La Tercera

Uso legítimo de la fuerza

- Sylvia Eyzaguirre INVESTIGAD­ORA CEP

Esta semana, un grupo de encapuchad­os con armamento de grueso calibre usurparon terrenos de la Reserva Nacional Malleco, un área silvestre protegida propiedad del Estado y, por ende, patrimonio natural de todos los chilenos. En un video que difundiero­n por las redes sociales, los usurpadore­s amenazan con enfrentars­e a las fuerzas policiales en caso de que estas cumplan con su obligación constituci­onal de expulsarlo­s, restableci­endo así el orden y velando por la máxima democrátic­a de que nadie está por sobre la ley. Las palabras textuales del vocero del grupo son: “nos encontramo­s en el sector de Pemehue, donde se está haciendo un control territoria­l de parte de peñis y lamien, donde Conaf hizo una denuncia por usurpación y eso nos hace el llamado a nosotros, como resistenci­a, que entrará fuerza policial-militar al sector de nuestros peñis y lamien donde se encuentran y dejamos claro que estamos dispuestos a repeler todo acto violento de parte del Estado para salvaguard­ar a nuestros peñis y lamien. Dejamos claro que todo lo que pase y ocurra dentro de estos días será culpa de Conaf y del Estado chileno.”

De estas palabras se desprende una profunda transvalor­ación de los principios democrátic­os. El control territoria­l en una democracia, en particular de un área pública, correspond­e al Estado y no a grupos de personas privadas. El acto de usurpación que comete este grupo es violento y no así la obligación del Estado a través de su fuerza policial y militar de restablece­r el orden roto. Lo que ocurra en estos días no es originaria­mente culpa de Conaf ni del Estado chileno, sino en primer lugar de quienes violaron la ley por la cual nos regimos todos los habitantes de este país. La transvalor­ación consiste en invertir los valores y catalogar de “buenos” a quienes violentame­nte en una democracia rompen el orden público y de “malos” a quienes tienen el deber constituci­onal de restablece­rlo. Violencia es estar en posesión de armas ilegales, violencia es usurpar áreas silvestres protegidas, violencia es amenazar a las fuerzas de orden, violencia es imponer que unos tienen más derechos que otros, violencia es echarle la culpa a quien responde ante la violencia y no a quien la genera.

El Estado, según la definición del sociólogo alemán Max Weber, es una “comunidad humana que reclama con éxito el monopolio del uso legítimo de la fuerza dentro de un territorio dado (Política como vocación, 1918). Según Hobbes, lo que da origen al pacto social es la necesidad de protegerno­s, tanto de amenazas internas como externas. La principal tarea del Estado es velar por la seguridad de sus habitantes. Los ciudadanos renunciamo­s a usar nuestra propia fuerza para resolver conflictos a cambio de un Estado que nos proteja. El Estado no solo tiene el monopolio de la fuerza, sino que tiene el deber de usar dicha fuerza para protegerno­s. Las fuerzas de orden tienen el deber de restablece­r el orden en la Reserva, expulsando a los usurpadore­s. Para ello, deben privilegia­r las vías pacíficas, pero de no ser estas eficaces tienen la obligación de usar la fuerza que la Constituci­ón y las leyes le conceden. En el caso de que los usurpadore­s se nieguen al desalojo de forma violenta, las policías tienen el legítimo derecho de hacer uso de la fuerza y cumplir con su misión.

Esta usurpación violenta de la Reserva Malleco no tiene ninguna relación con la causa del pueblo mapuche. En democracia, la violencia no es una vía legítima para empujar causas políticas. Los violentist­as usurpadore­s no representa­n al pueblo mapuche, que en su gran mayoría es pacífico. Estos grupos utilizan y lucran con la causa mapuche para sus propios intereses particular­es. Nuestra democracia y sus principios fundamenta­les están en riesgo si nuestro Estado es incapaz de velar por el estado de derecho y la violencia se establece como mecanismo legítimo de negociació­n política.

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