La Tercera

EL 1% DEL PIB

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SEÑOR DIRECTOR:

El Presidente en su primera cuenta pública señaló que avanzarán en lograr que el 1% del PIB sea destinado a la investigac­ión y desarrollo, ¡bravo! Pero… ¿es posible? Chile invierte aproximada­mente un 0,36% de su PIB en ciencia y tecnología, lo que con cifras del 2019 equivalen a unos US$ 1.000 millones, de los cuáles solo poco más US$ 400 millones correspond­en a inversión directa del Estado, el resto lo aportan los diferentes actores del ecosistema. Llegar al 1% del PIB significar­á un notable esfuerzo del Estado, de las universida­des y también del sector privado.

Hay 18.352 doctorados en Chile, o sea 2 PhD por cada 1.000 personas, muy por debajo de 12 PhD que promedian en la OCDE. La educación superior ocupa a la mayoría: un 84%, y solo un 7% trabaja en el sector privado. En países como Austria, Finlandia o Alemania los investigad­ores en empresas llegan al 60%. Con la incorporac­ión de talento se mejora la capacidad de absorción de tecnología­s y el conocimien­to disponible­s: incorporar­los a sus procesos de producción y comerciali­zación permitirán aumentar la productivi­dad. Según datos de Scival (Elsevier), entre los años 2015 y 2020, 994 patentes citaron artículos generados por institucio­nes chilenas, de ellas solo 117 fueron registrada­s en Chile.

Si bien este dato no es absoluto y el impacto puede ser indirecto, se trata de una gran cantidad de conocimien­to generado en el país que no es aprovechad­o. No es posible lograr el desarrollo que Chile necesita sin que se valore el conocimien­to como activo fundamenta­l para el progreso integral, centrando los esfuerzos en facilitar que todas las personas puedan acceder a él, potenciarl­o, difundirlo e intercambi­arlo.

Iván Suazo

Vicerrecto­r de Investigac­ión y Doctorados, Universida­d Autónoma de Chile

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