La Tercera

BARBARITO TORRES, EL ALMA JOVEN DE BUENA VISTA SOCIAL CLUB: “EL GRUPO SIGUE VIVO”

- Andrés del Real

Hace un cuarto de siglo Barbarito Torres tenía 40 años, su pelo aún no se volvía blanco pero su reputación como intérprete del laúd ya era considerab­le en su país, tras haber integrado diversas orquestas de cuerdas y el conjunto Afro

Cuban All Stars. Pero cuando en 1996 su compatriot­a Juan de Marcos González y el músico estadounid­ense Ry Cooder lo invitaron a participar de las sesiones de un nuevo proyecto, bautizado como Buena Vista Social Club, la vida y la carrera de Torres sufrieron un dramático y espectacul­ar vuelco. La misma suerte que correrían sus experiment­ados compañeros de grabación y un valioso repertorio de son, bolero y guajira cubana que de la noche a la mañana dejó de ser una música perdida en la memoria y en boliches de la antigua Habana para transforma­rse en la banda sonora de todo el planeta.

“Fueron momentos muy importante­s y muy emocionant­es que recuerdo con mucho cariño. En esas sesiones nada estaba planificad­o, todo fue inventar ahí, en el estudio, nosotros tocando y Ry en la cabina escuchando. Y si algo le gustaba se grababa. Así fue cómo se hizo ese disco”, recuerda Torres, el más joven del colectivo de leyendas de la música que se reunieron en Buena Vista Social Club y que dieron forma al grupo, el disco y la película del mismo nombre. Publicado en septiembre de 1997, el álbum supuso una suerte de Big Bang para la música del mundo: no sólo convirtió parte del cancionero tradiciona­l de la isla en patrimonio de la humanidad, sino que definió algunas claves del rescate moderno de la música de raíz latinoamer­icana que persisten hasta hoy.

Para Torres, eso sí, el origen de todo fue algo más sencillo. “Fue simplement­e una gozadera entre compañeros de trabajo. Yo estaba muy emocionado porque había personas con las que nunca había trabajado, como Rubén (González) o ‘Guajiro’ Mirabal, íconos de la música cubana que yo admiraba mucho”, cuenta el músico de 65 años en una accidentad­a llamada telefónica desde su país natal, donde el acceso al wi-fi es prácticame­nte inexistent­e.

Si el éxito global de himnos como Dos gardenias o De camino a la vereda fue para el resto del mundo como encontrar el arca perdida, la nueva edición extendida del disco

Buena Vista Social Club (ver reseña en página 53), lanzada este mes con motivo de su aniversari­o 25, ayuda a completar los tesoros restantes del cofre. Es el caso de Vicenta, tema inédito cantado a dúo entre Eliades Ochoa y Compay Segundo, donde se puede escuchar cómo piden que cierren la puerta del estudio. O la hasta ahora desconocid­a La pluma. “Se grabaron muchos temas pero no todos salieron”, explica Torres, a quien se le puede ver haciendo magia con su laúd en un video revelado hace poco con la grabación de El cuarto de Tula, la de aquel épico solo que motivó el célebre grito en vivo de Segundo: “Está loco Barbarito, ¡hay que internarlo!”.

Pero el resultado del proyecto pudo haber sido muy distinto: la intención original de González y Cooder de hacer un disco que oficiara de puente entre Cuba y África, para el que invitaron a diversos instrument­istas de ese continente. “Pero los africanos nunca llegaron porque hubo mal tiempo. Hubiera sido una grabación muy distinta y a lo mejor hubiera pasado mucho, pero a lo mejor nada. La vida estaba destinada a que pasara con nosotros”, reflexiona.

Tras un cuarto de siglo en el que vio partir a casi todos sus compañeros, tocó en la Casa Blanca para Obama (“pusimos nuestro granito de arena”) e incluso se despidió con una gira del adiós que pasó por Chile en 2018, Torres cree que todavía hay futuro para Buena Vista Social Club.

“Tengo muchas expectativ­as porque en este momento Buena Vista está sin trabajar pero sigue vivo. Todo lo que hace falta es que pase la pandemia, que el mundo se estabilice y a lo mejor podemos volver a salir de gira. Este repertorio nosotros no la vamos a dejar morir mientras estemos vivos”. ●

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