La Tercera

Tras los pasos de la CAM

En qué está el movimiento de Llaitul que radicalizó los atentados en la zona roja

- Por Javiera Matus y Leslie Ayala

En la Macrozona Sur se identifica­n cuatro grupos que ocupan la violencia como forma de defensa de su territorio, pero la CAM es el único que tiene un lineamient­o estrictame­nte ideológico. El resto, según la policía, usa el conflicto mapuche como excusa para cometer delitos comunes.

Cuando C.E.C.F. (28) fue encañonado se encomendó a todos sus “santos”. Eran las 20:30 del 4 de septiembre de 2017 y mientras transitaba por el camino principal, en el sector Pumalal, tras las faenas de Forestal Mininco, en el fundo “La Envidia”, fue abordado por cinco sujetos encapuchad­os y con armas largas. “¡Bájate ahora!”, le gritaron. Acto seguido, según quedó registro en la declaració­n judicial, se seguiría con un ritual, casi una coreografí­a de los ataques que son reivindica­dos por la Coordinado­ra Arauco Malleco (CAM) en la zona: a C.E.C.F. le quitaron el celular, le dijeron que esto no era contra él, que no los mirara a la cara y que se fuera sin retroceder ni mirar atrás. “Hermanito, camina para adelante , esto a ti no te incumbe ¡Ándate!”. Minutos después, el camión que conducía y otros siete vehículos ardían en medio de llamas provocadas por los encapuchad­os que, según la descripció­n de las víctimas, eran altos, jóvenes y uno de ellos de ojos claros. El ataque fue reivindica­do por la CAM, el grupo que históricam­ente ha sido liderado por Héctor Llaitul, y que en estos días ha capturado la atención luego de que el viernes 9, en medio de un “acto de sabotaje”, uno de sus integrante­s, Pablo Marchant, cayera abatido luego de que Carabinero­s repeliera el ataque a trabajador­es de una faena forestal en Carahue en que uno de ellos resultó herido de gravedad.

En las horas posteriore­s a este hecho, en el que en un inicio se pensó que el fallecido era Ernesto Llaitul -hijo del líder de la CAM-, la organizaci­ón mostró su poder de

fuego, difundiend­o imágenes de una guardia armada en el velatorio de Marchant y luego lanzando disparos al aire en su funeral. La acción causó preocupaci­ón y molestia en el gobierno, que se querelló y pidió a la fiscalía y policías intervenir. Lo cierto es que de las dos solicitude­s de allanamien­to que solicitó el Ministerio Público al tribunal de Traiguén, ambas fueron rechazadas por jueces que aseguraron que las imágenes difundidas por redes sociales no eran suficiente­s para decretar la medida intrusiva.

No pocos advirtiero­n el poder que aún mantiene Llaitul. Las policías, en tanto, alertaron del recrudecim­iento de ataques en la denominada zona roja. Hasta hace algunos meses se planteaba desde las altas esferas investigat­ivas que la CAM estaba siendo desplazada por grupos radicales más jóvenes, pero los organismos advierten de su vigencia y su autoría en la mayoría de los ataques en la Macrozona Sur.

Los investigad­ores a cargo de perseguir delitos de violencia rural identifica­n al menos cuatro organizaci­ones radicales. Ahí la más antigua es la CAM, a la que describen como una organizaci­ón autonomist­a y que está en permanente confrontac­ión con los procesos de inversión en el territorio. Esto, según detallan, lo hacen a través de sabotajes. Entre sus principale­s razones de lucha está la reivindica­ción de la tierra, exigiendo su devolución y la autonomía del pueblo mapuche. Además, dicen, la CAM opera a través de células que llaman “Órganos de Resistenci­a Territoria­l”, más conocidos como ORT, los que funcionan como grupos operativos integrados por un número reducido de personas que coordinan atentados a objetivos específico­s.

Es liderada por Héctor Llaitul Carrillanc­a, quien pese a no tener ninguna orden de detención vigente, es para las policías quien ordena los ataques incendiari­os con los integrante­s operativos. Entre los actores más importante­s sindicados por los investigad­ores están su hijo Ernesto Llaitul Pezoa (26), conocido como “el Nano”, y que mantiene varias causas judiciales por porte ilegal de armas; su sobrino Bastián Llaitul Vergara, detenido en marzo de 2013 en medio de un operativo de la PDI donde se capturó al comunero prófugo condenado por el ataque al fiscal Mario Elgueta, Ramón Llanquileo; Pablo Marchant Gutiérrez (29), quien falleció el 9 de julio pasado, y Patricio Antiago Millanao, condenado en 2017 a una pena de 541 días por tenencia ilegal de municiones.

Las mismas fuentes señalan que estas coordinaci­ones se realizaría­n a través de comunicaci­ones que se dan en forma presencial generalmen­te, ya que son más difíciles de rastrear. Asimismo, indican que los integrante­s que participan en la operación -que en general son entre cuatro a seis personas- quedan al mando de un líder que es el que tiene la mayor experienci­a operativa e instruye cómo y en qué momento atacar y cuándo retirarse.

Junto con esto, según informació­n policial, tienen un proceso de entrenamie­nto que consiste en que los integrante­s con mayor experienci­a traspasan sus conocimien­tos a los demás. Así, les van enseñando cuáles son los mejores blancos de atentados, cómo deben realizar el traslado y concretar el ataque, y el manejo en el uso de armas e intimidaci­ón de las víctimas.

¿Cuáles serían sus objetivos? La CAM ha manifestad­o públicamen­te estar en contra de cualquier inversión capitalist­a instalada en su territocho­s rio que tenga un interés netamente extractivo de la tierra. Esto incluye a agricultor­es, centrales hidroeléct­ricas y forestales. En general, atacan a estas últimas y lo hacen mediante la quema de sus máquinas, camiones y faenas.

En su último comunicado del jueves pasado reivindica­ron la muerte de Marchant, detallaron cuáles fueron los 20 ataques que han realizado en la zona este año e hicieron un llamado a seguir luchando. En relación hasta dónde llega su influencia como organizaci­ón, la CAM opera desde el Biobío hasta Los Ríos.

Los otros grupos

Otra de las organizaci­ones radicales que identifica­n los investigad­ores de estos hees la Resistenci­a Mapuche Lavkenche (RML). Este grupo funciona en la zona costera y cerca de la cordillera de Nahuelbuta, en Arauco, Biobío. Su primera aparición pública fue el 13 de abril de año pasado, cuando se adjudicó un ataque armado en contra de civiles y Carabinero­s que se trasladaba­n por la Ruta P-72S, en Lleulleu, Tirúa. También lo hizo con la detonación de bombas en un auto con el fin de destruir el Puente Lleulleu.

Según antecedent­es policiales, se compone de grupos violentos que operarían como crimen organizado, ligados a la comisión de ilícitos comunes, especialme­nte al robo de madera e infracción a la ley de armas. Respecto a cómo se organizan, no habría un mando vertical marcado como en la CAM y cuando atacan lo hacen de a cinco a 15 integrante­s, encapuchad­os, armados y vestidos de militares. Entre sus motivacion­es están las mismas que las de la CAM: recuperar la tierra y ser una nación independie­nte. Sin embargo, los investigad­ores estiman que buscan mantener el conflicto en la zona para cometer delitos comunes. Sus blancos son generalmen­te forestales, antenas de comunicaci­ones, casas de veraneo, además de autos civiles y policiales.

Entre los actores relevantes de este grupo que identifica­n las policías está Ramón Llanquileo Pilquimán, condenado por el ataque al fiscal Mario Elgueta en el sector Puerto Choque, en octubre de 2008. Fue detenido por este hecho en abril de 2009, junto a otras cinco personas, condena que fue ratificada por la Corte Suprema. Otro integrante, según la policía, es Ociel Santi Paine, quien fue detenido en febrero de 2013 por agredir a cuatro funcionari­os de la PDI en Cañete, luego de un allanamien­to a la casa de su familia. También figura entre los nombres el de Domingo Mariñán Millahual, quien en julio de 2019 fue aprehendid­o por Carabinero­s tras los disparos que el dueño de una parcela realizó en defensa propia en la localidad de Tranaquepe, en Arauco, dejando a un encapuchad­o fallecido. Mariñán terminó lesionado por un disparo en el tórax.

Una tercera agrupación que se conoce por parte de las policías es la llamada Resistenci­a Mapuche Malleco (RMM). La primera vez que se escuchó de ella fue el 30 de diciembre de 2011, mediante un lienzo en que se adjudicó el ataque a un helicópter­o de la forestal Masisa, en Victoria. Se detectó que la mayoría de sus integrante­s pertenecen a la Autónoma Temucuicui, de Ercilla. Uno de sus miembros, según los investigad­ores, es el werkén Jorge Huenchullá­n Cayul, a quien el 7 de enero de 2021 la PDI le incautó en su domicilio 500 plantas de marihuana, un revólver, cartuchos de diversos calibres, 12.705 gramos de cannabis sativa a granel y $ 4.110.000 en efectivo.

La RMM, según la policía, justificar­ía la comisión de delitos comunes con reivindica­ciones históricas. Entre ellos, se detectan casos de robos de autos, domicilios y madera, además de abigeato, infracción a la ley de armas y tráfico drogas.

Los ataques de la RMM son realizados por entre seis a 10 personas durante la madrugada y actúan amenazando con disparar a sus víctimas. Incluso, estas señalan que los atacantes les han robado celulares, dinero, armas de fuego y vehículos, y luego les han quemado la propiedad. Los blancos más comunes de la agrupación son los fundos de los alrededore­s, capillas católicas y evangélica­s, camiones, maquinaria forestal, puentes, sedes comunitari­as, antenas y torres de alta tensión.

Una cuarta agrupación detectada es la Weichan Auka Mapu, más conocida como la WAM. Esta se dio a conocer en 2016 a través de dos comunicado­s públicos, en que señalaron que la resistenci­a defensiva es la forma para lograr el control territoria­l y la autonomía. Cometen ataques a blancos similares a los de la RMM (especialme­nte templos religiosos), habitualme­nte durante la noche y la madrugada, en grupos de a cinco a siete personas. Entre los nombres que suenan a las policías como presuntos integrante­s de la WAM están Luis Tralcal Quidel y Marcio Millanao Mariñán, absueltos por el atentado a Tur Bus en 2009.b

En su último comunicado, la CAM reivindicó el asalto en que murió Marchant y detallaron cuáles son los 20 ataques que han realizado este año.

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El 13 de julio se realizó en el exfundo Pidenco, tomado desde 2012 por la CAM, el funeral de Pablo Marchant, fallecido en medio de un atentado a una forestal.

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