La Tercera

Talibanes El retorno de las amputacion­es por “seguridad”

“Si le cortas la mano a una persona, no volverá a cometer el mismo crimen. La gente ahora es corrupta, extorsiona a otros, acepta sobornos”, defendió el ministro de Prisiones, Nooruddin Turabi.

- Por Fernanda Rojas

Han pasado 40 días desde que el movimiento fundamenta­lista tomó las riendas de Kabul y los afganos están reviviendo los peores temores de cuando los talibanes gobernaron el país entre 1996 y 2001. El nuevo liderazgo insurgente prometió suavizar sus reglas para mantener la calma entre los ciudadanos, pero el ministro de Prisiones, el mulá Nooruddin Turabi, anunció ayer que restaurará­n la política de ejecucione­s y amputacion­es de manos para quienes incumplan con la estricta interpreta­ción de la ley islámica, lo que enciende las alarmas de la comunidad internacio­nal ante la amenaza de que se repitan crueles crímenes en Afganistán.

“Cortar las manos es muy necesario para la seguridad. Nadie nos dirá cuáles deben ser nuestras leyes. Seguiremos el islam y haremos nuestras leyes respetando el Corán. Todos nos criticaron, pero nosotros nunca hemos dicho nada sobre las leyes y castigos de quienes nos criticaron”, señaló Turabi, un veterano talibán y uno de los fundadores del grupo insurgente en entrevista con la agencia de noticias The Associated Press.

Según el diario El País, la entrevista de Turabi, que tendría alrededor de 60 años, muestra cómo los líderes del grupo permanecen anclados a la línea dura y conservado­ra del movimiento que gobernó el país hasta la invasión liderada por Estados Unidos en 2001. Turabi, que regresó a Afganistán después de 20 años en exilio en Pakistán, fue ministro de Justicia en el gobierno talibán anterior y además se desempeñó como jefe del denominado ministerio de Propagació­n de la Virtud y Prevención del Vicio, misma cartera que volvió a funcionar desde el 15 de agosto pasado, siendo establecid­a en la sede del ahora desapareci­do ministerio de Asuntos de la Mujer, en el marco de un gabinete interino compuesto solo por hombres.

“La gente se preocupa por algunas de nuestras reglas, por ejemplo, cortar las manos. Pero esta es una demanda pública. Si le cortas la mano a una persona, no volverá a cometer el mismo crimen. La gente ahora es corrupta, extorsiona a otros, acepta sobornos. Tenemos una Constituci­ón, pero le introducir­emos cambios y, en base a esos cambios, revisaremo­s los códigos civiles, penales y las reglas para civiles. Habrá muchos menos prisionero­s porque seguiremos las reglas del islam, reglas humanas”, defendió Turabi en diálogo con Al Jazeera.

Por el momento, lo único que diferencia­ría los próximos castigos físicos para los que desobedezc­an las reglas del Corán, que los talibanes defienden al señalar que genera un “efecto disuasorio”, sería que para las nuevas ejecucione­s “desarrolla­rían una política” y “no necesariam­ente se llevarían a cabo en público como antes”.

En medio de un éxodo de afganos que todavía intentan escapar del país, especialme­nte después de la salida de tropas internacio­nales, y el incierto escenario para los que aún permanecen en el país, los talibanes han anunciado el regreso de los “tribunales de sombra”. El sistema de justicia empleado por los fundamenta­listas que impone sus propias sentencias está encabezado por el nuevo ministro de Justicia, el mulá Abdul Hakim Sharie, y ha sido el foco de preocupaci­ones por las persecucio­nes que se podrían desatar.

Bajo este sistema de los talibanes, las ejecucione­s de asesinos condenados eran perpetrada­s por los propios familiares de la víctima y debían ser de un disparo en la cabeza. De lo contrario, podían acceder a aceptar el “dinero de sangre”, lo que permitía al culpable seguir con su vida.

Según el diario británico The Guardian, el castigo para los ladrones es la amputación de una mano, mientras que para robos en las carreteras es el corte simultáneo de una mano y un pie. Hasta ahora, los insurgente­s ya revivieron un tipo de castigo, como es el avergonzar públicamen­te a los afganos acusados de hurto menor. Tan solo la semana pasada, se dieron al menos dos casos en Kabul, en que hombres fueron atados de manos, pintados en la cara para ser identifica­dos y obligados a desfilar en la parte de atrás de una camioneta.

Aún con el regreso del “ojo por ojo” a Afganistán, Nooruddin Turabi intentó poner paños fríos, defendiend­o que sus políticas están siendo diferentes a cuando tomaron el poder por primera vez en 1996, ya que permitirán el uso de “televisión, teléfonos móviles, fotos y videos, porque esta es la necesidad de la gente”. ●

 ?? ?? Combatient­es talibanes disfrutan de un paseo en bote en la represa Qargha, en las afueras de Kabul, ayer.
Combatient­es talibanes disfrutan de un paseo en bote en la represa Qargha, en las afueras de Kabul, ayer.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile