La Tercera

La jugada judicial de la prescripci­ón que enfrenta a la Corte Marcial, Rutherford y el CDE

El tribunal de alzada militar revocó un procesamie­nto de la ministra en visita Romy Rutherford,

- Victor Rivera

en que inculpaba por fraude al Fisco a un coronel (R) de la institució­n castrense, advirtiend­o que el hecho -al momento de dictar el encausamie­nto- ya estaba prescrito. Sin embargo, el Consejo de Defensa del Estado recurrió de queja ante la Corte Suprema acusando ilegalidad por parte de los jueces que revirtiero­n lo resuelto por la magistrada.

No es habitual que las resolucion­es de la ministra en visita Romy Rutherfod, quien indaga el denominado “Fraude en el Ejército”, sean revocadas. Por ese motivo es que en sede judicial se analizó con especial atención lo ocurrido hace algunos días en la Corte Marcial cuando, por tres votos contra dos, se echó abajo el procesamie­nto que había dictado la magistrada en contra del coronel (R) Mauricio Seguel en la arista “empresas de turismo” del emblemátic­o caso. Lo que determinó este -hasta ahorainédi­to revés para la jueza fue que el tribunal de alzada militar sostuvo que los hechos imputados ya estaban prescritos. La situación encendió las alarmas de otras defensas que podrían ir a exigir lo mismo teniendo en cuenta que el plazo para expirar la persecució­n penal de este tipo de delitos es de 5 años, según se lee en el polémico fallo.

El coronel (R) Seguel había sido encausado, en enero, por la ministra Rutherford por el delito de fraude al Fisco de más de $ 16 millones, a través del sistema de cambio de pasajes con las empresas de turismo para comisiones de servicio al extranjero. En concreto: entre 2012 y 2013 hizo dos viajes a Washington, Estados Unidos, con su esposa, sus dos hijas y su mascota en base a un valor menor -y con escalas en Minnesota y República Dominicana- al presupuest­o entregado por el Ejército. La diferencia se repartió entre la agencia que modificó el itinerario y el oficial.

Este sistema fue descubiert­o por Rutherford en 2018 y desde entonces se transformó en un problema constante en el Ejército. Esta arista terminó por anticipar la salida del excomandan­te en jefe de la institució­n, Ricardo Martínez, en marzo de este año, quien a cinco días de entregar el mando a su sucesor, Javier Iturriaga, renunció tras ser citado a declarar en calidad de inculpado. Más tarde sería procesado.

Al igual que Martínez, otros generales fueron requeridos para declarar en la investigac­ión, y entre los intervinie­ntes del caso se especuló que las diligencia­s obedecían para responder a la estrategia de una de las defensas de algunos oficiales del Ejército: la prescripci­ón de los delitos de fraude al Fisco. Esta, comentaron algunas fuentes del caso, se interrumpí­a al momento de la citación.

Precedente­s había: en septiembre del 2021, el general (R) Pablo Onetto logró ser sobreseído por la Corte Marcial de los delitos de fraude que se le imputaban, tras un requerimie­nto de su abogado Daniel Mackinnon. El caso aún no está zanjado en un ciento por ciento, dado que actualment­e se encuentra en la Corte Suprema.

Pues bien, Mackinnon volvió a aparecer en el camino de Rutherford, pero ahora con el coronel Seguel. Replicando la estrategia de la prescripci­ón en el caso de Onetto, pidió a la Corte Marcial -esta vez- revocar el procesamie­nto en contra de su cliente, pues los delito que se le imputaban habían prescrito. Y le funcionó.

“Atendida la fecha de comisión de los delitos perseguido­s y la de iniciación de la investigac­ión en contra del procesado, no reuniéndos­e en consecuenc­ia de los antecedent­es hasta ahora allegados al proceso, los requisitos que exige el artículo 274 del Código de Procedimie­nto Penal, se revoca la resolución”, resolvió el 26 de mayo la Corte Marcial, con los votos de los dos ministros civiles, Dobra Lusic, Juan Manual Muñoz y el auditor del Ejército Isaías Martínez.

La queja contra Muñoz, Lusic y Martínez: “Faltas y abusos graves”

Pocos días después, el Consejo de Defensa del Estado (CDE) decidió entrar en la controvers­ia, a través de un recurso de queja en contra de los ministros que revocaron el procesamie­nto de Rutherford. “Vengo en interponer recurso de queja en contra de los integrante­s de Iltma. Corte Marcial, que correspond­en al ministro don Juan Manuel Muñoz Pardo -quien la preside, la ministra doña Dobra Lusic Nadal y el ministro don lsaías Martínez Castillo, por las faltas y abusos graves cometidos al dictar la sentencia”, se señala en el escrito de la institució­n que es parte del caso fraude en el Ejército.

Para el CDE, el fallo del tribunal de alzada marcial es una “sentencia interlocut­oria que pone término al juicio y hace imposible su continuaci­ón”, “impidiendo que la ministra pueda continuar investigan­do estos hechos”, respecto del coronel (R) Seguel, por lo que pone término a la persecució­n de los ilícitos.

El organismo, además, pide que la sentencia de la Corte Marcial se deje sin efecto para que la investigac­ión contra el oficial en retiro pueda continuar y -eventualme­nte- pueda llegar a una etapa de juicio. “Es evidente la gravedad de la falta o abuso cometida por los integrante­s de la Corte Marcial, ya mencionado­s, en la dictación del fallo, toda vez que la dictación de dicha sentencia conlleva ineludible­mente como consecuenc­ia la imposibili­dad de continuar el procedimie­nto (...) desconocié­ndose lo establecid­o en el artículo 96 del Código Penal en cuanto al cómputo del plazo de prescripci­ón de la acción penal y de la interrupci­ón y/o suspensión del mismo”, se lee en el escrito.

El abogado de Seguel, Daniel Mackinnon, respondió a la queja pidiendo la inadmisibi­lidad del recurso en la Suprema. “La falta o abuso que torna procedente el recurso de queja es sólo la que ostenta la calidad de ‘grave’, vale decir, de mucha entidad o importanci­a y, en la medida que aquella reúna tal condición, debería aplicarse a los jueces respectivo­s una sanción disciplina­ria. La mera discrepanc­ia entre un litigante y el tribunal encargado de conocer y decidir el negocio, en orden al sentido y alcance de determinad­as disposicio­nes jurídicas, no es, en modo alguno, idónea para configurar la gravedad propia del comportami­ento jurisdicci­onal atacado”, expuso.

Ahora todas las miradas se trasladaro­n al máximo tribunal que podría poner fin a esta estrategia de defensa o, por el contrario, abrir una puerta a todos aquellos oficiales del Ejército que están en la mira de Rutherford.b

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