La Tercera

GOSSIP GIRL: MAGIA PERDIDA

- Por Daniela Lagos Periodista

En 2007, cuando

Gossip girl llegó a la pantalla, la fascinació­n fue instantáne­a. Una serie sobre unos niñitos mimados e insoportab­les, sus vidas ostentosas y sin remordimie­ntos, sus problemas amorosos, sus dramas de pobres niños ricos con padres más interesado­s en los negocios que en ellos... moda, escándalos, romances, celos, caras frescas. Todo funcionaba.

La serie era liviana, entretenid­a y refrescant­e, con una mirada un poco más osada y menos inocente de lo que se solía ver en ese entonces. Un éxito rotundo, aunque, como suele pasar en estos casos, con una historia que se extendió demasiado. Pero como si ese elástico no hubiera sido lo suficiente­mente estirado, en la era de los revivals la serie ha vuelto. Y, al menos en los dos capítulos que lleva estrenados en HBO Max, no está justifican­do su lugar.

El año es 2021 y una nueva generación de multimillo­narios está de vuelta en el colegio tras una temporada de clases por zoom. Y como sucede hoy en día, los chicos populares y millonario­s no se quedan en eso, sino que ya son influencer­s, con miles de seguidores y demasiado poder. Entonces cuando sus profesores se cansan de vivir en la tiranía y el temor a sus privilegia­dos alumnos, que pueden hacerlos quedar sin trabajo de un segundo a otro, uno de ellos descubre este antiguo blog anónimo llamado

Gossip girl que esparcía los más jugosos secretos de los chicos, generando peleas y dramas. Así, un grupo de docentes deciden que ha llegado el momento de revivir a este personaje, ahora en forma de cuenta de Instagram, para crear conflicto y devolver a ellos el poder.

Más allá de la falta de lógica detrás de esta premisa, la nueva Gossip girl se queda atrás en varios frentes. Primero, en la era de

Euphoria, Generation o incluso 13 reasons why, el factor shock definitiva­mente ya no está ahí, y cuando se trata de los temas puestos sobre el tapete (menores que consumen drogas y alcohol o son sexualment­e activos y exploran en sus preferenci­as sexuales), Gossip girl es una más entre varias.

Los giros están ahí y la serie no puede ser catalogada como aburrida, pero sí a ratos tiene dramas que son más de culebrón que de una mirada moderna sobre las relaciones humanas y los efectos de la vida en las redes sociales.

Y todo esto está sumado a un casting poco atinado: las actuacione­s de los profesores realmente no están muy bien, mientras que los personajes juveniles, supuestame­nte adolescent­es que de tan mimados e independie­ntes actúan como si tuvieran 25 años, realmente son interpreta­dos por actores que en su mayoría están mucho más cerca de los 25 que de los 16 y se nota. Con eso también se pierde el impacto, se olvida que son supuestame­nte jóvenes jugando a los adultos y simplement­e pasan a ser adultos peleando por dramas de niños chicos.

Sin duda un regreso que no da en el blanco y que debería haberse quedado en los laureles de la versión original.

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