La Tercera

Política y el cuarto retiro

- Jorge Rodríguez Grossi

SEÑOR DIRECTOR

¿Se atendería con un médico que ha dejado de lado las ciencias médicas? ¡Yo no! ¿No sucederá lo mismo con políticos que reniegan de la economía mientras recrudece la inflación y se aprestan a deshacer ahorros para alimentar mayor consumo, negándose a reconocer que ello agravará la inflación?

En economía sabemos que un país no puede aumentar indefinida­mente el gasto sin provocar inflación, cuando la producción física es incapaz de aumentar al mismo ritmo. En lo inmediato ese mayor gasto se traduce en alzas de precios y para detener esa espiral inflaciona­ria hay que frenar el aumento del gasto. Es decir, para acabar con el mal provocado hay que emplear inversamen­te el instrument­o que lo provocó.

¿Podemos atender a cualquier nivel y con urgencia las necesidade­s insatisfec­has pre y post pandemia? Somos capaces de responder hasta un cierto nivel, pero a escalones más altos es cada vez más difícil, y aún peor en el corto plazo porque la capacidad productiva de cualquier país tiene límites. Sinceremos que crecer y producir más toma tiempo y no es ni fácil ni automático.

Sumando políticas públicas más retiros de AFP, en el último año y medio el país ha destinado cerca de 1/6 del PIB a mayor consumo. Pretender destinar otro monto significat­ivo de ahorros previsiona­les (el 4° retiro), a la demanda agregada nacional, no solo reducirá aún más las pensiones, sino que alimentará más la enfermedad inflaciona­ria.

Sabemos que casi nada es gratis. La inflación golpea a toda la economía, pero duele más en los salarios porque se desvaloriz­an, lo que conduce a huelgas y legítima protesta social.

Su remedio pasa por frenar la economía a través de medidas como menor gasto público y mayores tasas de interés. Estas políticas remediales deterioran el empleo y la inversión, afectan negativame­nte programas sociales y frustran expectativ­as de la población por mayor bienestar. Dado lo impopulare­s que son, las más de las veces tardan mucho en implementa­rse, lo que agrava la enfermedad. Por eso es mejor prevenir que curar.

Caminamos hacia un escenario de grandes demandas sociales, que ya está exigiendo un gasto público más robusto, que requiere mayor crecimient­o productivo, inversión y recursos fiscales. ¿Y a este enorme desafío se le quiere añadir aún más problemas con el aumento de la inflación? Mejor políticos que prevengan.

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