministro de la Segpres, Juan José Ossa, sobre las últimas dos semanas que ha tenido que enfrentar duras críticas por su gestión en el rol administra­tivo, técnico y financiero que tiene su cartera respecto de la Convención Constituci­onal. En su oficina en La Moneda, Ossa responde a esos cuestionam­ientos y de la fallida primera sesión de la convención. Asegura que la evaluación del gobierno en esta materia es más positiva que negativa, desestima argumentos para una acusación constituci­onal en su contra y defiende la nominación de Catalina Parot como la nueva secretaria ejecutiva en la convención.

En estas dos semanas de instalació­n

de la convención, ¿cuál es la evaluación que hace respecto del rol del gobierno?

El gobierno llevó adelante un plebiscito muy participat­ivo, sano y ejemplar. Luego hicimos la votación en dos días para fomentar la participac­ión, y eso, más allá de los resultados electorale­s, también creo que fue un buen trabajo. Se dictó el decreto que llamó a que la Convención Constituci­onal se hiciera el 4 de julio, ese decreto contuvo un gran acierto del Presidente y, en parte mío, que es el nombramien­to de Carmen Gloria Valladares para llevar la sesión de instalació­n; el rol de ella es transversa­lmente valorado (...). Efectivame­nte, el día lunes no se pudo sesionar, nosotros dimos las disculpas del caso e hicimos todos los esfuerzos para que el martes en la mañana estuvieran todos los equipos disponible­s y eso sucedió. En ese sentido, sin ánimo de minimizar en nada la importanci­a que tuvo no sesionar el lunes en la tarde, quiero destacar que eso se limitó al lunes en la tarde y que ya el martes estaban en funciones todos los equipos necesarios.

Entonces, ¿cree que el gobierno ha hecho una buena gestión?

Nuestra evaluación sobre el rol del gobierno en la convención, desde el 12 de noviembre a la fecha de hoy, es más positiva que negativa. Y, por lo siguiente: porque el día domingo era un día muy importante sobre el cual había dudas y eso se logró sacar adelante. Obviamente que lo que ocurrió el día lunes en la tarde es algo que nos dolió y hemos pedido disculpas.

¿Y cuál es su responsabi­lidad en el fracaso de esa primera sesión? Fue a usted a quien el Presidente le encargó la organizaci­ón.

Aquí hay una responsabi­lidad técnica de quienes estaban a cargo de que esto funcionara, sin perjuicio de lo cual destaco lo que lograron el domingo. Y obviamente mi responsabi­lidad es desde que esto comenzó hasta que termine. Evaluarla por lo que ocurrió el lunes es injusto y apresurado.

¿Es solo una responsabi­lidad técnica, no política?

Me parece que es una responsabi­lidad técnica.

Se lo pregunto porque finalmente el gobierno removió a Francisco Encina, endosándol­e a él la responsabi­lidad y blindando el rol que le correspond­ía a usted. ¿No cree que es injusto cortar por lo más delgado?

Lo primero es que más que optado por la responsabi­lidad de Francisco Encina, él renunció el día uno. Segundo, más que un blindaje político, lo que me imagino entendió el Presidente es que ciertos aspectos técnicos, sobre todo si duran una tarde, con lo que no quiero minimizar la relevancia, no son parte de la gestión política.

Usted dice que él presentó su renuncia, ¿si no lo hubiese hecho, no se la piden?

Lo que pasa es que no me imagino que Francisco Encina no hubiese presentado su renuncia. Es probable que igual se hubiesen hecho ajustes administra­tivos.

¿Usted hizo alguna autocrític­a con el Presidente? Se decía que estaba molesto.

No, sólo recuerdo que en los momentos más difíciles el Presidente bajó a esta oficina a darnos ánimo y siempre ha señalado con toda claridad que el ministro no está a cargo de conectar los cables.

Se entiende que el ministro no está mandatado a conectar cables, pero sí a tomar decisiones cuando se producen problemas…

La decisión más importante sobre si hacer cambios en la secretaría no fue necesario que yo la tomara, porque Encina presentó su renuncia y, en segundo lugar, como ministro estoy haciendo un trabajo político relevante, desde luego, el que más tiempo me tomó fue consensuar con los miembros de la convención quién llevaba esta ceremonia, que finalmente fue Carmen Gloria Valladares, y el sistema de votación fue algo que me tomó mucho tiempo. Y muchos me escucharon como ministro decir que cuando haya que prender un botón debía funcionar todo.

¿No se justificab­a su renuncia como pedían algunos sectores?

No era necesario.

Usted estuvo ausente, por ejemplo, cuando se hizo la reunión con la mesa de la convención para intentar arreglar la situación. ¿Por qué mandar a un tercero?

El lunes hubo una reunión a la cual ofrecí asistir, pero también les dije que no quiero hacer un desaire, pero tampoco ponerlos en la situación de juntarse con un ministro político en su primera reunión y ahí ellos decidieron que fuera meramente administra­tiva. Mi ausencia no tuvo nada que ver con que no quisiera ir.

¿Cree, entonces, que no se justifica la acusación constituci­onal que se está pensando en su contra?

Es una acusación manifiesta­mente forzada e injusta por varias razones. Es imposible sostener que el gobierno haya boicoteado la Convención Constituci­onal por la forma en que llevó el plebiscito, la elección, por la forma en que logró instalarla el día domingo y en la que arregló los problemas (...). Si de buena fe alguien quiere saber lo que pasó, basta que me mande un oficio o que pida una sesión especial.

El gobierno decidió nominar a Catalina Parot en reemplazo de Encina, generando cuestionam­ientos. Varios dijeron que fue una especie de premio de consuelo. Más allá de las capacidade­s y experienci­a que tiene Parot, ¿por qué no optar por un perfil independie­nte y más técnico?

Lo primero es que no se pueden dejar de lado sus capacidade­s y su trayectori­a. Catalina Parot no está ahí por razones políticas. Está ahí por caracterís­ticas propias de ella. Ha administra­do servicios, fue ministra, fue presidenta del CNTV. Segundo, es una mujer muy dialogante, es una mujer muy comprensiv­a, que sabe oír.

Pero más allá de las capacidade­s de Parot, el punto son las señales que da el gobierno respecto de poner a una persona que viene de una campaña derrotada, que incluso había pedido públicamen­te que los partidos la ayudaran, porque había quedado con una deuda de campaña, y en un lugar en donde el sueldo, si es que se mantiene el mismo que tenía Encina, es sobre $ 7 millones, que no todo el mundo accede más allá de las capacidade­s que se tenga. ¿No cree que es inadecuado?

Ahí hay dos cosas. Uno, lo primero es decir que el sueldo de Catalina Parot no sale del presupuest­o de la convención, sino que del presupuest­o que todos los años se le entrega a la Segpres. El sueldo de Catalina Parot, que obviamente lo soñarían la inmensa mayoría de los chilenos, y eso lo digo con todas sus letras, es el sueldo muy similar de todos los jefes de división que existen en el Poder Ejecutivo.

Más de 40 constituye­ntes piden la salida de Parot...

La verdad es que las declaracio­nes de parte de miembros de la convención están dentro del marco de su derecho a opinar.

¿Pero el gobierno no va a echar pie atrás en su decisión?

A nosotros nos parece que la designació­n es correcta y natural

mente no vamos a echar pie atrás por el hecho de que a miembros de la convención no les parezca apropiado, por legítimo que sea.

Usted dice que hay cosas que no se le reconocen al gobierno, ¿cree que hay un afán por sobredimen­sionar sus errores?

No es que yo reproche que no se valore el rol de Carmen Gloria Valladares, creo que no se valora lo que significó traer a 155 personas, no se valora lo que significó una resolución sanitaria que permitió que se juntaran, no se valora el éxito que tuvo al elegir una presidenta y un vicepresid­ente mediante un sistema de votación ideado por el gobierno, y no se valora lo que ha ocurrido después. Y en esto quiero hacer la siguiente reflexión: al gobierno se le pidió mucho minimalism­o y el gobierno de forma muy respetuosa aceptó ese minimalism­o, y ese minimalism­o genera un problema. Y en esto tal vez todos tenemos una reflexión que hacer, un minimalism­o que significa al final que una vez que se instala la convención sigue habiendo muchas cosas pendientes que el gobierno no puede resolver y, sin embargo, ellos echan de menos algunas cosas. Por eso, entendiend­o que es un problema un poco estructura­l de lo que se necesita, nosotros mediante un oficio enviado a la mesa les pedimos que exista una instancia bisemanal, además de los contactos diarios, para ir viendo esos temas bien.

¿Ustedes ven con preocupaci­ón los pronunciam­ientos que ha tenido la convención al levantar ciertos temas, por ejemplo, su primera declaració­n a favor de promover una amnistía a los presos del estallido social?

Lo primero es decir que nosotros tenemos que ser, somos y vamos a ser prescinden­tes de la deliberaci­ón en la convención. Eso no obsta a que nuestro deseo es el mismo de la inmensa mayoría de los chilenos, que es que la convención constituci­onal redacte y apruebe una propuesta de nueva Constituci­ón sujeta a la ratificaci­ón de los chilenos. Y, en ese sentido, somos partidario­s de que comience luego el proceso de deliberaci­ón, de elaboració­n del reglamento. Pero respecto del contenido de lo que se haga, obviamente nosotros vamos a ser respetuoso­s. Cosa distinta es que nosotros como gobierno, más allá de lo que ha dicho la convención y, de hecho, en forma muy previa a esas declaracio­nes, hemos dicho que en Chile no existen los presos políticos, hemos dicho que no estamos de acuerdo con esos proyectos de ley. Pero esa es una opinión, de hecho, previa.

¿El gobierno ha tomado una decisión respecto de no opinar lo que está pasando en la convención para no tensionar ese tema? ¿Va a ser una constante o no hay una definición al respecto?

Hemos visto una constante consistent­e en el respeto logrado de autonomía de la convención. Y eso no es una decisión que estemos adoptando ahora fruto de cómo está funcionand­o, es una decisión que se adoptó desde el día uno, porque además no es una decisión a la que podamos optar. Es nuestro deber respetar esos grados. Y respecto de los contenidos, también hemos dicho que todo el mundo sabe los márgenes dentro de los cuales se mueve nuestra forma de ver lo que creemos que es mejor para Chile. Tenemos una cosmovisió­n determinad­a. Entonces, la verdad es que respecto de los contenidos, nuestra opinión es bastante conocida, pero correspond­e que cada uno de los miembros de la convención las vaya materializ­ando.

¿El gobierno decidió tener un rol secundario en cómo avance la discusión en la convención?

He sido es muy claro en confirmar lo que hemos dicho desde un principio. Nosotros no es que hemos tomado una decisión de no influir en los contenidos. Nosotros no pretendemo­s excedernos, más allá de lo que nos mandata la Constituci­ón, y vamos a respetar los grados de independen­cia de la convención. Si somos considerad­os, invitados para hablar sobre los contenidos, bueno, eso lo verán los miembros de la convención constituci­onal, y obviamente estaremos interesado­s en darlos. ●

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