Política y el cuarto retiro
SEÑOR DIRECTOR
¿Se atendería con un médico que ha dejado de lado las ciencias médicas? ¡Yo no! ¿No sucederá lo mismo con políticos que reniegan de la economía mientras recrudece la inflación y se aprestan a deshacer ahorros para alimentar mayor consumo, negándose a reconocer que ello agravará la inflación?
En economía sabemos que un país no puede aumentar indefinidamente el gasto sin provocar inflación, cuando la producción física es incapaz de aumentar al mismo ritmo. En lo inmediato ese mayor gasto se traduce en alzas de precios y para detener esa espiral inflacionaria hay que frenar el aumento del gasto. Es decir, para acabar con el mal provocado hay que emplear inversamente el instrumento que lo provocó.
¿Podemos atender a cualquier nivel y con urgencia las necesidades insatisfechas pre y post pandemia? Somos capaces de responder hasta un cierto nivel, pero a escalones más altos es cada vez más difícil, y aún peor en el corto plazo porque la capacidad productiva de cualquier país tiene límites. Sinceremos que crecer y producir más toma tiempo y no es ni fácil ni automático.
Sumando políticas públicas más retiros de AFP, en el último año y medio el país ha destinado cerca de 1/6 del PIB a mayor consumo. Pretender destinar otro monto significativo de ahorros previsionales (el 4° retiro), a la demanda agregada nacional, no solo reducirá aún más las pensiones, sino que alimentará más la enfermedad inflacionaria.
Sabemos que casi nada es gratis. La inflación golpea a toda la economía, pero duele más en los salarios porque se desvalorizan, lo que conduce a huelgas y legítima protesta social.
Su remedio pasa por frenar la economía a través de medidas como menor gasto público y mayores tasas de interés. Estas políticas remediales deterioran el empleo y la inversión, afectan negativamente programas sociales y frustran expectativas de la población por mayor bienestar. Dado lo impopulares que son, las más de las veces tardan mucho en implementarse, lo que agrava la enfermedad. Por eso es mejor prevenir que curar.
Caminamos hacia un escenario de grandes demandas sociales, que ya está exigiendo un gasto público más robusto, que requiere mayor crecimiento productivo, inversión y recursos fiscales. ¿Y a este enorme desafío se le quiere añadir aún más problemas con el aumento de la inflación? Mejor políticos que prevengan.