TEMAS CANDENTES EN LA ONU
La nueva edición de la Asamblea General de Naciones Unidas dio una nueva oportunidad a los líderes mundiales para renovar la agenda con los temas de mayor interés internacional.
Los presidentes de América Latina no pudieron evitar la tendencia a usar este foro para la política interna, jactándose de logros propios (Brasil, Chile, Ecuador) y denostando a sus adversarios internos (Alberto Fernández). Pero también dedicaron atención a temas de cambio climático y pandemia, pero de modo desigual.
Pedro Castillo trató de culpar a actores externos por la devastadora acción de la pandemia en Perú, el país más afectado de
América Latina, con 200 mil muertos y apenas 29% de vacunados. Le siguen en la lista negra Brasil y Argentina, con 600 y 120 muertos respectivamente, proporcionalmente iguales entre ellos, pero menos que Perú. Bolsonaro insistió con el uso de cloroquina, idea disparatada según la ciencia. Además, aseveró que la legislación ambiental de su país es de las mejores del mundo, lo cual fue refutado por los expertos. Un papel parecido hizo Fernández, quien culpó al FMI y la administración anterior por sus problemas de endeudamiento, situación que su gobierno agravó. Poco explicó del bajo nivel de vacunación alcanzado en su país (44%) por su enfoque ideológico para elegir proveedores. Del otro lado del mostrador los países con políticas sanitarias más eficientes aprovecharon esta oportunidad para florearse, sobre todo Chile (90%) y Ecuador (85%).
Junto con la pandemia, la crisis migratoria también se presenta como tema crítico en América Latina. Algunos presidentes, sobre todo de Colombia, Chile y Uruguay, levantaron la voz para señalar el impacto negativo del populismo y las dictaduras, sobre todo en Venezuela, como factores de desestabilización socioeconómica regional. Paradójicamente, la mayoría de los presidentes latinoamericanos omitieron comentarios sobre las tres dictaduras de la región.